Que las maternidades en la ciudad de Nueva York le hagan pruebas de drogas a las mujeres recién paridas me parece muy bien: a fin de cuentas ¿qué tiene una mujer embarazada que andar fumando marihuana y/o consumir otra drogas? ¿qué ejemplo va a darle a sus hijos? No tengo que decir que soy "tolerancia cero" cuando de drogas se trata. Pero cuando me dicen que las pruebas de drogas se las están haciendo solamente a las mujeres pobres, de bajos recursos, monto en cólera porque eso no tiene otro nombre sino dis-cri-mi-na-ción.
Lo que es bueno para el pavo, es bueno para la pava, decía mi abuelita. Y yo digo que lo que es igual no es trampa. Por eso, bienvenidos los test de drogas para todo el mundo, no sólo para las mujeres pobres. Pero aunque parezca increíble, más de una docena de hospitales de Nueva York llevan rato en eso: apuntado a mujeres pobres y a minorías.
Así por ejemplo, en el Hospital Lenox Hill del alto Manhattan, donde solo 12% de las pacientes no tiene seguro médico, rara vez hacen una de estas pruebas para determinar si las mamás consumen drogas (a menos que las mujeres lleguen cayéndose). Pero en el Hospital St. Barnabás, donde 73% de las pacientes no están aseguradas, obligan a las mujeres a tomar la prueba.
Según un vocero de este último hospital, en sus instalaciones atienden a una población de alto riesgo y la idea es ayudar a las mujeres y sobre todo proteger a los niños. Me parece muy loable, pero creo que si el criterio es que la mujer sea pobre y sea latina, por ejemplo, entonces nos están discriminando.
A Glarimar Cruz, de 25 años y mamá de cuatro, la prueba le trajo toda clase de complicaciones. Había fumado marihuana dos semanas antes de dar a luz a su cuarto hijo y el test dio positivo. Se la llevaron detenida, la dejaron en libertad dos días más tarde, su caso pasó a la Administración de Servicios para Niños y tuvo que ir a la corte a pelear. Por fortuna ya su caso está resuelto, pero las heridas emocionales que le dejó aún no cicatrizan: la acusaron de ser una mamá negligente y eso pega.
Los abogados que defienden los derechos de las mujeres pobres y de minorías discriminadas están alegando que un examen de orina no puede determinar la capacidad de crianza de una madre y que es más el daño que el bien que se está haciendo.
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