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¿Te imaginas qué sería de nosotras si no existieran los hisopos, el hilo dental, las exfoliadoras, el champú, el agua y el jabón y las afeitadoras? Viviríamos como hacía la gente en las cortes europeas: con pelucas hediondísimas y bañados en perfume para esconder los malos olores. Y es que amiga ¿te has fijado todas las asquerosidades que produce y almacena el cuerpo humano? Sigue leyendo para que veas que asco.
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Si eres de las que se le revuelve el estómago fácilmente, prepárate porque aunque no lo creas en tu cuerpo se anidan toda clase de residuos, células muertas y bacterias. La buena noticia es que la mayoría de esas cosas horrorosas que de sólo pensarlas me dan escozor, piquiña, picazón, comezón y ganas de ir a darme una ducha con agua hirviendo, son invisibles al ojo humano.
La lista de asquerosidades es interminable, por lo que sólo te menciono la primeras que me vienen a la cabeza:
1. Sarro en los dientes. Y si no te cepillas adecuadamente y usas el hilo dental por lo menos una vez al día, corres el riesgo de que esa placa ocasione terribles daños en tus encías y dientes. Yo hace rato que me desentendí de este problema no solo porque llevo años cepillándome con cepillos que tienen movimiento (con pilas), sino porque además ahora en lugar de hilo dental utilizo un aparatico que dispara agua a presión entre los dientes. Por lo mismo mis limpiezas dentales rutinarias son un paseo y siempre tengo mi boca limpia.
2. Mugre en el ombligo. Si como yo le limpiaste el ombligo a tus bebés con un hisopo y aceitito, pues ya sabes que esa parte de nuestro cuerpo, a la que jamás prestamos atención, es un verdadero depósito de mugre. Para evitar la acumulación de suciedad, te recomiendo que hagas lo mismo que hacías con tus hijos por lo menos cada dos semanas.
3. Células muertas en la piel. Leyendo aquí me entere de que la capa visible de nuestra piel está hecha de células muertas. No es que esto nos haga daño o nos contamine o sea particularmente asqueroso. Forma parte de los procesos naturales del cuerpo humano. Pero para eso y para tener una piel más tersa, suave y que huela rico es que se inventaron los exfoliantes. Yo cuando me ducho, me froto con unos guantecitos y gel de baño y este masaje activa mi circulación. Pero si además no me hago una exfoliación completa cada 10 días me siento como un cocodrilo.
4. Cera en los oídos. Creo que ni las abejas producen tanta cera en sus panales como los seres humanos en las orejas. Yo si no me limpio con un hisopo a diario, siento que mi aseo no está completo. Lo hago eso sí con mucho cuidado de empujar la cera hacia adentro, en cuyo caso con el tiempo puede terminar uno con un tapón y dificultades para escuchar. Si esto te ocurriera, unas gotitas de agua oxigenada dos veces al día ayudan a disolver la cera y eliminar el tapón.
5. Heces fecales. Por mucho que te limpies con papel toilette después de ir al baño o que recurras a las toallitas húmedas a las que todas nos hemos hecho adictas, te garantizo que siempre tendrás residuos de heces allí mismito. Para ello la solución es agua y jabón. Si no puedes enjabonarte cada vez que vas al sanitario, por lo menos enjuágate con agua tibia.
6. Mugre en las uñas. Haz una lista de TODAS las cosas que tocas con tus manos: pañales sucios, el pollo crudo de la cena, el picadillo para hacer las albóndigas, la bolsa de la basura, las llaves de tu auto y tu casa, tu teléfono celular. Ahora imagínate que a menos que te laves con agua y jabón y te cepilles las uñas allí donde adhieren al dedo, mucha de esa mugre se queda atrapada ahí "entre uña y carne". Por eso no hay nada mejor para enfermarse que el mal hábito de comer uñas.
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