Esos pensamientos tan horribles por los que prefieres dejar tus sueños de lado y traicionarte a ti misma son como voces espantosas dentro de tu cabeza que te detienen para tomar riesgos o te frenan para cumplir tus más grandiosos deseos. Y cuando es por el qué dirán, te aseguro que estarás condenada a la esclavitud mental. Y es que esa frase tan sonada tiene tanto poder, que puede destrozar en instantes tu esencia y tu motivación para vivir genuinamente tu vida. Las barreras que te pones por lo que otros podrían pensar, pueden traerte consecuencias terribles. Mira algunas de ellas.
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Por supuesto que las opiniones de los demás pueden resultar valiosas e importantes. Sin embargo, tomar lo mejor de cada punto de vista y analizarlo, es muy diferente a paralizarte y congelar tus sueños dejando que otros manejen el timón de tu barco, solo para querer agradarlos o por buscar su aprobación debido a tus complejos.
Si antes de tomar decisiones importantes para tu vida, la primera pregunta que resuena en tu cabeza es: ¿Y que van a pensar los demás? Significa que ya estás atrapada en la trampa de la complacencia. Mejor ten cuidado y no permitas que esta pregunta domine tu vida porque el costo puede ser sumamente elevado. Así que toma nota.
Te sientes culpable todo el tiempo por no cumplir las expectativas de los demás.
Con tal de evitar el sentimiento de culpa, prefieres someterte a lo que los otros esperan de ti. Puedes renunciar a tu vocación, a tus amigos o incluso a tu proyecto de vida con tal de que los otros estén contentos y con tal de sentirte aceptada.
No permitas que te condicionen, el amor a cambio de condiciones no es amor.
Quizá en el fondo de tu corazón, tu niña interior piensa que será amada a través del sacrificio de dejar de ser tu misma y de dejar tus sueños de lado con tal de acompañar a otros en los suyos. No mendigues amor dejando de ser tu misma.
Puedes vivir en una cárcel de deseos frustrados y sentir demasiada amargura en tu vida.
Nada peor que vivir una vida llena de insatisfacciones por no cumplir los deseos más anhelados. El exceso de realismo pensado en frases como: Ya para qué, eso no es para mí o, ya no tengo oportunidad, son el peor veneno para tu vitalidad.
Por favor, nunca dejes de perseguir tus sueños, aunque no recibas aprobación
Mientras respires, mientras te muevas, mientras lo sigas llevando en el corazón, siempre habrá oportunidad de que lo logres. No le des todo el peso de tu decisión a la aprobación de otros. Si tu te sientes feliz y tu deseo no daña a otros, ¡Hazlo y punto!
No encuentras tu identidad y por lo tanto eres poco sincera y los demás lo notan.
Haces tan evidente el hecho de que no tienes criterio, que, en lugar de ser aceptada, podrías ser rechazada porque denotas falta de sinceridad y acciones basadas en la aceptación y la conveniencia. Esto te quita fuerza y te hace una persona poco confiable.
Mantente firme en tus convicciones, no te traiciones a ti misma por complacer a otros.
Te aseguro que te sentirás fatal si traicionas a ti misma yendo en contra de tus convicciones. No quiero decir que seas terca o necia. Te repito lo que te escribí antes, puedes escuchar opiniones y tomar lo mejor pero jamás dejes de ser tú misma.
Puedes vivir en la parálisis total por miedo a ser criticada y por lo tanto no tomas riesgos.
Es tanta tu necesidad de aprobación que puedes estar pendiente de todo lo que haces y quererlo hacer “perfecto” para evitar las críticas. Esto puede generarte mucha angustia y por lo tanto evitarás tomar riesgos y volver tu vida muy lineal o aburrida.
Deja de estar pendiente de otros, de lo contrario no alcanzarás tu autorrealización.
Solo tenemos una vida y hay que vivirla con una finalidad para que valga la pena. Esa finalidad tiene que ser alcanzar tu autorrealización en lo que a ti te de plenitud. Y si eso no le da plenitud a los demás, no significa que tú estés mal. No quieras ser un borrego por buscar cosas diferentes.
