Existe un terrible dilema en el que a veces nos encontramos las madres de hijos adolescentes y es que no sabemos cuándo acercarnos a ellos o cuándo darles el espacio que necesitan para que no se sientan invadidos. Para nosotras como madres es muy confuso ya que sus formas de comunicación son muy distintas a las que tenían con nosotras cuando eramos niños. Es una etapa en la que nuestros hijos están buscando su identidad, persiguen la autonomía e independencia, pero al mismo tiempo requieren de nuestra guía y orientación. Es por ello que debemos aprender a descifrar las señales ocultas y estar muy atentas a los mensajes que hay detrás de muchas de sus conductas, sobre todo en aquellas en donde nos piden ayuda a gritos.
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Aunque nuestros hijos adolescentes hacen todo lo posible para darnos a entender que no requieren de nosotros o que no les hace falta nuestra guía, en realidad nos necesitan más cerca que nunca. La búsqueda de la identidad y la incapacidad que aún tienen para medir efectivamente las consecuencias de sus acciones son un punto fundamental por el que debemos estar cerca.
A pesar de su aparente ‘distanciamiento y rebelión ante ciertos límites’ tienen formas muy particulares de pedir ayuda cuando se sienten en medio de algún problema o cuando no saben si están tomando la decisión correcta. Así que deberás ser muy observadora, intuitiva y captar estas señales que te comparto.
Señal: Está teniendo cambios muy abruptos en su estado de ánimo y está sumamente irritable en casa.
Aunque pareciera ser algo normal de esta etapa, debes estar atenta a los momentos en los que pasa de la risa al llanto o incluso cuando una broma que hace solo unas horas le parecía graciosa se convierte en motivo de discusión o enojo. Hay temas que lo ponen irritable y que evita abordar y quizá de manera indirecta está pidiendo tu ayuda para ser escuchado. También puede ser una forma en la que esté conteniendo una emoción y busca fugas repentinas.
Consejo: Evita engancharte en una discusión y hazle saber que estás notando estos cambios de humor.
Es común que en esta etapa haya emociones que sean disfraz de otras que hay debajo. Es decir, puede que sientan miedo por algo y lo expresen con enojo. Incluso puede que sientan felicidad y lo expresen con indiferencia. Es parte de la búsqueda de identidad. Sin embargo, antes de pelear con ellos y pedir a gritos que te respeten, lo mejor es hablar pausadamente y en un tono neutro, haciéndole saber que notas su irritabilidad, que quizá quiera platicar contigo y que puedes escucharlo si quiere.
Señal: Comienza a enfermarse con frecuencia, principalmente por causas psicosomáticas.
Durante la revisión médica la causa principal de la dolencia que lo aqueja es el estrés. Por ejemplo, problemas de gastritis, colitis, migraña o cualquier dolencia que el médico encuentra como causa de origen emocional. Esto significa que está viviendo momentos de tensión y que quizá no te esté compartiendo por temor a ser regañado, señalado, juzgado o incluso limitado. Los adolescentes temen mucho al hecho de perder libertad o incluso temen el hecho de sentirse vigilados ya que eso le impide la exploración que quieren vivir ante el mundo. Sin embargo, no pueden controlar muchas variables y ello podría causarles estrés.
Consejo: Hazle saber que lo apoyas y pregúntale qué es lo que más le preocupa en este momento de su vida.
Por favor, ten cuidado de no desvalorizar sus preocupaciones o problemas, recuerda que su contacto con el mundo y los problemas que pueden vivir son acordes a la etapa y no por ello son más o menos importantes que los problemas de otros. Así que no hables a la ligera de sus preocupaciones, aprende a escucharlos con atención y revisa su entorno social. Pregunta a sus maestros si todo está bien en el colegio o de vez en cuando platica casualmente con sus amigos más cercanos.
Tiene cambios notorios en el apetito, altera su forma de alimentarse y se obsesiona con el peso.
Es algo ante lo que debes estar muy alerta, los trastornos en la conducta alimentaria pueden comenzar en la adolescencia. Si notas que se salta comidas, que está demasiado preocupada o preocupado por las calorías e incluso que sus conversaciones comienzan a girar en torno a la apariencia física y a tener críticas sobre su cuerpo, es necesario que supervises más de cerca su alimentación.
Consejo: Consulta con una nutrióloga que le enseñe sobre alimentación consciente.
En este caso es muy importante que juntas busquen ayuda profesional. Comer con conciencia es algo que ayuda a muchas adolescentes a vivir desde la autoaceptación fomentando una imagen adecuada de sí mismas. No basta con hacer dieta, es muy importante que sea guiada por un experto que le enseñe las formas adecuadas de alimentación necesarias para su organismo y que al mismo tiempo le generen una conciencia diferente sobre la alimentación y la apariencia.
Se acerca a ti en momentos del día, aunque no te dice nada, solo te está rondando.
Es probable que quiera compartirte algo pero que no sepa cómo decírtelo, no sepa de qué manera expresarte lo que siente o lo que le está pasando. Su acercamiento pueden ser una forma indirecta en la que te pide que le preguntes si necesita algo o simplemente una forma en la que busca iniciar una conversación. No esperes a que tome la iniciativa y comienza una conversación trivial para preparar un terreno de confianza.
Consejo: Propón una actividad para que la realicen juntos y puedas abrir un momento de comunicación.
Si te ha estado rondando sin decirte nada, lo peor que puedes hacer es decirle que sospechas que algo le pasa o que quiere algo de ti. Te aseguro que eso cerraría de inmediato las posibilidades de comunicación. Lo mejor es que prepares el terreno con alguna actividad como salir a correr juntos un rato o incluso preparar un postre o quizá ver juntas una película. Ese momento puede ser idóneo para tener una conversación en la que hablen de diversos temas y quizá ahí brote de manera natural aquello que no se ha atrevido a compartirte.
Notas que ya no quiere platicarte de sus amigos y dejó de tener vida social de repente.
Tiene cambios repentinos en su forma de socializar y deja de compartirte cosas relacionadas a sus amigos. Incluso, si le preguntas sobre ellos evita el tema o lo evade. Además, está triste y desmotivado. Es posible que esté teniendo problemas con su círculo social o incluso que ya no se sienta identificado con ellos. También puede que no se esté sintiendo cómodo con ellos, esté perdiendo el interés o en el peor de los casos se esté sintiendo obligado a hacer cosas que no quiere hacer.
Consejo: Cuéntale anécdotas personales de alguna experiencia difícil en tu vida social cuando adolescente.
Evita cuestionarle el hecho de lo que percibes con respecto a sus amigos y su vida social ya que podría sentirse vigilado e incluso interrogado. Lo mejor es que de repente, en una conversación cotidiana, saques el tema y lo platiques. De esa manera estarás dándole un consejo indirecto de la forma en cómo lo resolviste y es probable que se sienta comprendido sin que le digas que estás hablando de su caso.