Después de que vi a Kim Kardashian dar de comer su propia placenta a su familia en el show Keeping Up W**ith The Kardashians, creo que todo es posible. Total, hay quienes creen que si una mamá recién parida se come su propia placenta, se recuperá más rápido del trabajo de parto. Y ya hay compañías que para evitarle el mal trago ¿o debo decir bocado?, a más de una, convierten en píldoras la placenta de las mujeres. Pero lo que hizo este hombre es comparable con lo que hicieron las Kardashian y además me parece asquerosísimo.
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Nick Blaines se comió la placenta de su esposa luego del nacimiento del hijito de ambos. Y no conforme con eso, se hizo un batido o licuado, que el mismo reconoce que sabía a diablos y hasta nauseas le dio, pero además se preparó un taco que según admitió, le gustó.
Yo estoy que me muero del asco y creo que por lo mismo no almorzaré hoy. Blaines es escritor y se dedica a escribir sobre comida y gastronomía, y confiesa que lo único que quería era saber, de primera mano, era a qué sabe la placenta humana.
Blaines, perdona, pero yo también escribo de comida, desarrollo recetas y no hay nada que me guste más que probar nuevos sabores. Pero de ahí a comer placenta, hermano, ahí sí te digo que no me anoto. Es más, estoy muerta del asco de solo pensarlo.
Pues según Blaines, la placenta de marras lucía más apetitosa que muchos cortes de carne que venden en la carnicería. No lo creo, pero la verdad es que me a mí no me resulta apetitosa la carne en general.
Según dijo, el bendito taco hasta bien le supo, la carne era rica, con la calidad de un bistec, de textura suave y no muy diferente de la que sirven en Texas BBQ. Yo la verdad es que no puedo con tanto.
Esta manía de comer placenta se está haciendo cada vez más popular. Hay quienes dicen que es buena para la depresión post parto y que tienen los nutrientes y hormonas que ayudan a reducir el estrés, a aumentar la producción de leche materna y a crear ese vínculo tan natural y necesario entre madre.
Sin embargo, los detractores de esta práctica, aseguran que no hay suficiente evidencia científica que soporte tales afirmaciones y que además andar comiendo lo que no se debe, puede hasta causar infecciones.
La que soy yo, ya lo sé: no probaré carne de ningún tipo, ni tampoco ninguno de sus derivados, en unas cuantas semanas. Y menos un taco. Guácala.
Imagen vía Nick Baines/Twitter