No heredes a tus hijos los sueños frustrados que no has podido cumplir. Ellos no son una extensión de ti. Lo mejor es que no deposites ninguna expectativa para que cumplan tus sueños. Aunque sean nuestros hijos, comprendamos que no nos pertenecen. Ellos irán decidiendo a lo largo del camino cuáles son las elecciones que los impulsarán a ser plenos y felices. Ten mucho cuidado de forjar en tu mente un futuro que solo será su decisión, ya que si bien es cierto que como padres tenemos una labor formativa en cuanto a inculcarles valores para que sean personas de bien, eso jamás debe irrumpir en sus propias metas de vida. Esa elección no nos corresponde. Es importante no cruzar esa línea.
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El hecho de que sean niños o niñas no les quita su individualidad. Tus hijos te irán mostrando sus talentos desde edades tempranas y es importante que los impulses a desarrollarlos. Incluso si estos talentos se salen de las expectativas que habías imaginado. Ellos deben sentirse libres de ser ellos mismos con sus virtudes y defectos. Es por ello que en esta nota te comparto algunas razones por las que debes frenar si te descubres presionando a tus hijos para que cumplan tus sueños frustrados.
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Porque guiarlos no te hace dueña de sus decisiones.
Necesitamos comprender que la orientación y la formación que reciban nuestros hijos será desde el “respeto a su individualidad”. Muchas veces me he encontrado en la consulta a padres que quieren convertir a sus hijos en una mini versión de ellos mismos. Es tal el deseo de que hagan lo que tu no pudiste o dejaste inconcluso en tu vida, que llega un momento en que los niños pueden desdibujar su propia personalidad con tal de complacerte desde la admiración y el amor. Así que ten cuidado.
Porque interfieres en su autonomía.
Te reitero, tus hijos “no te pertenecen”. Aunque suene muy fuerte, es solo una llamada de atención a tu conciencia y a tu capacidad de observación para que identifiques la forma en cómo desempeñas tu papel de mamá o papá cuando se trata de permitirles “ser ellos mismos”. Esto puedes medirlo en las formas que tienes de protegerlos o sobreprotegerlos ya que si te descubres en acciones donde haces todo por ellos, resuelves todo por ellos, les dices qué hacer y cómo hacer todo porque "así lo harías tú", no estás respetando su individualidad. Por lo tanto, también estás impidiendo que desarrollen la confianza que requieren para tomar decisiones y vivir de acuerdo a sus decisiones.
Das el mensaje equivocado de que están haciendo las cosas mal.
Cuando tienen sus propios deseos y te comparten sus gustos o sus sueños a futuro y estos no compaginan con tus expectativas. Es muy probable que con lenguaje directo o indirecto les comuniques tu desacuerdo en cuanto a lo que quieren ser y hacer. Antes de dar una respuesta cerrada con argumentos que solo se basan en cuestiones establecidas como: “eso no es una actividad seria o eso no te va a ayudar a ser alguien en la vida o eso que quieres es un sueño que pocos logran”, te muerdas la lengua. No les rompas sus ilusiones. Mejor, se abierta y receptiva a sus razones y haz la pregunta: ¿Por qué te gustaría ser o hacer eso?
Porque les provocas estrés.
Cuando tus hijos sienten la presión directa o indirecta de tu necesidad de vivir a través de ellos exigiéndoles que desarrollen una habilidad que a ti te hubiera gustado desarrollar, sin preguntarles si quieren o están de acuerdo, estás empujándolos a hacerlo con tal de complacerte y quitarse la presión de encima. Puede que tus exigencias sean muy sutiles y disfrazadas partiendo de premisas como: “Yo creo que tú serías feliz si practicaras más…”.
Solo lo hacen para complacerte.
Tus hijos se encontrarán con sus propias habilidades y talentos a lo largo de su desarrollo. Es algo que irán descubriendo de manera progresiva y que quizá los lleve a explorar diferentes caminos. Si prueban la ruta que has elegido para ellos o la ruta que les propones indirectamente y te das cuenta de que no les gusta, lo notarás de inmediato porque los niños no saben mentir y tu intuición de mamá tampoco. Así que por más ganas que le pongan para lograrlo, hay una parte de ti que sabe que sólo lo hacen para complacerte así que no los fuerces a permanecer en donde no quieren estar.
Pueden vivir su adultez con frustración.
Si tus hijos cumplen tus sueños, es evidente que podrían estar dejando de lado los suyos. Aunque muchas veces las madres podríamos pensar que por ser niños aún no saben lo que quieren, recuerda lo que te dije en el punto inicial, una cosa es orientarlos y otra pensar por ellos. Es necesario que todo lo que prueben, provenga de su esencia personal y sea totalmente sintónico con su personalidad y sus propios anhelos. De lo contrario, cuando sean adultos podrían reprocharte todo el tiempo que no se sienten felices en el camino que tú elegiste por ellos y para ellos. Lo mejor es que las cosas no lleguen hasta allá y pares a tiempo si has notado que tienes este tipo de influencia en ellos.
Pueden sentirse rechazados.
