Más allá de estar o no de acuerdo con la elección que muchos padres hacen con respecto a las formas de disciplinar a sus hijos, me gustaría enfatizar la importancia que tiene el hecho de que los hijos adolescentes aprendan de sus experiencias desde la convicción y el verdadero análisis reflexivo de sus conductas. Los adolescentes tienden a ser impulsivos y les es difícil pensar en los efectos de una decisión reactiva. El problema en la actualidad es que el acceso a la tecnología, unido a que se dejan llevar por el momento genera una bomba de tiempo en donde la exposición masiva los coloca en el ojo del huracán siendo blanco de críticas destructivas que pueden destrozar en segundos su autoestima. Es por ello que el reciente caso del video de un padre obligando a su hija a disculparse en las redes por compartir videos en TikTok haciendo twerking debe ser visto desde el fondo de la situación y no desde la forma.
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Así pues, en mi opinión profesional, respeto mucho los criterios educativos que cada padre elije para sus hijos, sobre todo cuando lo hacen con la mejor intención. Sin embargo, en el caso de este video es importante considerar que hay dos opciones, te castigo por la conducta o busco la forma de que reflexiones genuinamente sobre ello.
La comunicación es necesaria en función de la conducta reactiva e impensada y así, evitar en la medida de lo posible atentar contra la esencia, exponiendo aún más a nuestros hijos. Cuando se enfoca el para qué de determinadas conductas, es mucho más fácil la comunicación y es ahí cuando puede surgir una sana unión en la que ambos, padre e hija puedan hablar desde la consciencia clara y el entendimiento de lo que hay detrás de este tipo de impulsos. Es por ello que te comparto estos consejos.
Este es el video de la joven pidiendo disculpas luego de compartir varios videos en TikTok haciendo twerking.
Este video se ha hecho viral y todo el mundo está hablando de él en las redes sociales. ¿Hizo el padre lo correcto? Algunos en las redes lo llaman héroe y aplauden su acción, mientras que otros lo llaman villano. Más allá de opinar sobre si el padre lo hizo bien o no, me enfocaré en compartir algunos consejos y estrategias para que tú como padre o madre puedas evitar este tipo de situaciones con tus hijos y sepas cómo corregirlos.
Busca una alianza sana con tus hijos adolescentes, es importante que confíen en ti.
No puedes estar a favor de ellos y al mismo tiempo en contra. Es importante que tus hijos entiendan que aquello con lo que no estás de acuerdo es con los comportamientos y las conductas impulsivas que pueden llegar a tener. Pero, no por eso estás dejando de admirarlos y quererlos. Es importante establecer la clara diferencia entre lo que implica la curiosidad y la necesidad de ser el centro de atención de forma sana y la necesidad de ser un centro de atención en donde estén exponiéndose y desprotegiéndose.
Tus hijos adolescentes comprenderán sus experiencias de manera genuina si no se sienten juzgados.
Es algo súper difícil y lo entiendo, aunque toma en cuenta que tú como padre o madre tienes un criterio claro de la vida porque la experiencia y la madurez te hacen verla desde otra perspectiva. Así que cosas que para ti son de sentido común, para un adolescente no lo son. Por ello es importante que no los juzgues con calificativos que los encasillan en algo que ni ellos mismos comprenden. Además, eso alienta la rebeldía natural en ellos. Entre más juzgados se sienten, menos reflexión genuina encontrarás.
Acepta contigo misma o contigo mismo cuando las conductas de tus hijos también te ponen en el ojo del huracán.
Dice un dicho que el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Sin embargo, a veces es tan necesaria la aprobación de otros que hasta a ti te puede angustiar sentirte criticado o juzgado como padre. Todos nos equivocamos y si le das más peso o prioridad al qué dirán, dejarás de ser objetiva y objetivo ante la situación y te enfocarás más en la imagen que quieres mostrar que en la resolución de fondo ante el problema.
Cuando busques sólo la disculpa, considera que tendrá efectos aparentes, pero no lograrás un cambio de raíz.
No se trata de buscar que los hijos vivan el arrepentimiento de una conducta impulsiva y ya, eso solo se quedaría en la superficie. En realidad, se trata de que los adolescentes se adentren en un proceso de pensamiento crítico que los lleve a analizar la situación que vivieron y que tomen la responsabilidad de su acción no con sentimiento de culpa sino con una verdadera comprensión de la dimensión que pueden provocar en ello.
En la vida es difícil madurar a través de el premio y el castigo, los adolescentes madurarán cuando hagan acuerdos y se sientan incluidos.
Aunque te sientas muy enojada o enojado porque tus hijos o hijas no pensaban en lo que hacían y no supieron tener dominio de sus acciones, es importante que pienses que aprenderán de ello con el paso del tiempo, pero sobre todo cuando les toque asumir los efectos naturales y lógicos, mas no impuestos por ti, de una decisión incorrecta. Si los incluyes en la reflexión y escuchas sus puntos de vista, desarrollarán una verdadera capacidad reflexiva.
Haz preguntas, no afirmes, invítalos a pensar en porque sus acciones los pueden meter en problemas.
Si desde el enojo te aferras al tradicional y típico sermón de una hora entera regañándolos por lo que hacen sin darles la oportunidad de pensar, ellos desconectarán sus oídos y no escucharán nada de lo que les dices, aunque aparentemente te estén poniendo atención. Es importante dejar los métodos de crianza que no funcionan para un verdadero entendimiento de la acción. Esto no ayuda a que piensen en mejores decisiones futuras. Por ello pregunta sin juzgar hasta llegar a la pregunta ¿Qué vas a hacer la próxima vez que tengas un impulso? ¿Cómo quieres detenerte a tiempo? ¿Cómo te gustaría que te ayudara en ello?