Dicen que las familias pequeñas viven mejor, pero eso no lo sabían nuestros abuelos y, en algunos casos, ni nuestros padres. Especialmente en Latinoamérica, las familias grandes son algo común que hoy en día pocas personas pueden comprender.
Aunque vivir en una familia grande te llenó la cabeza de intrigas, sospechas y violentas peleas dignas de una telenovela mexicana, los pros y los contras de vivir bajo esta pequeña república te prepararon para sobrevivir adversidades que un hijo único jamas superaría…
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1. Si fuiste el primer hijo de muchos, es probable que tu educación haya sido absolutamente diferente que la del último crío. Prácticamente nacieron en diferentes familias.
2. Los tres primeros hijos tienen miles de álbumes de fotos y videos caseros con sus primeros pasos. Si perteneces a la última tanda infantil, es probable que tengas una acumulación total de tres fotos a lo largo de tu infancia.
3. Aunque los hijos mayores tuvieron ropa nueva, también tuvieron que hacer su parte criando a los pequeños y desarrollaron el conocido trauma de "papá adoptivo". Por otro lado, si eres de las más pequeñas, jamás estrenaste ropa hasta que pudiste comprártela tú misma.
4. La peleas más sangrientas y violentas se debían a cantidades limitadas de comida o postres.
5. Los chismes entre el núcleo familiar eran como jugar al teléfono descompuesto. Usualmente el mensaje original ya estaba bastante distorsionado cuando llegaba a tus oídos, si es que llegaba.
6. Compartir tu cuarto con más de un hermano era considerado un lujo del cual tenías que estar agradecido.
7. ¿Vacaciones esquiando? ¿Te crees realeza? Iban a la playa más cercana en un roadtrip de siete horas en una camioneta gigante y usualmente tu mamá los vestía del mismo color para poder contarlos desde su camastro tras cada ola que los azotaba.
8. Las relaciones entre tus hermanos fueron como crecer en la jungla o en The Hunger Games. Eres un experto en formar alianzas secretas y técnicas de negociación, aunque también sufriste traiciones y traicionaste ciegamente como cualquier miembro de la Cosa Nostra italiana. Esto, sorprendentemente, te ha hecho bastante bueno en tus relaciones sociales como adulto.
9. En algún punto entre el tercero y el cuarto hijo, los accidentes con sangre dejaron de sorprender a tu mamá y a menos de que un cuerpo no respondiera por más de cinco minutos era considerado como digno de atención de botiquín.
10. Todos se burlan del último de tus hermanos por la sospecha de que fue un accidente por cansancio.
11. Tus únicos recuerdos de la infancia son de tu mamá en faceta de embarazada.
12. Tienes una tolerancia única ante las largas filas y esperas en baños públicos porque sobreviviste toda una vida compartiéndolo con más de cinco seres humanos.
13. Tienes historias para el resto de tu vida, las reuniones familiares están llenas de risas–y llantos–pero finalmente no cambiarías nada porque creciste rodeado de amor y buenos recuerdos.
Imagen vía Corbis