Verdades y mentiras sobre lo que se debe comer durante el embarazo

Existen diversas creencias alrededor del mundo sobre lo que debe o no comer una mujer embarazada para que su bebé crezca saludable. Conoce algunos de los mitos más arraigados y aprende realmente cómo debes alimentarte cuando te encuentras en la dulce espera.

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Nada más inquietante para una mujer que en poco tiempo será mamá, que pensar en lo que debe o no consumir en pro del desarrollo adecuado del bebito. Buscar información en internet puede resultar confuso, ya que hay tantas opiniones encontradas sobre la alimentación durante la maternidad, que lo más seguro es que la encinta termine con un nudo en la cabeza.

He escuchado especulaciones sorprendentes, como que si la futura madre no satisface todos sus antojos, el muchacho le saldrá con la boca abierta. Se dice que por el mismo motivo nacerá con puntos en la nariz, y ni te cuento lo que le advierten a las mujeres nigerianas: que si comen caracoles el bebé será un holgazán. Peor aún en Japón, donde se considera que ingerir picante hará que venga al mundo un niño malhumorado. ¿Puedes creerlo?

En algunas regiones de Tanzania se argumenta que es malo consumir carne, porque supuestamente el feto tendrá rasgos relacionados con el animal del cual su madre se nutra. ¡Qué terrible convicción! La lista es interminable y afortunadamente, en Latinoamérica y Estados Unidos hemos adoptado algunas costumbres atinadas sobre la preñada y su bebito. Una dieta balanceada es lo primero que nos recomienda la madre, la suegra o la mejor amiga.

Sabemos que la carne es necesaria por su contenido de hierro y proteínas. Entendemos que beber mucha agua es importante, que los vegetales y frutas son imprescindibles por su gran aporte vitamínico. Comulgamos con la sana idea de que no es necesario comer el doble, sino mantener una alimentación adecuada, entre muchas nociones absolutamente certeras. La próxima vez que te enteres de una invención extraña sobre lo que debes consumir durante esos 9 meses, consulta con tu médico. ¡No creas todo lo que oyes!

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