Ser un papá moderno implica que papá quiere y no solo debe estar más involucrado en la crianza de sus pequeños. Hoy en día, esto se ve con más frecuencia ya que a diferencia de antes, muchos padres latinos se sienten libres de ser amorosos, cariñosos y sobre todo padres ejemplares que pueden participar en la educación de sus hijos. Para lograrlo, han tenido que sobrepasar las barreras del pensamiento tradicionalista y machista para poder vivir con total entrega la experiencia de estar totalmente involucrados, presentes y como participantes activos en el cuidado de sus niños.
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El tiempo pasa, los contextos cambian y las formas de ser papá también. Aunque a muchos y muchas todavía les cuesta trabajo romper con las creencias que encasillaban a la figura de papá como el proveedor y lo excluían de todo lo concerniente a la educación con amor, los pensamientos deben cambiar. Papá también quiere y siente la necesidad de estar presente. Además, su participación es fundamental para el sano desarrollo de sus hijos, por ello debes eliminar de tu repertorio de creencias estos estereotipos que leerás a continuación.
Ahora puedes escuchar el contenido de MamásLatinas donde quiera que estés, a través de nuestro podcast Mamá Dice. Cada episodio contiene tips prácticos enfocados en la crianza positiva y saludable. Escúchanos en tu plataforma de podcast favorita.
Saca de tu mente el prejuicio que dicta: Eso es cosa de mamás.
Es necesario que quede claro que en la práctica de la maternidad y la paternidad hay acuerdos pactados con respecto a la repartición de responsabilidades. Nada está establecido, cada pareja decide cómo encuentra el equilibrio en esta labor siempre pensando en el bienestar de sus hijos. No existen las labores especiales de papá o labores especiales de mamá. Cada familia decide cómo acomodar estos roles más allá de prejuicios machistas o de ideas culturales establecidas que determinan lo que cada uno tiene que hacer para ser un buen padre o una buena madre.
Los papás suelen ser inmaduros e irresponsables.
Este es un pensamiento basado en el hecho de que papá tiende a ser juguetón y brusco con sus hijos por lo que muchas madres piensan que no tienen conciencia en cuanto a los cuidados y la seguridad del pequeño. Si bien es cierto que a veces el juego con los pequeños suele ser dinámico y a veces intenso, un estudio del 2021 del programa de investigación Padres y Familias de la Universidad de Newcastle, en Australia, destacó cómo el juego brusco que intercambian los padres con sus hijos ayuda a moldear el cerebro infantil y hasta construye la autoestima y la concentración.
La madre es la única que sufre los efectos de un embarazo.
Esto es un total prejuicio ya que el dolor físico y la incomodidad que puede sufrir mamá durante el embarazo no implica que papá esté libre de preocupaciones o incluso de impactos en el organismo. El cuerpo de la mujer está biológicamente preparado para esta labor y es un proceso de la naturaleza. El padre está presente cuando acompaña emocionalmente a mamá en todos los cambios del embarazo e incluso de acuerdo con algunas investigaciones, también puede tener nauseas, irritabilidad e incluso antojos y a esto se le llama Sindrome de Couvade.
Los padres apoyan a las mamás.
Esto es un estereotipo que demarca los roles de género. Sin embargo, ambos forman parte del proceso de ser padres, tanto mamá como papá son participantes activos en todo lo que pasa alrededor de la vida y crianza de sus hijos, no es que uno apoye al otro o que uno dé y el otro solo reciba. Es una labor compartida que demarca el trabajo en equipo sustentado en el amor, el cariño y la confianza. Te aseguro que muchos padres agradecerían que se les tomara en cuenta como parte importante de la ecuación no solo como una ayuda extra que necesita mamá.
Papá debe ser el proovedor del hogar.
Muchos padres siguen educando a sus hijos varones bajo la idea de que ellos tendrán que encargarse de la manutención de una casa y una familia por lo que se enfocan en formarlos en esta idea de ser productivos y prácticos, olvidando por completo la parte emocional y poniendo un peso que los puede angustiar desde edades muy tempranas. Por otro lado, a sus hijas les pueden dar el mensaje equivocado de que la vida no les tocará tan complicada porque serán cobijadas por el soporte económico que les brinde su pareja. Esta idea es obsoleta, hoy en día la manutención es responsabilidad de ambos y la repartición de responsabilidades económicas y de casa depende de los acuerdos que establezcan.
Los papás siempre están ocupados trabajando.
Si bien es cierto que las actividades y la rutina de trabajo pueden consumir el tiempo, esto le puede suceder tanto a mamá como a papá. Muchas veces los padres se ven sumidos en sentimientos de culpa debido a estos estereotipos que indirectamente los excluyen de las decisiones de casa debido a su ausencia por rutina de trabajo. Frases como: “tú nunca estás y por eso no te dijimos” o “como casi no estás en casa por eso no te enteras de nada”, son estocadas que llevan un mensaje oculto ya que excluyen totalmente la participación de padre.
El padre tiene que ser la figura de autoridad y no puede ser sensible.
