Validar la vida de un ser humano incluye a mujeres y hombres, así que cultivar en nuestros hijos los valores esenciales para el respeto, debe llevar implícito el tema de la violencia de género. A pesar de que hemos avanzado tanto como sociedad, es increíble que aún existan ideas machistas en las que predomina todo tipo de maltrato hacia las mujeres y nosotras como madres tenemos una gran oportunidad de frenarlo a través de la educación que demos a nuestros hijos e hijas.
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Lamentablemente vivimos en una sociedad donde aún hay una diferencia muy marcada en el trato que se le da a las mujeres, es por ello que nuestros hijos deben aprender a respetar a las niñas desde muy temprana edad para que normalicen el respeto y la equidad de género.
Por otro lado, las niñas deben saber que tienen los mismos derechos, esto nos irá transformando en la práctica del respeto, de la igualdad y sobretodo con ello también estaremos aportando educación emocional para construir una sociedad mas sana y justa. Mira cuáles son los valores y las formas de respetar a una mujer y que ayudarán a nuestros hijos a comprenderlo y a lograrlo.
Escucha en nuestro pódcast 'Mamá Dice' consejos sobre cómo podemos contribuir a erradicar la violencia contra las mujeres:
El valor de la vida.
Comencemos por educar a nuestros hijos en el amor a la vida. Mujeres, hombres, niñas, niños y todo ser vivo desde el que podría ser considerado el más insignificante como una pequeña abejita o flor, tienen una labor importante en el sostenimiento de la vida. Y digo insignificante no por descalificar sino porque hasta un microorganismo invisible, es responsable del equilibrio de la vida. Enseña a tus hijos desde el amor a la naturaleza que todo está en el mundo para mantener un orden en pro de todos, nada merece maltrato. Todos y todas somos valiosos y valiosas.
El valor del ejemplo.
De nada servirían las palabras sin el ejemplo que les damos. Esto es imprescindible porque los pequeños deben ver que papá respeta a mamá y viceversa. Esto lo vivirán desde la forma en cómo se hablan, la forma en cómo se miran y se expresan el uno del otro o cómo se expresan de sus hijas, hermanas o madres. Tus hijos necesitan sentir que mamá y papá respetan a hombres y mujeres en general y que entre ellos hacen equipo y se tratan con amabilidad aún cuando están enojados. También deberán evitar asignaciones en casa desde los roles de genero, papá puede cocinar y mamá puede cambiar una llanta.
El valor del respeto.
Que los niños sepan que las normas de convivencia en casa y en la escuela están basadas en la práctica del respeto. Evitar las agresiones, respetar los espacios, hablar con amabilidad, evitar las burlas y humillaciones a las niñas o a sus hermanas en casa, aprender a esperar su turno, entre otras cosas, son acciones muy importantes que evitarán que se crea superior a una niña. Todos debemos respetarnos entre todos y esa es la premisa fundamental en cada conducta así que evitemos comentarios como: “Ese niño te molesta porque está enamorado de ti”, esto confunde a las niñas y crea una idea distorsionada del amor basado en la agresión.
El valor de la gratitud.
Es importante que los niños observen que en casa todos saben dar las gracias ante cada acción llevada a cabo por el bien común. Darle gracias a mamá o a papá por hacer el desayuno, darle gracias a su hermana por ayudarle con su tarea o por ayudarle con lo que sea. Cuando los niños aprecian y valoran las acciones de otros, aprecian la labor que cada uno tiene en el sistema y no diferencian si fue hecho por una mujer o un hombre, se enfocan en la acción y en el beneficio común. Es el principio para fomentar en ellos la empatía, la bondad y la generosidad que requiere nuestro mundo. Con ello, al mismo tiempo los sacamos del estereotipo de que el hombre debe ser insensible.
El valor de la autoestima.
Las niñas necesitan comenzar a experimentar su poder personal desde que son niñas. Hay que tener mucho cuidado y evitar el mensaje equivocado de que deben estar a la defensiva todo el tiempo. El amor propio también se enseña desde el ejemplo y ellas deberán ver que mamá está en una relación sana, estable y de respeto con papá o su pareja, que se cuida, que no se critica en ningún sentido y que se respeta a sí misma. También necesitan saber que valen por lo que son, no por un cuerpo bonito, una sonrisa bonita o por ser niñas lindas y obedientes.
El valor de la empatía
Los niños y niñas necesitan aprender a ponerse en el lugar de otros, un niño necesita reconocer lo que sentiría si fuera maltratado o agredido como aún lo hacen con muchas niñas así que sería importante invitarlo a reflexionar sobre ello con preguntas que lo ayuden a conectar con los sentimientos de las chicas. La empatía reduce la violencia porque ayuda a los niños a comprender cómo viven el mundo las niñas por ser niñas y de esta forma hacer un cambio de dirección con convicción. Un niño empático jamás utilizará la violencia como primer recurso para resolver un conflicto.
El valor de la responsabilidad social.
