El lenguaje del amor tiene diversas formas de expresión y entre ellas se encuentra el calor de un abrazo. Todas sabemos lo maravilloso que es abrazar a nuestros hijos porque con ello les decimos lo importantes y valiosos que son para nosotras. El mejor de todos los mensajes que les damos con esta acción es que en nuestros brazos estarán seguros y protegidos. ¿No te parece que es maravilloso todo lo que puede comunicar un abrazo?
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El alimento afectivo es tan importante como el alimento para crecer. La salud emocional es algo que se nutre desde que están en nuestro vientre y cuando tenemos la oportunidad de abrazarlos por primera vez comienza el camino de su bienestar emocional. El abrazo es elemental para mostrarles lo mucho que los amamos. También es elemental para su salud física y emocional. Si no me crees mira todos estos datos tan interesantes que te comparto en esta nota.
Abrazar a tu bebé puede relajarlo.
Los bebés se comunican por medio del llanto y es a través de esta forma de comunicarse que dicen cuándo tienen sueño, hambre o incluso dolor o incomodidad. De ahí que muchas mamás sepan reconocer los diferentes tipos de llanto de sus pequeños y lo que necesitan. Está comprobado que el abrazo tiene un efecto analgésico. Cuando abrazas a tu bebito, esto puede calmar su dolor o incomodidad de manera inmediata ya que, de acuerdo con algunas investigaciones, se activan ciertos mecanismos cerebrales que ayudan a controlar el dolor.
Un abrazo optimiza las posibilidades de supervivencia.
Los abrazos son mágicos ya que actúan en pro de la vida. Según el Instituto de Investigación del Tacto de la Universidad de Miami, la piel es el receptor más importante que da el cobijo y calor que se requiere para sobrevivir. Sin este tipo de conexión nuestras posibilidades de sobrevivir disminuyen sobremanera ya que todos nacemos con lo que dichas investigaciones denominan: “hambre de piel”.
El abrazo favorece la conexión neuronal en el cerebro de los niños.
Esto significa que tu pequeño comienza a recibir información a través de la piel, un sistema del organismo que la ciencia denomina`sistema somato sensorial’ y mediante el cual transmitimos información al cerebro desde la piel. Entre más estimulado esté tu hijo en el contacto afectivo desde los abrazos o caricias, mejores conexiones neuronales irán creando para procesar toda la información del entorno.
Fortaleces su sistema inmunológico.
Nuevamente y debido al aumento de esta poderosa hormona llamada oxitocina, se favorece la producción de glóbulos blancos por lo que el sistema de defensas ante cualquier enfermedad está muy bien reforzado. El abrazo tiene este poder especial de ser curativo y preventivo ante las enfermedades físicas, ya que el organismo está a salvo de cualquier virus o bacteria que esté al acecho.
Un abrazo tranquiliza a tus hijos ante el estrés.
Dicen que un abrazo puede durar unos cuantos segundos, aunque sus beneficios podrían ser eternos. Esto es porque debido a la estimulación en la producción de serotonina y dopamina en el cerebro, se reducen los niveles de cortisol que son los responsables del estrés. Por lo tanto, cuando se sienten tensos, pueden encontrar la tranquilidad que necesitan en un abrazo tuyo porque es cálido y reconfortante.
El abrazo corazón a corazón regula el crecimiento del cerebro de tu bebé.
Debido a que a diferencia de otros seres vivos nacemos siendo totalmente dependientes, la naturaleza evolutiva nos dotó de mecanismos que garantizan nuestra supervivencia. Entre ellos se encuentra el contacto madre e hijo, siendo esta una relación en donde es fundamental el contacto físico, ya que éste ayuda a regular el ritmo cardiaco y la frecuencia respiratoria, algo que contribuye al crecimiento, desarrollo y formación de su cerebro.
Alivia cualquier sensación de ansiedad y soledad en tus niños.
