Dejemos claro que el miedo y el respeto no son sinónimos y que tienen diferencias abismales que necesitamos dejar establecidas. Muchas de nosotras venimos de estilos de crianza muy tradicionalistas y puede existir una gran confusión por ello. Antes se pensaba que el miedo era necesario como un puente hacia el respeto a los padres y a las normas. Hoy, con el paso de los años y los resultados negativos de ello, podemos darnos cuenta de que el miedo es innecesario e incluso perjudicial para el desarrollo emocional saludable de nuestros hijos. Así que, aquí te enumero algunas señales de que tus hijos podrían tenerte miedo para que tomes cartas en el asunto y te sugiero cómo puedes resolverlo.
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Empecemos por entender una de las grandes diferencias entre el miedo y el respeto y es "la obediencia ciega", esa obediencia que no cuestiona, en la que es notoria una sobre adaptación sin la más ligera rebelión. Puedes ser una figura de autoridad, pero no por ello debe estar sustentada en el temor que puedan tener hacia ti.
No con ello quiero decirte que tus hijos deben oponerse a todo, sin embargo, sí es importante que todo aquello que hagan lo hagan desde la convicción, desde la confianza en ti y desde el sentimiento de protección, aunque muchas veces no estén de acuerdo. Por eso mira estas señales que te comparto.
Solo responde adecuadamente cuando le levantas la voz o cuando utilizas una amenaza en el discurso.
Frases como: ‘Ya verás como te va a ir’ o ‘te acabas de ganar un buen castigo’ impiden que tu hijo reflexione sobre su comportamiento ya que todo lo que haga será por evitar una sanción o por evitar tu rechazo. De esta forma lograrás obediencia, pero es muy complicado que obtengas convicción de su parte ante los límites que le pongas. Tu hijo será obediente pero no será consciente de lo inapropiado o inadecuado de su conducta.
Consejo: Aprende a ponerle límites en lugar de castigos e involúcralo en el proceso de elegir una consecuencia.
Los límites y los castigos son diferentes en forma y en contenido. Si tu hijo cometió una falta, explícale desde su nivel de comprensión que lo que hizo puede traerle problemas a él u otros y hazle saber que toda acción tiene una consecuencia por lo que es importante que repare la falta. También es básico que te explique porque él mismo considera que lo que hizo no es adecuado porque con esto lo invitas a la verdadera reflexión y al desarrollo de la capacidad de medir la consecuencia de una acción.
Se bloquea emocionalmente y se queda callado cuando le pides explicaciones.
Esto es porque quizá prefiere no hablar a sentir que lo que diga será tomado como una rebelión y no como una opinión o explicación. Teme no complacer lo que quieres escuchar o teme que descalifiques sus sentimientos por lo que decide bloquear toda emoción al respecto e incluso decide bloquear la comunicación. Quizá no sepa qué decirte o cómo decírtelo y por más que intentes establecer un diálogo con él, preferirá no responder.
Consejo: Permite que se exprese y manifieste lo que siente.
Tu hijo está en un proceso formativo y de madurez constante, su crecimiento va de la mano con el desarrollo de sus habilidades de comunicación y su autoconcepto. Si tú le permites que hable de lo que siente y que dé su punto de vista ante cualquier situación pidiéndole que lo haga con respeto, estarás fomentando la seguridad necesaria para poder hablar con otros de sus sentimientos sin temor a ser juzgado o rechazado por ello.
Permite que otros cometan injusticias con él y permite las humillaciones de sus amigos o compañeros.
Puede ser víctima de bullying y tener dificultad para marcar límites a los otros. Tiene el mensaje equivocado de que se debe adaptar para pertenecer y ser aceptado, por lo tanto no mide la dimensión ni la magnitud de las humillaciones que recibe por parte de otros. Es un blanco fácil de abuso ya que al no poder decir “no” por temor al rechazo, los demás pueden aprovecharse de ello.
Consejo: Evita decir frases autoritarias como ‘Porque lo digo yo y te callas’
Aunque sean frases generacionales, aprendidas y aparentemente inofensivas, tienen un poder especial sobre nuestros hijos porque ellos te obedecerán por amor a ti. Así que si para ellos tú estás contenta con que guarden silencio y hagan lo que tú consideras que es lo correcto, es posible que tus hijos pierdan noción de los límites y actúen de la misma manera en su entorno, es decir, callándose o permitiendo injusticias por temor a ser ellos mismos.
Se ha vuelto un niño pasivo que no está tomando decisiones por miedo a equivocarse.
