
Es sumamente preocupante cuando sientes que la vida de tu hijo es un misterio. Sin embargo, si la preocupación te lleva a convertirte en una detective que quiere saberlo todo, corres el riesgo de ahuyentar su confianza. La comunicación es un arte y más si se trata de la que se tiene en familia. Para que el diálogo fluya de manera natural es necesario un ambiente que fomente la confianza suficiente para que el menor se acerque a platicar porque “quiere” hacerlo y no porque “debe”. Llenarlo de preguntas nunca será el camino.
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Comunicarnos con nuestros hijos no es fácil. Sin embargo, no se trata de que recopiles información sobre ellos. Que te cuenten todo depende mucho de que perciban tu intención genuina de conectarte emocionalmente. Una buena comunicación requiere ciertos pasos. Primero, debes proveer un ambiente cálido que favorezca el acercamiento.
La comunicación familiar es algo necesario para conocerlos mejor, para saber lo que pasa en su entorno, saber cómo se sienten, pero sobre todo para que sepan que cuentan contigo en las buenas y en las malas de manera incondicional. Esto es lo que ayuda a que se acerquen sin miedo a ser juzgados.
Así que, si quieres que tus hijos sean transparentes contigo, que se comuniquen y confíen en ti, mira estos tips que te comparto y que estoy segura que te serán de mucha utilidad.
No lo presiones, quizá le cueste trabajo poner en palabras lo que siente.

Si desde tu intuición de mamá notas que está experimentando alguna situación complicada en su vida, no lo presiones con preguntas del tipo: ¿Qué te pasa? ¿Por qué no me cuentas lo que te pasa? ¿No confías en mí? Esto sólo bloqueará la comunicación y podría negarse a hacerlo, simplemente por el hecho de sentir que lo estás forzando y no estás respetando su proceso.
Tip: Pídele que te nombre un color o que dibuje algo que describa lo que siente.

Las comunicación a través de los colores, las formas y las texturas pueden ayudarle a describir sus emociones sin necesidad de ponerlo en palabras. A veces nuestros hijos ni siquiera saben explicarlo porque tampoco lo han comprendido. Es mejor que te acerques a ellos desde una intención de comprender su emoción sin que se sienta obligado a verbalizarla. De esta manera primero aprenderá a identificar para después aprender a expresar.
Por muy inocente que te parezca un comentario, jamás te burles o descalifiques su sentir.

Desde la ternura que te provoca su ingenuidad, podrías estar desacreditando la importancia emocional ante la situación que te comparte. Esto te cerraría las puertas de la comunicación ya que, aunque su mundo te parezca diminuto y sus preocupaciones también, recuerda que para tu hijo representan experiencias de nuevas, por lo que requiere de tu comprensión.
Tip: Escúchalo con toda tu atención y aceptación.

Algo que funciona mucho es que recuerdes tu propia infancia. Conéctate con tu niña interior y desde ahí ubica las necesidades de tu hijo. Por muy insignificante que te parezca su experiencia, no olvides que lo que le pase le representa su concepto del mundo. Así que dale la importancia que merece su sentir y valida sus problemas dándoles la atención que merecen.
Conoce sus motivaciones sin presionarlo, sin emitir juicios o etiquetas.

Pregúntale sobre sus metas desde una actitud de aceptación incondicional. Si bien es cierto que nuestra labor de mamás es formativa y educativa, no quiere decir que debamos cambiar la esencia de nuestros hijos. Respeta sus gustos, evita las críticas y las etiquetas. Omite frases como: "Es que eres demasiado…" o "eres muy…" Toda actitud de crítica o limitación de su escencia pueden bloquear la comunicación.
Tip: Pregúntale: Si tuvieras un genio de la lámpara cuáles serían tus tres deseos.

Si desconoces lo que le motiva y ni él mismo sabe cómo expresártelo, abre la conversación usando la imaginación y compártele tus propias respuestas ante la pregunta de fantasía con mucho entusiasmo. De esta forma entras en su mundo y le darás un giro interesante a la conversación despertando su curiosidad sobre aquello que más desea construir, ser o vivir en su vida. Intercambiar respuestas abre la confianza y no se sentirá interrogado.
Utiliza una tarde de películas como un buen momento para hablar.

