Hay muchos niños que han demostrado una gran capacidad de liderazgo y que, a pesar de su corta edad, han movido a sociedades enteras con la única intención de crear un mundo mejor. Niños como Felix Finkbeiner, quien con solo nueve años lanzó una iniciativa para plantar árboles en cada país y contrarrestar los efectos del cambio climático. Este es un claro ejemplo del verdadero liderazgo donde la sana persuasión, la proactividad y la vocación de servicio son parte esencial de este don. Aunque muchos niños ya nacen siendo líderes, la buena noticia es que también pueden desarrollarlo con tu ayuda y aquí te explico cómo.
Mas en MamásLatinas: 15 formas de enseñar a nuestros hijos a ser agradecidos
Un niño líder debe tener confianza en sí mismo y en sus habilidades. Esta sensación la va a adquirir cuando vaya aprendiendo de sus decisiones, así que debes dejar que se equivoque y aprenda de ello, siempre invitándolo a intentarlo de nuevo para que vaya descubriendo por sí mismo cual es el camino correcto.
Las cualidades de un líder siempre están encaminadas a un bien común por lo que la empatía es algo que debe ir de la mano con esta habilidad. Enfréntalo a diferentes roles, es decir, a veces le tocará ser guía y a veces le tocará ser seguidor, de esta manera evitará que el ego desvíe el objetivo del liderazgo.
Jamás le digas que sus metas o sus sueños son imposibles.
Si hay algo que caracteriza a los niños es que sueñan en grande y por lo tanto no tienen límites en su creatividad e imaginación. De hecho, Felix Finkbeiner desarrollo su idea a partir de un proyecto escolar y mira hasta donde lo llevó. Por ello, no le quites la motivación a tus hijos desde tus propias barreras mentales, permítele desarrollar su ingenio hasta donde él quiera. Déjalo inventar, crear y visualizar un logro personal como algo grande. Evita el pesimismo, eso lo desmotivaría mucho.
Enséñale a expresar sus emociones, se dice que un gran líder debe de tener alta inteligencia emocional.
Tus pequeños deben aprender a reconocer sus emociones, ponerles nombre y saber gestionarlas de forma adecuada. Existen algunos juegos en los que te puedes apoyar para desarrollar su inteligencia emocional, como el ejercicio de la tortuga, por ejemplo, en donde le pides que se metan en un caparazón cuando se sientan enfadados y que salgan cuando el enojo desaparezca. Un buen líder no reprime sus emociones sino que sabe gestionarlas para no dejarse atrapar por ellas y así tomar decisiones objetivas.
Permítele hacer cosas por sí mismo para que desarrolle la autoconfianza que todo líder necesita.
Puede que en sus intentos tenga logros y fracasos, lo importante es que él se atreva a intentarlo. Si tú lo acompañas en el trayecto haciéndole saber que un esfuerzo extra, un camino diferente o una nueva decisión lo pueden llevar a eso que tanto anhela, lo seguirá intentando sin caer en la resignación. Háblale de ejemplos de personajes históricos como el caso de Thomas Alva Edison, quien se dice que jamás se rindió hasta que logró inventar la bombilla eléctrica a pesar de los muchos intentos fallidos que tuvo.
Usa cuentos, fábulas o historias sobre líderes y pregúntale que haría él si fuera el personaje principal.
Hay un cuento muy famoso y bonito titulado: ‘El pequeño héroe de Holanda’ y trata de un niño que mientras iba de regreso a casa vio que una pequeña grieta en la pared de una represa estaba provocando la posible ruptura de las compuertas que detenían el agua y podían inundar todo el pueblo. A pesar del miedo, decidió quedarse ahí cubriendo el hueco con su dedo para evitar una inundación. Este es un cuento que puede enseñar a tus pequeños a vencer sus miedos para lograr el bienestar de otros.
Organiza pequeños debates en casa con la intención de que tu hijo desarrolle el pensamiento crítico.
Un líder necesita tener argumentos sólidos y escuchar a su equipo. Además es un guía que sabe proponer. En el liderazgo el verdadero fin es un bien común, por lo que tu pequeño debe aprender a que no siempre tendrá la razón y que puede escuchar otras opiniones. Esto ayudará a que sea tolerante a la frustración y que al mismo tiempo aprenda que de las ideas de todos se puede construir algo muy enriquecedor. Pueden debatir sobre un personaje de una historia o incluso sobre temas cotidianos de casa.
No siempre los dejes ganar en un juego, el liderazgo requiere que se enfrente a retos.
A veces con la mejor intención muchos padres pretenden subir la autoestima de los niños de forma equivocada y casi siempre se hace desde la sobreprotección. Si tu dejas que tu hijo siempre gane en cualquier juego en casa, le será muy difícil enfrentar un fracaso. Puedes ser muy amorosa y al mismo tiempo hacerle saber que a veces va a ganar y que a veces le tocará quedar en segundo lugar. Incluso que puede aprender a alegrarse por la persona que obtuvo el primer lugar y así reconocer también los talentos de otros.
Fomenta la comunicación y sobre todo que tenga confianza en sí mismo.
A veces los niños tienen inseguridad para ordenar su propia comida, para hablar con sus maestros de colegio y resolver algún asunto académico. Incluso, pueden tener miedo hasta para pedir permiso. No se trata de que los obligues o los juzgues por no hacerlo ya que eso limitaría mucho más su sentido de seguridad. Se trata de que con amor les des la contención y el respaldo que necesitan para que puedan comunicarse más seguros de manera progresiva.
Impulsa y apoya el desarrollo de sus talentos, su capacidad de liderazgo se formará haciendo lo que le gusta.
Si tu hijo se siente pleno siendo él mismo, reflejará esa plenitud sabiendo comunicarse, sintiéndose capaz, confiando en sí mismo. Es algo que brotará de manera natural y con tu compañía. De esta manera, si tu hijo se siente impulsado por ti en el desarrollo de sus cualidades y habilidades podrá convertirse en un buen líder en cualquier cosa que desempeñe, porque estará siendo él mismo y haciendo lo que le gusta.