Pocas veces me he sentido más feliz de vivir en Estados Unidos que hoy. Cuando escuché al presidente Barack Obama diciendo emocionado que si hubiese tenido un hijo varón se parecería a Trayvon Martin, el adolescente asesinado en Florida, sentí un gran orgullo del país que escogí como patria de mis hijos.
La tragedia de la muerte de Martin nos toca a todos los que tenemos hijos de una forma especial, pero sobre todo a los que tenemos hijos varones miembros de una minoría. De la misma forma en que nos tocó la elección y la toma de posesión de Obama. Y me alegró mucho que el presidente le haya recordado a la sociedad que él y la primera dama no son para nada diferentes de los padres de Trayvon, sólo que en vez de tener un hijo, ellos tienen dos hijas.
Ni los críticos más cínicos han indicado que Obama habló buscando un beneficio político. Fue obvio que habló como papá. Un papá que pudo haber tenido a estas alturas un adolescente negro, que pudo haber tenido un final como el de Martín, quien apenas estaba paseando por el barrio de su padre mientras hablaba por celular con su novia, y quien salió corriendo cuando vio a un hombre persiguiéndolo. Un papá que le hablaba a los padres de la víctimas y les dijo que puede ponerse en su lugar. Aunque no lo dijo yo leí algo más, el propio Obama pudo haber sido Trayvon Martin. Un chico negro con una chaqueta con capucha.
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Obama llamó a una investigación seria y profunda sobre el caso. Inmediatamente después lo hizo el precandidato presidencial Mitt Romney. Además, dijo que todos tenemos que hacer una reflexión interna para entender cómo pudo haber pasado algo así. También mencionó que debe haber una revisión de las leyes a nivel estatal y federal. El hombre que mató a Trayvon está libre gracias a una ley que se llama "Defiende tu posición", que dice que una persona puede disparar contra otra si siente que está en peligro inminente.
Lamentablemente, cosas así pasan a menudo a jóvenes latinos y afroamericanos. El caso de Martin sólo alcanzó fama mundial gracias a las redes sociales, pero pudo haber pasado desapercibido. Ojalá que realmente este momento sea una vuelta de página en las relaciones raciales y que la sociedad decida trabajar para dar a los jóvenes varones de las minorías ese apoyo que obviamente necesitan. Mientras las chicas afroamericanas y latinas aumentan su presencia en las universidades, los chicos lo hacen en las cárceles.
Imagenes via The White House/flickr, AP