Mi hija Vanessa me pregunta todos los días cuanto tiempo falta para Halloween. Hace meses decidió que iba a disfrazarse de Rapunzel y, al parecer, igual lo harán varias de sus amiguitas de su escuela. Mi hijo todavía está muy chico para saber de qué se trata esta celebración, pero su hermana mayor ya le escogió un disfraz de corredor de autos, ya que esa es su obsesión. Vanessa no ve las horas de mostrarle su disfraz a todos sus amigos de primer grado.
Sé que Halloween no es algo que celebre todo el mundo, pero se me hace sumamente absurdo que un distrito escolar en Illinois haya decidido cancelar esta celebración por razones religiosas y culturales.
Entiendo perfectamente bien lo importante que es respetar las creencias de los demás, pero no veo la necesidad detrás de cancelar algo que es sumamente divertido para los más chiquitos. No sé, la niñez es tan corta y pareciera pasar tan rápido, que simplemente no entiendo qué tiene de malo que los que sí quieren celebrar Halloween lo quieran hacer en uno de los lugares más seguros de su comunidad: su escuela.
Se me hace que sería más fácil para aquellos padres que no quieren que sus hijos participen que simplemente no los manden disfrazados, pero que dejen que los demás niños disfruten en paz.
Lee más en ¿Qué más?: Una mamá irá a la cárcel por no haber mandado sus hijos a la escuela (VÍDEO)
Lo peor del caso es que el distrito hizo la decisión sin siquiera tomar en cuenta lo que pensaban los padres de familia. Es decir, no hubo ninguna junta para discutir el tema, sólo una carta en la que se les informaba a los padres que a partir de este año no habrá más celebraciones de Halloween en las escuelas del distrito. En otras palabras, está prohibido que los niños vayan disfrazados, intercambien dulces y tengan fiestas de Halloween en sus salones.
¡Qué bueno que mis hijos y yo no vivimos en esa ciudad!
Imagen vía {just jennifer}/flickr
