¿Mamá envidiosa yo? No. ¡Cómo crees! Si yo adoro a mis hijos. Son mi luz, son mi vida, Sería un monstruo si llegara a sentir eso hacia mis hijos. Eso no es de buenas madres, es de malas personas. Eso fue lo primero que pensé cuando Martha Alicia Chávez, en su libro Tu hijo, tu espejo, mencionó que una de las emociones ocultas o reprimidas que muchas madres pueden tener hacia sus hijos es la envidia y en muchas ocasiones odio. Es por ello que aquí te expongo las razones por las que algunas madres pueden sentir odio y envidia inconsciente hacia sus hijos. Además, hay algunos consejos importantes para resolverlo.
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Más allá de verlo como algo terrible, es necesario entender que es una realidad que muchas madres pueden vivirr. Son sentimientos inconscientes. Hay que entender las emociones humanas y aceptarlas, ese es el primer paso para la resolución de ello. Ser madre implica muchos retos en la crianza y no podemos basarnos en un manual de instrucciones sin tomar en cuenta las emociones e incluso las proyecciones de nuestra historia de vida que están latentes en nuestro trato hacia nuestros hijos.
Escucha estos consejos para sanar las emociones negativas hacia tus hijos en este episodio de nuestro pódcast 'Mamá Dice':
Odiar a tu hijo implica que odias algo de ti misma que ves reflejado en él o en alguna de sus conductas.
El efecto proyectivo del que habla Martha Alicia en su libro "Tu hijo, tu espejo", puede estar traducido en sensaciones de rechazo, malestar, desesperación inmediata o frustración de tu parte. Esto te lleva a sentir un enojo profundo y a veces incontrolable que te impulsa a ser muy reactiva o incluso agresiva con él. Alguna de sus conductas te recuerda a una parte de ti que no puedes aceptar. Puede que su personalidad te reviva recuerdos sobre tu propia personalidad y eso genere un cortocircuito entre ustedes.
Consejo: Identifica la conducta que rechazas y ubica qué es lo que te recuerda de ti misma.
Más allá de sentir que tu enojo está dirigido a la esencia de tu hijo, reconoce que lo que puede llevarte a un nivel de irritabilidad emocional elevado puede ser la conducta de desorden, impuntualidad o rebeldía, por ejemplo. Si tú le pones un nombre a esa actitud o conducta que rechazas, sabrás cuál es la causa del distanciamiento emocional e incluso del coraje que sientes para con el o ella y por lo tanto resolverás en ti aquello que quieres resolver a través de él.
Tus hijos reactivan las heridas de tu infancia y eso te puede hacer odiar una parte de ellos.
Si a determinada edad viviste abandono, rechazo, humillación, traición o injusticia de tu mamá, papá o cuidadores principales, puede que repitas la misma historia de manera inconsciente siguiendo un patrón de crianza con tus hijos parecido al que viviste. Es por ello que debes salirte del piloto automático e identificar si estás teniendo conductas parecidas a las que tuvieron contigo. Se honesta contigo misma, no lo disfraces con tal de evitar sentimientos de culpa. Busca ayuda profesional si es necesario.
Consejo: Ubica las heridas de la infancia no resueltas en ti y no repitas el mismo patrón de crianza.
Si a determinada edad viviste abandono, rechazo, humillación, traición o injusticia de tu mamá, papá o cuidadores principales, puede que tú repitas la misma historia de manera inconsciente siguiendo un patrón de crianza con tus hijos parecido al que viviste. Es por ello que debes salirte del piloto automático e identificar si estas teniendo conductas parecidas a las que tuvieron contigo. Se honesta contigo misma. No lo disfraces con tal de evitar sentimientos de culpa. Busca ayuda profesional si es necesario.
Puedes sentir envidia y manifestarla de formas encubiertas con mensajes o acciones.
Mensajes como: “Yo a tu edad ya hacia…” o “Mis padres jamás me permitieron lo que tu haces”, evidencian el inconsciente de mamá o papá que se asoma para decir que sienten envidia porque a los hijos les tocó vivir una experiencia diferente por encontrarse en otro contexto de vida y época. Incluso, en el fondo sienten enojo por que los hijos sí tienen privilegios que ellos cuando niños no pudieron tener. Es una mezcla de emociones.
Consejo: Evita frases con las que les quieras demostrar que su vida está llena de privilegios.
Sé que tu intención puede ser la mejor, sin embargo, debes encarar que en el fondo tu propia niña interna, quien no pudo vivir los mismos privilegios, puede estar enojada y perder noción de la realidad presente. Conéctate con tu estado adulto y reconoce que estás entrando en un estado de deseo de algo que no pudiste vivir. Si te das cuenta de que es envidia inconsciente y evitas sentirte la peor de las madres por ello, podrás eludir estas frases con convicción porque sabes que provienen de tu niña interior enojada.
Puedes sentir envidia cuando tus hijos se atreven a hacer algo que tú no pudiste hacer.
Si tus hijos se rebelan y sobrepasan límites en su vida de forma sana, son capaces de luchar por sus derechos e incluso toman decisiones que tú por miedo no tomaste, también puedes sentir envidia. Incluso es posible que intentes que ellos vean la vida como tú, que decidan como tú y actúen como lo hiciste en situaciones parecidas. Puedes retirarles el apoyo emocional e incluso ponerte en su contra y eso puede ser encubierto por una aparente preocupación, cuando en realidad es envidia.
Consejo: Aprende a escuchar y a respetar la personalidad y deseos de tus hijos.