Si sienten que no están cumpliendo tus expectativas, podrían pensar que no son suficientemente buenos y que por lo tanto los vas a rechazar. Puede que luchen con todas sus fuerzas para convertirse en lo que tú deseas. Sin embargo, en el fondo gestarán una sensación de que los estás reprobando. Es importante que evalúes qué está sucediendo en tu interior cuando te sientas molesta con tus hijos debido a que no están siendo como esperas y que cambies esta actitud buscando apoyo y orientación de algún terapeuta que te pueda ayudar a dejar de presionarlos.
Pueden sentir sus virtudes como defectos.
Si tus hijos sienten que no valoras sus propios sueños y sus habilidades o que los minimizas y descalificas como algo sin importancia, se confundirán pensando que sus habilidades no son virtudes sino defectos, puesto que no te agradan. Evita comentarios que puedan desacreditar sus pequeños deseos y logros. Al igual que mensajes como: “Eres bueno en…pero serías mejor en…” y “lo haces bien, pero eso no te dará éxito”.
Se sienten inseguros al tomar decisiones.
Si decides todo por ellos les estarás impidiendo aprender a tomar decisiones. Es posible que te consulten cada paso que dan con la intención de recibir tu aprobación y así saber que van recorriendo el camino adecuado y cumpliendo tus expectativas. Esto impide que desarrollen una herramienta básica para la vida que es el pensamiento crítico y la toma de decisiones. Es por ello que, con tu cuidado, respaldo y protección, debes permitirles ser ellos mismos e incluso que se equivoquen para que puedan vivir en carne propia la experiencia que los lleva a saber que sí y que no quieren para su vida.
Cuando adulto puede sentir un vacío emocional.
Debido a que no les permites explorar sus propios caminos y que se sienten forzados a aprender actividades que no los satisfacen, con el paso del tiempo pueden llegar a un punto en donde se sientan insatisfechos con su vida. Muchas veces viviendo el éxito desde lo que tú les inculcaste o impusiste como éxito, pero sin esa chispa interna que lleva a todo ser humano a sentirse pleno cuando hace lo que le gusta y para lo que se siente destinado desde sus dones. Esto implica que existe el riesgo de que no le encuentre sentido a su vida a pesar de tener buenos logros.
Les es difícil ser auténticos.
El hecho de estar atentos a cumplir tus sueños los lleva a convertirse en quienes "no son" frente a ti, aunque puede que en otros espacios de su vida se comporten como sí quieren fuera de tu supervisión. Es como si formaran una doble identidad sintiendo que su "verdadero yo" está equivocado y sintiendo que solo lo pueden mostrar en determinados momentos por miedo a que los vayas a desaprobar. Esto puede provocar que en otros entornos se conduzcan de una forma muy distinta.
Sienten sobrecarga de responsabilidad.
Cuando sienten que las miradas están puestas en ellos y sus logros pueden estar aprisionados en su propia mente y tener una gran responsabilidad para hacer las cosas perfectas en cuanto a lo que se espera de ellos. Esto pasa mucho a los niños que practican deportes y que son reconocidos por las medallas que ganan. Por ejemplo, hace poco fueron las olimpiadas y se habló mucho del tema de la salud mental de los deportistas, ya que es importante impedir que las expectativas de otros afecten la tranquilidad y paz interior de los competidores.
De adultos se pueden rebelar con las figuras de autoridad.
Es tanto el rechazo que crean a lo largo del tiempo hacia aquella actividad impuesta, que cuando son adultos, todo aquello que les suene a imposición los puede conectar inmediatamente desde la memoria emocional a esos momentos de infancia donde se sintieron obligados a desarrollar una actividad que no les gustaba. Por lo tanto, pueden comenzar a rebelarse diciendo “no” a todo aquello que les suene a orden o indicación donde sientan que su opinión no es tomada en cuenta, desarrollando una actitud de oposición como manera de resolver su historia de vida.
Pueden tener problemas de autoestima.
Los niños pueden sentir que si no son amados por mamá y papá cuando no logran progresos en sus prácticas de actividades impuestas, entonces sentirán poco amor hacia sí mismos. Lo que pueden percibir como un rechazo o desaprobación externa, puede llegar a convertirse en desaprobación interna y desarrollar una personalidad débil y vulnerable. Tendrán dificultades para poner límites e incluso pueden ser víctimas de abuso emocional por parte de otros.
Porque aprenden a invalidar sus propias emociones.
Al sentir que sus propios sueños, deseos y emociones son invalidados por mamá y papá cuando manifiestan su desagrado ante la actividad impuesta, sobretodo cuando les dicen frases como: “estas son cosas de niños, es cuestión de que lo domines”, pueden desarrollar la idea equivocada de que sus emociones no importan. Podría ser difícil para ellos hacerle caso a lo que sienten reprimiendo sus emociones y por lo tanto también podría serles difícil expresarlas. Sin embargo, la frustración encontrara alguna forma de escapar ya sea desde una enfermedad psicosomática o desde la apatía.
*Karina Suárez Fernández es psicóloga clínica, psicoterapeuta y mamá de dos adolescentes.
Escucha las razones por las que no debes forzar a tus hijos a seguir tus deseos frustrados en nuestro podcast.
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