Después de la decisión de separarte o divorciarte, es importante cuidar que los efectos del cambio y que el proceso de adaptación en tus hijos se dé de la forma más saludable posible. La custodia compartida y el establecimiento de acuerdos como padres debe estar fuera de todo conflicto que se haya tenido dentro de la relación de pareja. La custodia compartida requiere de una excelente comunicación de los padres, por lo tanto, es un paso muy delicado que debe ser abordado desde las condiciones emocionales que les permitan a ambos hacer las cosas por el bien de todos los implicados. Esto pide una actitud de madurez y de colaboración que a veces podría ser difícil, dependiendo las condiciones en las que se divorciaron y si éstas fueron hostiles, es algo que no debe permear en tus hijos.
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La custodia compartida es un reto muy importante. Por un lado, representa esa igualdad de condiciones en la educación de los niños, lo cual suena maravilloso porque ambos podrán tomar decisiones al respecto. Pero para ello, debes dejar de lado cualquier rencor o resentimiento que estorbe en el rol de padres que ahora implica necesariamente un equipo.
Tus hijos echarán raíces en dos hogares por lo que es importante hacerles la vida lo más tranquila posible para que puedan crear un arraigo sano y sobre todo que sientan que tanto papá como mamá piensan en su bienestar. Es por ello que debes tomar en cuenta esto que te comparto.
Suelta la lucha de poderes, no caigan en el error de competir por el amor de sus hijos.
El temor a que tus hijos se identifiquen más con papá o viceversa pueden llevarlos a una competencia absurda en donde sin querer o quizá queriendo, comiencen a sobornar a sus hijos con regalos, permisos o privilegios que lleven el mensaje oculto de que “conmigo estás mejor”. Debes tener mucho cuidado y no caer en esto.
Eviten comentarios que descalifiquen los estilos de crianza que llevan a cabo.
Es por ello que es muy importante que el estilo de crianza sea prácticamente el mismo. Las estrategias formativas y todo lo que implique su educación en todos los sentidos deben estar acordadas previamente para que ambos aporten congruencia. Después de la separación, sus hijos estarán vulnerables y necesitan un terreno firme que les proporcione un ambiente seguro y unificado.
Aprendan a hacer buenos acuerdos a través de la lluvia de ideas.
Debido a las posibles heridas, no todo será color de rosa y podrían encontrarse con obstáculos en los intentos de comunicación. Deben estar conscientes de los momentos en donde necesitan tiempo para no caer en discusiones por lucha de poderes. Hagan una pausa y después del tiempo, evalúen ideas donde realmente se escuchen y las decisiones sean democráticas.
No hablen de sus desacuerdos ni discutan frente a los niños.
Aunque no estén peleando, quizá quieran imponer sus puntos de vista. Si esto sucede frente a sus hijos, ellos podrían percibir sus formas inadecuadas de comunicación y corren el riesgo de que se establezcan bandos o alianzas innecesarias. En esta discusión podrían malinterpretar sus desacuerdos como algo a favor o en contra de ellos. Por eso todo lo concerniente a su labor como padres debe ser discutido siempre en privado.
Compartan en una libreta, los avisos y detalles importantes del día.
Un diario de actividades, rutinas y hábitos por escrito, les permitirán a ambos tener el control formativo de sus hijos y sobre todo estar al tanto de los detalles importantes. Dar continuidad a lo establecido como parte de las normas y seguimientos del día depende de que estén informados de todo. Es por ello que la estrategia de llevarlo por escrito podría ser muy funcional para que no se les pase ningún detalle.
Hagan que sus hijos se sientan en un espacio confortable entre un hogar y otro.
Es importante que sientan un espacio conocido, que la decoración de sus habitaciones sea similar o incluso que los muebles estén colocados de la misma forma. Esto ayudará a un mejor proceso de adaptación y los cambios que experimenten no serán tan abruptos. La transición debe darse de forma progresiva, así que trata de amortiguar lo más que se pueda.
Deja a un lado el temor a perder el amor de tus hijos.
