Mi abuelita siempre decía que estos bebés de ahora nacían aprendidos. Yo lo comprobé la primera vez que mis hijos agarraron un Nintendo DS, cuando en su vida habían tenido un aparatico de esos en sus manos: sabían para que era cada botón, donde se prendía, donde se apagaba y cómo jugar los vídeo juegos. Ni que hablar de cuando aparecieron los iPads. Es que parecía que mis niños habían sido programados por el propio Steve Jobs. Sabían todo. No estoy exagerando. Y es que según investigadores del Centro del Conocimiento de los Niños (____Infant Cognition Center) de la Universidad Yale, los bebés sí nacen aprendidos.
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Al referido centro se le conoce como el laboratorio de los bebés (The Lab Baby) y recientes estudios allí realizados dan cuenta de que criaturas tan pequeñitas como un bebecito de tres meses pueden incluso llegar a distinguir el bien del mal. Parece increíble, pero a los escépticos los científicos les muestran un experimento que habla por si solo.
Al exponer a los bebés a un títere "bueno" y a otro "malo", ambos luchando por abrir una caja, más de 80% de los bebés "eligieron" o prefirieron al títere bueno.
El experimento echa por tierra la teoría según la cual, al nacer, los bebés son como un lienzo en blanco. Según Paul Bloom, autor del libro Sólo bebés: los orígenes del bien y el mal, los niños ya vienen con su "moral" y sus sentidos del bien y el mal instalados, y con la crianza eso puede, lógicamente, mejorar o empeorar.
Una cosa sí te digo: cuando estaba embarazada de mi segundo hijo no me perdí ninguna carrera del campeonato de Fórmula 1 de ese año, y a mi hijo desde que nació le gustan los autos y todo lo que tenga ruedas y si corre a altas velocidades, mejor.
Embarazada de mi primer hijo, entre otros antojos me dio por comer comida libanesa y ahora mi niño adora el tabouleh, hummus, babaganoush y todo lo que le suene a comida "árabe".
Sabiendo esto creo a todas nos toca respetar más lo que pasa en la mente de nuestros chiquitos. Me refiero a no subestimarlos jamás.
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