Nada más falso que esto. Lamentablemente esta creencia provocó que muchas generaciones de padres escondieran lo que sienten ocultando sus emociones con la intención de verse como la imagen dura y que pone orden en casa. Todo ello, sustentado en la falsa idea de que la disciplina la tiene que imponer papá. Así que, si tienes rezagos de estas costumbres tradicionalistas en tu repertorio de creencias, más vale que la vayas dejando a un lado porque en realidad la autoridad la ejercen ambos, tanto la madre como el padre. Por otro lado, los métodos de disciplina han cambiado tanto que habría que encaminarlos a la salud mental y emocional de los niños.
El padre es el que tiene el poder en la familia.
Lamentablemente el estereotipo del proveedor conlleva a esta forma de mirar la posición de poder en una familia. Incluso hablar de que hay una cabeza de familia impide la integración de roles y el equilibrio en las actividades de mamá y papá. Por ello es importante otorgar el poder a todos, nadie es más que otro, tanto mamá como papá como los hijos criados en la familia, tienen derechos y obligaciones. Si papá es quien tiene el poder adquisitivo, eso no lo hace ni más ni menos poderoso y mucho menos le da el derecho de tomar el control de la vida de su familia a través del dinero.
El papá que se entrega a su paternidad arriesga su crecimiento laboral.
La idea de que papá puede perder oportunidades de éxito por enfocarse tanto en sus hijos, es totalmente falsa. Ahí tenemos el caso del famoso empresario Chris Gardner quien llevó su vida a la pantalla grande contando su historia en la película: “The Pursiot of Happyness” protagonizada por Will Smith y quien desde su ferviente entrega como papá pudo cumplir sus sueños más grandes logrando ser un exitoso hombre de negocios. Para él, la paternidad era algo muy importante en su camino de vida y supo combinarlo con la búsqueda de su autorrealización. Ninguna fue impedimento de la otra.
Los papás no tienen instinto materno.
Déjame darte una noticia, las mamás tampoco lo tenemos. Muchos estudios han confirmado que tanto la maternidad como la paternidad humana son aprendidas. Podemos tener intuición, conexión y contacto emocional que ayuda a descifrar las señales de nuestro bebé y los papás también lo pueden desarrollar igual que mamá. Esto, lo determina el tiempo de contacto y acercamiento amoroso que tienen con su bebé siendo un papá presente. Por lo tanto, el vínculo y la conexión no es exclusiva de las madres, los padres también lo pueden experimentar. El vínculo es algo que corresponde a ambos.
Un papá hogareño está dominado por su pareja.
Que triste ver que aún existe una sociedad que mide la masculinidad a través de la ausencia de participación en el hogar. Incluso hoy en día muchos papás reciben burlas o comentarios de sus amigos o familiares cuando son criticados por pasar tiempo en el hogar conviviendo con sus hijos o porque participan en labores de hogar como el preparar la comida, lavar los trastes o cambiar el pañal al bebé. En muchas ocasiones, he escuchado bromas descalificativas en frases como: "Mandilón", "Tu esposa te pega", "te tienen dominado” entre otros que me parecen una ofensa a la paternidad responsable.
Un padre presente es el padre y esposo perfecto.
El hecho de que papá sea un padre participativo, responsable e interesado en el desarrollo sano de sus hijos, no lo convierte en el mejor hombre del mundo ya que también puede cometer errores. Esto también proviene de en una idea tradicionalista de que hay pocos hombres así, llegando a idealizar conductas que deberían de ser naturales en la participación del bienestar familiar. La obligación e incluso el derecho de ser papá no es un plus, cuando es participativo, amoroso y entregado con sus hijos es lo esperado, no es algo extraordinario o que merezca una alabanza.
Un niño necesita solo a su madre, puede vivir perfectamente sin su padre.
Si bien es cierto que la naturaleza, la cultura y la educación apoyan la idea de la importancia de la madre en la vida de un niño, no quiere decir que el padre solo sea un adorno que contribuyó con su semilla a la gestación de un bebé. La presencia de un padre en la vida de sus hijos es fundamental ya que algunas de las características que pueden tener los niños con padres presentes incluyen el hecho de que suelen tener mejor rendimiento académico, mayor motivación, desarrollan un plan de vida con entusiasmo y seguridad, sentido de pertenencia y además también desarrollan más capacidad de empatía y solidaridad.
El padre es el que castiga y la madre es la que procura y cuida.
Empecemos por mencionar que en el contexto actual el método tradicional de premio y castigo en los niños es totalmente obsoleto y está comprobado que no funciona para una educación consciente y respetuosa. Y es peor aún, cuando esta educación o estilo de crianza también se enfoca en encontrar una figura a la cual hay que temer porque castiga para que los niños se porten bien, se coloca a papá como el malo de la historia y a la mamá como la buena, lo cual no es justo ya que la figura del padre no tiene por qué llevar esta carga.
Los padres son valientes y nunca tienen miedo.
Si bien es cierto que los niños pueden ver a papá como el más fuerte del mundo, es importante que también sean vistos como seres humanos de carne y hueso que se equivocan, que son emocionales y que también tienen miedos. Papá es visto como la figura de fortaleza, pero al mismo tiempo insensible, como el que debe sostener a la familia siempre entero y ecuánime. Claro que papá puede expresar dicha fortaleza, aunque jamás a costa de ocultar sus debilidades o de ocultar sus miedos. Lo mejor es que los niños estén conscientes que mamá y papá también sienten temor,que también se equivocan y que aveces pueden llorar.
Karina Suárez Fernández es Psicóloga clínica, psicoterapeuta y mamá de dos adolescentes.