La violencia contra las niñas y mujeres en una responsabilidad social, es importante que tus niños te vean denunciar cualquier conducta que esté en contra de los derechos de una niña o de una mujer y ante la cual estés siendo testigo. A veces desde el pensamiento de: “no meternos en problemas”, o de “no tego tiempo para eso”, estamos contribuyendo de forma indirecta a que se sigan cometiendo injusticias. Si tus hijos te miran con este tipo de indiferencia, jamás entenderán que hay cosas que no debemos callar.
Ejercer la paternidad siendo cercano y sensible.
Tus niños deben observar a papá no solo como el proveedor de casa o como el que hace labores encasilladas como “de hombres” sino que también debe participar en la educación de sus hijos, ser cercano afectivamente y permitir que los niños conozcan su lado sensible. Es importante criar hijos que sepan que mamá y papá son seres humanos de carne y hueso y que ambos pueden ser tiernos y fuertes al mismo tiempo o que ambos son valientes, aunque a veces lloran. Dejemos a un lado la idea de que los hombres no lloran o que las mujeres son débiles.
El valor de la humildad.
Cuando le enseñas este valor a tus niños, ellos aprenden que todo mundo es digno y que no hay diferencia seas niño o seas niña. Sentirán respeto por todos y no infravalorarán a nadie. Es importante que, si tu hijo molestó a su hermana o a una niña en el colegio, se sienta capaz de pedirle una disculpa y busque la manera de enmendar la ofensa o la falta cometida. De igual manera, tu hijo debe observar este ejemplo en casa por lo que papá deberá tener la humildad suficiente y predicar con el ejemplo.
El valor de aceptar las diferencias.
Enseñar a tus hijos el amor al prójimo comienza por aceptar que efectivamente, existen diferencias biológicas entre niños y niñas y es parte de la naturaleza de cada uno pero eso no los hace ni superiores ni inferiores. Hay diferencias naturales en el cuerpo, pero no hay diferencias en la valía y dignidad. Evita comentarios sexistas que relacionen a las niñas con la debilidad o falta de fuerza o que relacionen las emociones con vulnerabilidad. Niños y niñas son seres humanos y seres sintientes a pesar de cualquier diferencia.
El valor del autoconcepto.
Las niñas deben definirse y vivirse fuera de todo rol o estereotipo, enséñales a que no busquen caber en ningún modelo o creencia establecida como: "Las niñas bonitas se ven mejor calladitas" o que "las niñas no juegan rudo". Comentarios así que las encasillan para que sean vulnerables a la violencia psicológica deben ser erradicados, tu niña debe definirse y sentirse cómoda desde quien es, desde lo que le gusta de ella misma, no desde lo que hace o deja de hacer.
El valor de la inteligencia.
Es importante que cuando tus hijos entren en la etapa adolescente, eviten desarrollar la falsa idea de que una mujer solo es valorada por sus curvas, por su belleza o por su físico, incluso hasta por su capacidad de procrear, las mujeres somos más que eso. La violencia de género puede fortalecerse en esta etapa donde los chicos piensan que las chicas son un objeto sexual o alguien a quien hay que admirar por su valor estético. Enséñales que las mujeres poseemos inteligencia creativa y que aportamos mucho a la sociedad y al mundo, eso es algo que necesitan reconocer desde pequeños.
Practica la sororidad y no critiques a otras mujeres.
Una cosa es la opinión que tengas con respecto a alguien y otra cosa es que tus hijos te escuchen a ti o a papá lanzando comentarios lascivos o degradantes hacia otras mujeres. Entre mujeres es importante apoyarnos y si tú escuchas a tus hijas o hijos haciendo referencias con palabras que degraden a una mujer, debes poner freno porque esto es algo de lo que también favorece que la violencia hacia la mujer crezca y aunque tus hijos te digan que es broma, pídeles que no hagan comentarios de este tipo. La sororidad o fraternidad entre mujeres, es algo que apoya el respeto a la mujer, practícala.
El valor del respeto la independencia y autonomía de las mujeres.
Es importante que tus hijos observen que papá o la pareja de mamá es respetuoso de los planes y proyectos personales de mamá, que no la limita y que mucho menos la controla con celos o actitudes posesivas. Recuerda que la violencia a la mujer puede ser producto de los aprendizajes que se dan en casa por lo que es muy importante que exista la congruencia necesaria para que los hijos e hijas aprendan de ti que la libertad y autonomía es indispensable para vivir felices y sin ningún sentimiento de culpa.
Deben respetar el “no”.
Tus hijos deben saber desde pequeños que jamás deben transgredir los límites que una niña les marque con respecto al contacto.Por otro lado, tus hijas también deben ser determinantes al marcarlo y sentirse con confianza de hacerlo, práctica con ellas y hazles saber que nada ni nadie tiene derecho a hacerlas sentir incómodas o a hacer cosas que las incomoden. Es importante que sepan que un “no” a cualquier acercamiento, debe ser respetado. El acercamiento debe ser consensuado en todos los sentidos, es algo que pueden aprender desde pequeños cuando se trata de contacto físico y cuando son adolescentes, deben tener muy claro que los límites y el respeto en su práctica sexual es imprescindible la aceptación mutua sin abuso de ningún tipo.
Karina Suárez Fernández es Psicologa clínica, psicoterapeuta y mamá de dos adolescentes.
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