10 Verdades que nadie te dice acerca del parto

Durante el embarazo, todo el mundo viene a darte datos sobre la gestación y el trabajo de parto. El médico, los libros o los instructores te ofrecen consejos muy importantes. Tus amigas que ya han tenido hijos, te hablan de cosas que tu mamá y tus abuelas quizá ya han olvidado. Pero hay detalles de la labor que nadie menciona. Algunos, porque son un poco incómodos de discutir. Y otros, porque parecen insignificantes, pero pueden molestar mucho.

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1__. Si sientes que está empezando tu labor de parto, no envíes un mensaje a demasiada gente.__ Sobre todo, si es tu primer bebé. Considera el valor del silencio y avisa solo a las personas verdaderamente indispensables. Así no aumentarán tus presiones con un teléfono que no deja de sonar, con mensajes que no paran de llegar y con una poblada que entre a tu habitación de recién parida. En estos momentos, menos es más.

2. No solo se expulsa un bebé. Si tienes parto natural, es muy posible que en algún momento pujes algo distinto a una preciosa criatura… Y entonces los presentes tengan constancia del movimiento de los intestinos. El parto es un momento sublime de la vida, pero la verdad es que no solo involucra ilusiones y promesas de una nueva vida, sino también sangre y, en general, un pequeño desastre.

3. Si tienes invitados, verán planos de ti que jamás han visto. Ten en cuenta que, aunque la figura estelar del parto es el nuevo miembro de la familia, si has convocado personas muy cercanas a ti para que le den la bienvenida a tu bebé y filmen su llegada, ellos verán partes de tu anatomía que, por lo general, no exhibes tan ampliamente.

4. Si es posible, déjate puesto el sostén. Puede ocurrir que la enfermera o la doctora te digan que también el sujetador debe salir; en ese caso, lo mejor es no discutir. Pero hay equipos que no ponen inconvenientes para que la parturienta conserve el brassiere. Es lo mejor. Piensa que tus senos pueden comenzar a gotear. Además, estarán hinchados, pesados y adoloridos. Con seguridad, te felicitarás por llevar el sostén puesto, sobre todo cuando alguien empiece a revolotear a tu alrededor con una cámara encendida.

5. Podrías experimentar el hambre más feroz de tu vida. El trabajo de parto es eso, un trabajo tremendo. La mayoría del tiempo no podrás ingerir alimento, mucho menos si existe la posibilidad de una intervención. En cualquier caso, convendría tener a mano algo que comer no tanto para ti sino para tus acompañantes. Sería terrible que en el momento en que más los necesites, ellos se hayan ido a ver qué hay de bueno en la máquina expendedora de snacks.

6. Hay quienes dicen palabras rudas e incluso insultan al marido. La tecnología avanza, la medicina ofrece cada vez más asistencia a la parturienta, pero la verdad es que bajo los efectos de la anestesia o sin ella, es bastante común que la mujer en trance de parir suelte expresiones altisonantes contra el universo en general y contra el esposo, en particular. No se sabe cómo se va a reaccionar frente al dolor, las hormonas enloquecidas y los analgésicos. Por suerte, el marido está demasiado estresado para concentrarse en los insultos. Y las enfermeras están acostumbradas: no se lo tomarán como algo personal.

6. Ten algo presentable para cuando empiece a llegar la visita la cuarto de hospital. Ya sabes que las batas de los hospitales no destacan en materia de diseño. Lo más recomendable es que te lleves alguna prenda que sea cómoda y bonita. Ten en mente que aparecerás en montones de fotos con lo que te pongas ese primer día de tu bebé.

7. No creas que la expulsión del bebé te devolverá automáticamente tu figura. En los primeros días tras el parto lucirás casi igual que antes de este. No te alarmes, pues, si al verte en el espejo encuentras exactamente el mismo bulto. La parte buena es que la vuelta a la normalidad no te tomará nueve meses.

8. El paquete a veces trae hemorroides. No siempre, pero puede ocurrir. Si no tuviste hemorroides durante la gestación, podrían venir con el parto. Y cuando brotan, lo más probable es que duelan.

9. A veces, se cae un poco el pelo. Si después de tener tu bebé, ves mechoncitos de cabello en la almohada, no te desesperes. Es normal. Alrededor de tres meses después, lo recuperarás.

10. Siempre habrá alguien para ayudarte. Cada trabajo de parto es único. Muchas cosas pueden presentarse. Pero ya todas las posibilidades se han presentado en el devenir de la humanidad. Los profesionales de la sala de parto lo han visto todo. Ellos estarán allí para ayudarte.

Imagen vía Thikstock