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Las terribles consecuencias de educar a los niños con gritos y amenazas

Mamá gritando a hija

Prostock-Studio/iStock

En otras notas te he contado que una de las herencias de la educación tradicionalista son los estilos de crianza basados en las muestras de dominio y poder jerárquico desde mensajes como: "tienes que obedecer" y "aquí mando yo". Los gritos y el maltrato psicológico formaban parte de algo que se normalizó durante muchos años. Aunque eso no quiere decir que los padres no debamos ser una figura de autoridad para nuestros hijos siempre y cuando se encuentre el equilibrio adecuado entre los límites sanos y la permisión. Sin embargo, el tiempo ha avanzado y las investigaciones también. Las formas de crianza basadas en la agresividad verbal permanente genera consecuencias que no son convenientes en el desarrollo de la salud física y emocional de los hijos. Es por ello que aquí te comparto algunos efectos.

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Cuando los padres le gritan a sus hijos, además de los efectos emocionales, también hay efectos en el cerebro. Es que el mecanismo de supervivencia se detona inmediatamente cuando un grito o amenaza es percibido como algo peligroso. De acuerdo con la neurociencia, eso de inmediato tendrá implicaciones bloqueando las zonas cerebrales encargadas de las respuestas creativas de tus hijos.

Por otro lado, es algo que también lesiona el vínculo afectivo y que puede tener efectos a largo plazo ya que se puede crear una relación basada en el poder y el sometimiento, más que en el respeto y la confianza. Es por ello que, quizá parezca resultar una técnica útil en el control de la conducta, pero jamás será una estrategia funcional para la crianza saludable.

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