Mi familia y yo pasamos el fin de semana en Disney World. Éramos 8 personas en total, incluyendo mis dos hijos pequeños, dos jóvenes de 21 años y cuatro adultos. Todos, con excepción a mis hijos, andábamos con nuestros teléfonos inteligentes–en este caso, iPhones–tomando fotos, escribiendo emails y mandando mensajes de texto. Pero nadie como los dos jóvenes de 21 años–mi hijastro y mi ahijada. ¡Dios mio! ¡Qué manera de mandar mensajes de texto!
Pues resulta que no es la única, aunque creo que eso ya lo sabías. Y aunque estadísticas del Pew Internet & American Life Project demuestran que mucha gente prefiere mandar un mensaje de texto a hacer una llamada telefónica, en la mayoría de los casos se trata de la gente joven.
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Como muchos otros jóvenes, mi ahijada tiene la costumbre de mandar mensajes de texto aún cuando estamos bajo el mismo techo. En Disney, se la pasó casi todo el paseo "texteando" con su mejor amigo. Lo cierto es que muy rara vez la he visto hablar por teléfono. Es decir, usar su teléfono para lo que se inventó originalmente: llamar a otra persona.
Conozco bien tanto a mi sobrina como a mi hijastro y sé perfectamente bien que pueden tener una conversación normal como cualquier otro ser humano. Pero a los expertos en comunicación les preocupa que esta generación que está creciendo en una era donde los mensajes de texto son preferidos a las llamadas telefónicas, los jóvenes no van a saber comunicarse cara a cara. O sea, no van a entender que hay ciertas reglas que hay que seguir, incluyendo mirar a la otra persona a los ojos mientras que hablan.
No es que yo no mande mensajes de texto, pero más que nada para obtener o compartir información rápidamento. De otro modo, prefiero mil veces hablar por teléfono o hablar en persona.
¿Será que se está muriendo el arte de conversar por culpa de los mensajes de texto?