¿Por qué atacar brutalmente a una joven de 14 años porque no piensa como tú?

¿Qué harías si a tu hija de 14 años alguien le dispara en la cabeza por expresar sus opiniones? Pues esto fue lo que le paso a Malala Yousafzai, quien recibió un disparo en la cabeza cuando volvía del colegio en la ciudad de Mingora, en Pakistán.

Por fortuna, Malala se está recuperando en el hospital luego de que los médicos la operaran para extraerle el proyectil. Pero creo que esta nueva expresión de intolerancia, debe llamarnos a la reflexión como padres.

Si bien tenemos la fortuna de poder criar a nuestros hijos en un país libre como Estados Unidos, donde la libertad de expresión es un valor, donde las diferencias no sólo se respetan sino que además son bienvenidas, que se ha construido gracias a los inmigrantes como tú y como yo que hemos venidos de todas partes del mundo para hacer de esta nuestra patria, no es menor cierto que día a día vemos como la intolerancia de algunos pocos nos hace dudar del "sueño americano".

En Pakistán, a la pequeña Malala el haber criticado al Talibán —que gobernó ese país desde 2007 a 2009 y entre otras barbaridades prohibió que las niñas fuesen a las escuelas— casi le cuesta la vida.

La jovencita había saltado a la palestra cuando teniendo apenas 11 años escribió un blog con un seudónimo en el que se atrevió a criticar al Talibán y a describir el sufrimiento que estaba causando al pueblo paquistaní. El propio Talibán se atribuyó el acto violento que casi cegó la vida de Malala, quien ahora recibe mensajes de solidaridad del mundo entero.

Por lejano que nos parezca este incidente, creo que nos debe llamar a la reflexión. En nuestras escuelas y vecindarios hay miles de niños y jóvenes que son víctimas de la intolerancia de sus pares. Que no son aceptados porque son diferentes. Que son objeto de burla. Que son agredidos. Que son maltratados. Que son humillados.

Creo que hay una intolerancia latente que afortunadamente no llega a extremos como los del caso de Malala en Pakistán, pero que tenemos que combatir y desenmascarar porque también cobra víctimas cada día.

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