Hay mañanas en la escuela de mi hija, en la que me dan unas ganas inmensas de gritar, "¡Odio a todas las mamás!"
Odio a las mamás que hablan con sus hijos como si fueran idiotas. Odio a las que les hablan como si fueran adultos y supieran física cuántica. Odio a las mamás que estorban en el pasillo. Odio a las mamás que se ponen a platicar con otras mamás de cosas estúpidas de mamás. Odio a las mamás que cada mañana quieren hablar con la maestra. Odio a las mamás que toman diez minutos en despedirse de sus hijos, pero sobre todo odio a las mamás que dicen que sus hijos son "perfectos".
¿Les han tocado esas mamás?, generalmente son estadounidenses y les da por decir cosas como: "mi hijo es un genio".
No puedo soportarlo.
Uno espera que dos segundos pasen para que te digan que es "broma", pero no señor, no es broma. Así lo creen y así lo ven, y además se lo comparten a todas las demás mamás.
Este tipo de comentarios no son frecuentes en México lindo y querido. Uno puede compartir con los abuelos -quizás- este tipo de pensamientos, pero definitivamente no le andas diciendo a otras mamás que tu hijo es un genio.
Hay días que las mamás de la escuela organizan tomarse un café juntas, después de dejar a los hijos. Casi siempre declino la invitación, pero a veces opto por ir, por aquello de ser más "sociable" en los círculos de mi hija.
Y he notado que casi siempre llego contando un problema matutino maternal, para tratar de quebrar el hielo con los únicos temas que a estas mujeres les gusta tratar.
Así es que cuento cosas como que: "Diego no se quería quedar en la escuela y pataleó", "Juliana se puso insoportable porque no le quedaba bien la coleta", "mis hijos me pelean por el lunch todos los días", "Juliana no se come ni media fruta", trivialidades de ese estilo, cosas normales de mamás normales.
Pero más bien "no tan normales" en estas reuniones, pues una vez que termino mi discurso maternal de apertura, observo que a mi alrededor hay puras caras de: "Ay, que pena por ti que tienes esos hijos y que eres tan mala madre".
Estas mamás, se diferencian de mí -que digo lo que es- porque comparten cosas como: "mis hijos son genios", "mis hijos comen de todo. Les fascina el brócoli", "mis hijos hacen todo lo que les digo, obedecen, hacen la tarea, se bañan solos desde que tienen dos años y a las 7:30 PM ya están dormidos sin decir ni pío"
¿Pues saben qué, mamás gringas? No les creo.
Ser padre o madre puede ser una dicha, pero también es un trabajo difícil. Los niños requieren de mucho tiempo y energía. No son tan fáciles de educar y siempre surgen batallas. Y además: ningún hijo es perfecto. Pero sobre todo, ninguna madre es perfecta.
La realidad es que este tipo de reuniones -y sobre todo mis reflexiones al terminar- hacen que crezca un abismo inmenso entre esas mujeres y yo. Me imagino que el decir que sus hijos son perfectos, es la manera de decir que ellas están haciendo una labor de madre perfecta, y por lo tanto evitan ser juzgadas.
La verdad es que nadie tiene porque juzgarnos y mucho menos si estamos entre "madres", pues todas sabemos lo complejo de ese trabajo. Pero si prefieren hacerse tontas y sólo hablar de mentiras, o del frío y del calor, pues sean felices.
Gracias a Dios tengo mis amigas gringas y latinas normales y honestas, con quienes me puedo sentar a renegar del rol de mamá y de todos nuestros demás problemas.
Pues si nosotras no nos damos apoyo como mamás, ¿quién nos lo va a dar?.
Por lo pronto, no vuelvo a esos cafecitos mañaneros con ese grupo de madres con hijos genios, pues no sólo no tengo una hija genio, sino que disto mucho de ser una madre perfecta.
¿Te sucede lo mismo con las otras madres de la escuela de tus hijos?, ¿crees que es algo "cultural", hablar siempre de lo bueno de los hijos y ocultar lo malo? Me encantaría saber qué opinan.
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