Percibes que no tiene iniciativa, que casi siempre pide ayuda ante cosas que él ya podría resolver o que incluso no sabe decidir cosas sencillas como el título de una película o lo que quiere comer. Esta pasividad puede ser resultado del miedo y de la obediencia ciega. En el fondo prefiere que tú o los demás decidan por él ya que no sabe si dirá o hará lo correcto y teme equivocarse. De ahí que otorgue el control de su vida a otros.
Consejo: Explícale lo que esperas exactamente de él y no pretendas que lo adivine.
Para que él no desarrolle este tipo de miedo y te respete, es mejor que seas clara con las expectativas y que le expliques que cada conducta esperada tiene un por qué y un para qué que le traerá beneficios a su vida. Si tú quieres que se comporte de tal o cual manera o que se vista apropiadamente para una ocasión especial, no busques que lo adivine, dile lo que quieres y sobre todo explícale porque eso es importante para ti.
Contigo actúa de una manera y fuera de casa se convierte en otra personita.
Te enteras por reportes de la escuela que en el colegio es desobediente o que tiene conductas de rebeldía que jamás manifiesta en casa y esto suena lógico ya que en otros ámbitos puede sentirse con cierta libertad de mostrar su verdadero yo ya que ahí no teme a las figuras de autoridad como te teme a ti. Esto es un claro ejemplo de que la obediencia no es sinónimo de respeto ya que no aprende de la acción, sino que más bien evita hacer las cosas cuando hay miedo.
Consejo: Acepta su personalidad, escucha sus necesidades y hazle saber que lo amas tal cual es.
Puede que no estés de acuerdo con muchas de sus conductas o incluso puede que choques un poco con su personalidad y tengas roces con él al respecto. Sin embargo, es algo que necesitas resolver contigo misma ya que aquello con lo que no concilias te puede llevar a una actitud indirecta de rechazo por lo que es necesario que trabajes sobre ello y si no puedes sola, busca una orientación profesional.
Tiene conductas de sumisión y sobre adaptación cuando lo ves jugando con otros niños.
Acepta todo lo que le dicen sus amigos sin cuestionarlo, es mucho más seguidor que líder y aunque a veces tiene propuestas para el juego, no se atreve a proponerlo. Tampoco sabe decir que no e incluso cuando no quiere hacer algo se obliga a sí mismo a hacerlo con tal de sentirse parte del grupo o del juego.
Consejo: Dale la oportunidad de proponer, de tomar pequeñas decisiones y hazle saber que su opinión es importante.
Para que deje de tenerte miedo y esto no se vea reflejado en sus habilidades sociales, es importante que durante el día le hagas preguntas sobre: ¿Qué sugerencias tienes para pintar la pared del comedor? o ¿A dónde te gustaría ir de vacaciones próximamente? Es importante que se sienta escuchado y sobre todo validado en las opiniones que te dé.
Le da miedo hacer cosas diferentes, arriesgarse o explorar su entorno.
Está creando inseguridades debido a que se vuelve temeroso de sus conductas y cuida demasiado sus acciones con tal de no hacerte enojar o con tal de agradarte. Esto lo lleva a no tomar riesgos necesarios para su edad y que le dan ese toque de curiosidad a cada descubrimiento que hace de la vida. Eso implica que no dará pasos sino va a lo seguro por lo que puede tener un sentimiento de inmovilidad indefensa.
Consejo: Dale la seguridad que necesita para aprender del ensayo y el error sin que se sienta juzgado por ti.
Es importante que no parezcas una mamá policía que todo el tiempo vigila que sus pasos sean los correctos, de lo contrario siempre encontrarás algo que criticar o corregir. Es importante que también valides sus esfuerzos y que lo impulses a probar cosas nuevas, diferentes, que le des permiso con la mirada de que explore y que no se sienta sobre vigilado cuando lo hace.
En lugar de querer pasar más tiempo a tu lado busca alejarse porque se siente en riesgo de ser regañado.
Notas que casi no le gusta estar contigo y que te evita hasta con la mirada. Eso significa que posiblemente teme a tus descalificaciones o regaños al grado de que prefiere la distancia a la cercanía y no porque se sienta necesariamente agredido (porque puedes ser muy amorosa) sino porque teme que algo no te guste o que lo desapruebes de alguna forma. Es posible que lejos de ti o de tu vista se sienta más libre y que busque esa libertad estando fuera de tu radar.
Consejo: Deja de criticarlo por todo, resalta sus virtudes y reconoce sus intentos de ser mejor persona.
Debes ser más cuidadosa en tus formas de comunicar tus desacuerdos y evita estar con la lupa todo el día buscando cualquier error para hacérselo notar. Considera que también tiene puntos fuertes que necesitas resaltar para que haya un balance entre la formación de hábitos y de su autoestima. Si te tiene miedo creerá que todo lo debe hacer para complacerte y no para encontrar su propio camino.