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¡Dios, alguien tiene que parar esta ejecución! No hay derecho a condenar a dos criaturas, una de ellas de 20 meses y la otra a punto de nacer, a la orfandad. No hay derecho a que sentencien a una mujer a la horca en pleno siglo XXI por un asunto que no compete a ningún tribunal ni gobierno. Y es que Meriam Yehya Ibrahim tiene 27 años, está casada, es la mamá de un bebé que no tiene ni 2 años, tiene ocho meses de embarazo y justo el Día de la Madre fue condenada a recibir 100 latigazos por adulterio y a morir ahorcada por apostasía. Pero sigue leyendo porque nada es como crees.
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Meriam fue criada por su mamá en la fe cristiana y como es natural se casó con un cristiano. Pero un tribunal sudanés la condenó a muerte por apostasía, es decir por abandonar la religión en la que nació, por no convertirse al Islam, la religión de su padre, que por cierto la abandonó a ella y a su madre, cuando la niña apenas tenía 6 años.
Por si fuera poco, fue condenada a 100 latigazos por adulterio. Y es que aunque Meriam nunca le ha sido infiel a su marido, según la ley islámica que impera en Sudán, el matrimonio con un hombre cristiano de Sudán del Sur (su legítimo esposo), es considerado nulo.
Embarazada de ocho meses como está, el tribunal sudanés le dio a Meriam tres días para retractarse de su fe y como ella decidió ser fiel a sus principios y a la religión con la que creció, después de dar a luz será ahorcada.
Alguien tiene que parar esta barbaridad. La libertad de culto es un derecho consagrado en la Declaración de Universal de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, de la cual Sudán es miembro, y cuyo artículo 18 reza:
"Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia".
Y además, el artículo 16 de la citada declaración establece que:
"Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio".
A Meriam se le están violando sus derechos humanos. Ya Amnistía Internacional alzó su voz en protesta por este atropello, y los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Holanda han instado al gobierno de Sudán a respetar la libertad de cultos, que también está consagrada en la propia constitución sudanesa.
Como Meriam está embarazada, las penas a las que fue sentenciada se le infligirán después de que de a luz en junio. ¡QUÉ HORROR!
Imagen vía Thinkstock