No confías en ti misma y pides opinión o aprobación para todo lo que haces.
Es como si te quedaras atorada en la infancia. Como tu foco de atención está puesto en lo que los demás dicen, con el tiempo pierdes la capacidad de ser una mujer adulta capaz de tomar decisiones. Pero ya olvidaste como hacerlo.
Olvida el mal hábito de pedir opinión o permiso para todo lo que quieres hacer, confía más en ti.
Eres una mujer con todo el potencial hasta para equivocarse. Aunque suene trillado, sabes que de los fracasos se aprende. No te cobijes demasiado en el control que otros pueden ejercer sobre ti. Se puede convertir en algo muy cómodo pero muy dañino para tu crecimiento personal.
Te vuelves una mujer invisible ante los demás porque al no hacer nada, o decir nada, te anulas.
Frases como: Lo que tu digas, como tu lo elijas, yo hago lo que tu consideres correcto; son un claro ejemplo de que no das ni tu punto de vista, ni tu opinión. Lo haces con la intención de sentirte aceptada, pero como podrás darte cuenta, esto implica que te conviertes en nada.
Oblígate a dar tu punto de vista y expresa lo que sientes.
Echa a andar a tu pepe grillo interior y dialoga contigo dándote la confianza suficiente para poder animarte a expresar asertivamente lo que piensas. Necesitas un diálogo interno que te motive, una sabiduría interior que te diga: “puedes decir lo que piensas”.
Te vuelves hiper vigilante de las opiniones de otros y esto te pone a la defensiva todo el tiempo.
Puedes caer en una cierta paranoia ante la crítica y por lo tanto justificas cada cosa que haces, aunque no te lo pidan. A veces, podrías ver críticas en donde no las hay y por lo tanto sentir que todo mundo te ataca.
Reflexiona sobre la realidad y pregúntate: ¿Qué tan grave es la crítica de otros sobre mi vida?
Notarás que todo está en tu mente. Que en realidad las consecuencias no son tan catastróficas como tu crees. Que solo es cuestión de que te detengas un instante y te aterrices. De esta forma poco a poco dejarás de estar tan pendiente.
Tu actitud se vuelve tibia y reflejas demasiada inseguridad con tu lenguaje corporal.
Puedes volverte muy insegura, buscar aprobación con la mirada, tener un lenguaje corporal que refleje miedo, tu voz suena temerosa e incluso puede temblar. Esto es terrible porque nublas tu capacidad de expresarte con firmeza.
Habla con seguridad , practica la postura de la mujer maravilla frente a un espejo.
La ciencia ha confirmado que mantener esta postura con las manos en la cintura y la espalda bien erguida con las piernas ligeramente separadas, es una postura que te da confianza y seguridad.
Confundes la empatía y la compasión con la auto anulación y por lo tanto te dejas chantajear.
A veces puedes obligarte a ser demasiado comprensiva con los otros y puedes caer en sus chantajes. Complacer a otros por sobreprotección, es también una forma de anularte. Si no quieres ser la mala de la historia, puedes caer en una actitud de sumisión innecesaria.
No te dejes chantajear con frases como: Yo lo haría por ti, o, esperaba que lo hicieras por mí.
Si cualquier acción solicitada por otros, va en contra de ti, de tus convicciones, o simplemente de tus deseos, aprende a decir no. Los otros no dependen de lo que tú hagas o dejes de hacer, no te sientas mal por ello.
Te cuesta trabajo recibir las críticas constructivas y te niegas a escucharlas.
Te justificas cuando alguien quiere hacerte una aportación positiva, te cuesta trabajo analizar el comentario que solo lleva la intención de que mejores. Indirectamente culpas o responsabilizas a otros con la frase: Si, pero si no fuera por… yo no hubiera….
Acepta las críticas constructivas y aprende a escuchar para que te sea de utilidad en tu crecimiento.
Puedes considerarte una mujer imperfecta, todos nos equivocamos y aprendemos de ello. Si para ti una crítica representa rechazo, no estarás tomando lo mejor de ella.