Hay etapas en la vida de los niños donde pueden sentir mucho miedo a la oscuridad o en ocasiones es desde su imaginación y creatividad que pueden temer a los monstruos o fantasma. Si entras en acción y tú les das un abrazo, activarán la sensación de protección y acompañamiento, misma que reforzará las zonas en su cerebro encargadas de generar tranquilidad y alivio.
Cuando los abrazas estimulas su inteligencia.
Durante los años 60s, el científico René Spitz llevó a cabo una serie de investigaciones en orfanatos donde descubrió que la falta de contacto físico en los niños provocaba en ellos una enfermedad conocida como marasmo. Además de descubrir que con el tiempo manifestaban serios déficits cognitivos. Esto implica que el abrazo amoroso y el contacto es básico para el desarrollo emocional y cognitivo de los niños.
El abrazo amoroso estimula la hormona del crecimiento.
Los abrazos con intención de lenguaje afectivo también tienen efectos en el crecimiento de tus hijos. De hecho, existen muchas investigaciones que demuestran que gran parte de su salud física depende del afecto, amor y atención que reciben de sus seres queridos y en este caso, esto también resulta un nutriente fundamental que estimula la hormona del crecimiento. Nuevamente todo gracias a la oxitocina que por algo es considerada la hormona del amor.
Les enseñas una forma diferente de expresar sus emociones.
Es la forma en que ellos aprenden a mostrar afecto sin palabras por lo que los estás ayudando a crecer emocionalmente. Un abrazo es una forma de decirles que aceptas incondicionalmente sus emociones, sea la emoción que sea. De esta forma puede gestionar adecuadamente lo que siente y sobretodo no basa su aceptación en la represión emocional. El abrazo lo calma y después podrás enseñarle técnicas de inteligencia emocional que le ayuden a desahogarlas sanamente.
Ayuda a que tus hijos recuperen el control de sus emociones.
Frente a una conducta de berrinche, puedes recurrir a un abrazo. El abrazo por la espalda funciona mucho y el autoabrazo también. De esta forma se relajan, respiran y después autorregulan. Recordemos que esta forma de expresarles nuestro apoyo tiene efectos en sus procesos neuroquímicos, mismos que resultan un calmante ante las emociones desbordantes.
Tus niños se vuelven resilientes.
Esto significa que les harán frente a los desafíos de la vida de una mejor forma, siempre encontrando el lado positivo a cada situación o reto ya que cuando encaran sus preocupaciones se hacen cargo y no las evitan. Esto tiene que ver con el poder que les genera el afecto diario y las dosis de abrazos que les das, ya que esto desarrolla en ellos mayor confianza.
Serán adultos bien equilibrados emocionalmente.
Esto es porque desde el afecto y el abrazo, los niños han tenido un proceso de formación en la educación emocional o la educación del corazón como le llaman muchos expertos. El equilibrio emocional necesita bases que sustenten un contacto confiable, que haga sentir a los niños seguros y preparados para la autoconfianza que necesitan desarrollar para la vida. De esta forma su equilibrio se ve reflejado en todas las relaciones socio afectivas que lleven a cabo cuando son adultos.
Incrementa la autoestima en tus niños.
La autoestima de tus hijos tiene que ver con la sensación de valía que comienza con el hecho de sentirse acogidos y protegidos, es decir cuidados y tomados en cuenta y el afecto físico es fundamental en ello. Al ser una forma de mensaje amoroso, con el abrazo se sienten aceptados y sobretodo saben que sus necesidades afectivas y emocionales serán atendidas por lo que con el paso del tiempo van desarrollando la autovalía debido a que la interiorizan.
Desarrollan un adecuado sentido de pertenencia.
Cuando se sienten parte de tu mundo, saben que son de la familia y tienen un lugar especial en la misma. Los abrazos forman parte del beneficio psicológico que se transforma en identidad. Cuando se son queridos por su núcleo desde el contacto y afecto, pueden sentirse aceptados, valorados en sus opiniones y colaboraciones y parte fundamental del equipo llamado familia.