Tus hijos pueden sacarte canas verdes por ser muy arriesgados o perseverantes en lograr sus metas. Si tú te dejaste llevar por temores y eso impidió perseguir tus metas no significa que ellos deban hacerlo de la misma forma. Analiza tu enojo. Pregúntate porque te sientes tan furiosa y enfrenta la posibilidad de que tu desacuerdo tiene que ver con aquello que no te atreviste a hacer y te da coraje que ellos sí se hayan atrevido. No los hagas sentir culpables por ello, mejor resuelve en ti misma y se más perseverante en tu vida.
Una forma de odio puede ser la sobre protección.
La sobre protección conlleva sentimientos de culpa por darte cuenta de que no puedes establecer la conexión que te gustaría tener con alguno de tus hijos. Quizá te sientes muy distante emocionalmente y esto te puede provocar remordimientos. Es por ello por lo que decides sobre protegerlos para acallar tus sentimientos de culpa compensando con una crianza extremadamente permisiva o con una protección exagerada.
Consejo: Dale las responsabilidades pertinentes a su edad y reconoce tus remordimientos.
Como puede ser algo inconsciente, lo primero que debes hacer es aceptar que tiendes a sobre protegerlos, después intenta explorar tu historia para que puedas descubrir lo que te está causando remordimiento. Si necesitas descubrirlo con un profesional de la salud emocional busca el apoyo para que puedas encarar lo que estás sintiendo y resolverlo de una forma sana.
Cuando quieres vivir los deseos que no lograste llevar a cabo en tu vida a través de tus hijos.
Quizá quisiste ser bailarina, actriz, cantante, veterinaria, astronauta o lo que sea y te quedaste con las ganas de probar esa experiencia que por diferentes circunstancias de la vida no pudiste llevar a cabo. El problema de odio surge cuando no respetas los deseos y habilidades de tus hijos queriendo que se conviertan en un mini tú para que cumplan tus sueños frustrados. Sin darte cuenta los estás utilizando para cubrir tus carencias no resueltas.
Consejo: Respeta los gustos, deseos, habilidades y potencial de tus hijos y hazte cargo de lo que dejaste inconcluso.
Nunca es tarde para lograr tus sueños, no importa el paso del tiempo, intenta encontrar caminos alternativos para no quedarte con las ganas de lo que dejaste pausado. No quieras que tus hijos sigan tus pasos porque ellos tienen su propio camino. Tus hijos pueden hacer lo que tú les pides con tal de complacer las expectativas que colocas en ellos, pero pueden ser muy infelices por hacer algo que no les gusta. Es importante que primero aceptes que estás en esta dinámica de lo que no resolviste para que con convicción dejes de presionarlos.
Muestras envidia cuando te victimizas sobre tus carencias de la infancia y les dices lo afortunados que son.
Cuando entras en un estado de dolor y sufrimiento frente a ellos estás siendo bastante egoísta, aunque no sea tu intención. Esta manera de buscar que aprecien y valoren la vida sabiendo que tú no tuviste las mismas oportunidades puede generarles sentimientos de culpa y por lo tanto sentir que te arrebataron algo. Así que como podrás darte cuenta, no es el camino más sano para que valoren su vida. Contarles historias sobre tus sufrimientos comparándolas con la vida tranquila que ellos llevan es una forma indirecta de envidiar su circunstancia.
Consejo: Evita quejarte con ellos de la vida que llevaste, mejor busca ayuda de un terapeuta.
Tus hijos no son tus amigos o confidentes. Las cosas que les compartes pueden dejarles huellas emocionales importantes, aunque no sea tu intención. No hay ningún objetivo que pueda considerarse saludable cuando te colocas en una postura de “pobre de mi” frente a ellos. Al contrario, pueden sentirse impotentes ante tu actitud porque no saben cómo ayudarte. Así que mejor busca la ayuda de un terapeuta que te sabrá orientar de forma adecuada para que superes cualquier situación difícil que hayas vivido en tu historia de vida.
Muestras odio encubierto cuando los chantajeas emocionalmente diciéndoles a todo lo que tuviste que renunciar por ellos.
La intención clara que hay detrás del chantaje es que ellos te valoren pero que al mismo tiempo se sientan en deuda contigo. Repito que, aunque tú no lo notes, lo haces de manera inconsciente y puedes provocar que ellos se sientan con necesidad de pagarte emocionalmente todo lo que indirectamente les estás cobrando con este tipo de mensajes. Toda renuncia en tu vida fue por decisión propia. No puedes hacer sentir a tus hijos responsables por ello. La maternidad es tu responsabilidad, así como también cómo decidiste vivirla.
Libéralos de cualquier tipo de deuda emocional que les hayas adjudicado de manera involuntaria.
Quizá tu intención consciente nunca fue chantajearlos. Aunque si descubres que lo has hecho evita hacer este tipo de comentarios y hazles saber que cualquier decisión que tomaste debido a tu maternidad fue voluntaria y de una mujer adulta capaz de pensar en lo que es mejor para todos como familia. Evita comentarios en donde les digas que tus renuncias fueron por ellos ya que lo que hay detrás es un mensaje encubierto de: "Si no fuera por ti yo no hubiera…"
Ahora puedes escuchar el contenido de MamásLatinas donde quiera que estés, a través de nuestro podcast Mamá Dice. Cada episodio contiene tips prácticos enfocados en la crianza positiva y saludable. Escúchanos en tu plataforma de podcast favorita.