Existen momentos pedagógicos que se pueden dar de manera natural como una oportunidad para conversar sin forzar un diálogo. Si hay algún tema de tu interés que te gustaría abordar, que te preocupa o simplemente que le quieres instruir, lo mejor es que lo hagas de forma que pueda ser compartido desde una experiencia y no desde respuestas a un interrogatorio.
Tip: Pregúntale: Si tú fueras tal personaje qué harías diferente.

Puede ser una historia, un cuento o una película que vean en familia. Enseñar valores a tus hijos a través de determinados filmes puede resultar muy favorecedor porque representa formas de comunicación paralela que dejan en ellos un mensaje y que al mismo tiempo pueden compartir en una conversación donde hablen de alguien más sin que se sientan observados, cuestionados o señalados.
Conéctate con sus emociones y evita transmitirle tu propia angustia cuando no quiere hablar.

Aunque la incertidumbre puede llevarte a experimentar miles de pensamientos catastróficos (sobretodo en la adolescencia), debes tener cuidado y no permitirte que tu mente vuele hacia lo peor. Si notas tristeza, frustración, indiferencia o apatía, es casi seguro que está viviendo una experiencia particular a su etapa de vida y quizá no te la quiera compartir. Eso no significa que esté viviendo lo peor. No le quites atención pero tómalo con calma.
Tip: Hazle saber que sabes que algo no está bien y déjalo elegir el momento para conversar.

Refléjale la emoción que percibes, algo así como: “Te noto preocupado”, ¿Te gustaría hablar de eso? Quizá te diga que no, sin embargo, habrás sembrado una semilla de empatía que lleva el mensaje implícito de que cuando él o ella lo decidan, ahí estarás para escucharlos. Dale la libertad de sentir sin condicionarlo a una conversación.
Acepta cuando te equivocas, esto libera a tus hijos de la carga de tener que ser perfectos.

Ser humanos es parte de la vida. Aunque los hijos tienden a ver a sus padres como superhéroes y busquen cumplir sus expectativas para complacerlos, es importante que ellos te perciban una mamá de carne y hueso para que no se sientan presionados a alcanzar un ideal de perfección. Así te compartirán tanto sus logros como sus fracasos sin sentir que los vas a rechazar por ello.
Tip: Comparte historias de tu vida donde les hables de tus fracasos.

Hay una frase que dice que el fracaso es sinónimo de éxito. Es que aprender en la vida desde el ensayo y el error es algo que siempre nos acompañará en nuestro encuentro con las experiencias. Es importante que tus hijos te compartan también sus desilusiones y mucho más importante es que no los juzgues por ello. Si notan que tú eres capaz de aceptar los momentos de equivocación o fracaso, sentirán alivio y no tendrán miedo a ser criticados por ti.
Aprende a escucharlo dándole importancia a sus opiniones y sugerencias.

Cuando es validado en su criterio se siente parte importante de la familia y que es tomado en cuenta. No importa la edad que tenga, cuando tú lo escuchas con atención y le das la oportunidad de compartir una opinión con una actitud de verdadera escucha, desarrollará confianza, seguridad y será muy hábil en su pensamiento crítico. Además, se sentirá confiado a compartir lo que piensa.
Tip: Cuéntale algún problema que le puedas compartir y pídele un consejo.

Por favor, evita decirle frases como: “Estás muy pequeño o muy joven para comprenderlo" o “te falta experiencia”. Los consejos de tus hijos, las opiniones y sugerencias pueden estar cargadas de ingenuidad pero eso es lo que las hace valiosas. Dale la importancia debida a su punto de vista y tómalo en cuenta. Es importante que se sienta respetado por sus opiniones.
Acepta que no te lo va a contar todo, necesita tener sus espacios de privacidad.

Nuestros hijos tienen derecho a preservar ciertas cosas para ellos y aunque nos aterre la idea de pensar que nos ocultan cosas porque están haciendo algo malo, debes soltar la necesidad de quererlo controlar y fiscalizarlo en todo. Lo único que logras con eso es que se cree un círculo de distancia entre ambos generada por una lucha de poderes totalmente innecesaria.
Tip: Respeta su intimidad, está aprendiendo a fortalecer su autonomía.

No lo tomes personal, no sientas que te excluye de su vida cuando lo único que está haciendo es atravesar por una etapa en donde requiere individualidad e incluso madurar. Quizá es en su trayecto hacia la adolescencia donde notes mucho más sus silencios. Puedes estar pendiente de su entorno, aunque es importante que le permitas privacidad como parte de su crecimiento.