El mismo proceso de duelo por la separación podría ponerlos a ti y a papá en un estado vulnerable y en una sensación de tristeza latente. No sólo son tus hijos los que tienen que adaptarse a una nueva forma de convivir con ustedes, también ustedes sentirán esos movimientos emocionales. Necesitas enfocarte en la idea de que sólo será una transformación para el bien de todos.
No te dejes llevar por los chantajes emocionales de los niños.
Los niños pueden notar el miedo en ambos y es posible que en sus arranques de enojo te diga que prefiere estar con el papá o que el padre sí le daría permiso. Si lo dicen es porque están aprendiendo a manejar sus emociones ante la situación y adaptandose a los nuevos límites durante la convivencia. Es por ello que debes tener mucho cuidado y no engancharte con ese tipo de impulsos.
Habla de las virtudes de papá y evita destacar sus defectos como pareja.
Si son equipo deben ser aliados en la crianza y por ello sus hijos deben percibir que, aunque estén separados, pertenecen al mismo bando en cuestiones de su educación, formación y límites. Por ello, es muy importante que tus hijos reconozcan las cualidades de ambos. Es terrible cuando los hijos tienen que estar en medio como un bote de basura emocional que escucha las quejas de un padre contra otro.
Tengan un seguimiento de rutinas similar en ambas casas
Es por ello que te propuse la opción de manejar una libreta como herramienta de comunicación. Esto les permitirá a ambos unificar la estructura del día. Saber los horarios específicos para cada actividad e intentar seguirlos de la misma forma. Piensen siempre que esto es por el bien emocional de sus pequeños. Con ello les están simplificando muchísimo el proceso de adaptación por lo que sentirán menos impacto ante el cambio.
Cuando estés preocupada, piensa en los beneficios que esto traerá a tus pequeños.
Si ambos tienen clara su labor como padres pensarán en todos los beneficios que traerán al desarrollo emocional de sus hijos, como efecto natural de una buena comunicación entre ustedes. La paciencia que necesitan, la capacidad de poner a un lado los rencores y la fortaleza para seguir adelante en el camino de ser padres hará que sus hijos vivan mejor el proceso de su separación.
Transmitan a su hijo que les importa lo que siente y escúchenlo.
Si tus hijos están viviendo pequeñas crisis de adaptación, papá y tú necesitan tener un acuerdo previamente establecido de comprensión e incondicionalidad ante cualquier angustia, vulnerabilidad o irritabilidad en los niños. No quiero decir que sean extremadamente permisivos, pero sí es importante que les ayuden a gestionar sus emociones de forma adecuada y que se sientan libres de descargar y compartir lo que sienten.
Sean flexibles con los tiempos acordados.
Quizá ustedes tengan pactados de forma legal los tiempos específicos de convivencia. Sin embargo, deben estar atentos a las necesidades de los niños. Quizá de principio deban hacer una transición progresiva que les permita sentirse seguros en un espacio diferente. Tener flexibilidad en negociar con los tiempos, con los horarios hasta que poco a poco vayan cumpliendo con el objetivo final.
Los niños deben percibir un trabajo en equipo genuino y no fingido.
Esto significa que deben ser congruentes cuando estén frente a ellos y también cuando no lo estén. El trato debe ser de respeto, amabilidad y conciliación. Más allá de los problemas que los hayan llevado al divorcio, la relación entre padres debe ser de madurez y cordialidad, siempre pensando en el bienestar de los niños. De esta forma les evitarán secuelas emocionales terribles para su desarrollo.
Sean pacientes y tolerantes con los cambios de conducta que sus hijos presenten.
Pueden presentar insomnio, tristeza, cambios de humor e incluso pueden comenzar a enfermar muy seguido. Esto es parte de la asimilación de la ruptura. Lo importante es que los acompañen emocionalmente en estos momentos de desorden interior. Sólo escúchenlos sin caer en un exceso de preguntas o en momentos de desesperación. Permítanles fluir con lo que sienten.
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