Más y más de nuestros adolescentes resultan muertos en accidentes automovilísticos

Hace rato hablaba con mi compañera de trabajo, Roxana Soto y ambas decíamos que nos provocaba mudarnos a una isla desierta para ver si así podemos proteger a nuestros hijos de tanto caos – y eso que los de ambas están chiquitos-. Pero ahora que acabo de leer un informe que asegura que el número de muertes de adolescentes en accidentes automovilísticos se incrementó en un 11% en los jovencitos entre 16 y 17 años en los primeros seis meses del 2011, la verdad si me quedé con ganas de aislarme.

De acuerdo a un reporte de la Asociación de Gobiernos para la Seguridad en las Carreteras (GHSA), los principals motivos que llevan a los muchachos a perder la vida en accidentes mortals son: el exceso de velocidad, la falta de experiencia en el manejo y conducir ebrios.

Este informe no revela datos como la raza de los accidentados. Así que no sabemos el porcentaje de latinos adolescents que fallece en accidentes mortales. Sin embargo, no todo el panorama es tan negro. Hay estados en donde el número de muertes accidentales se ha mantenido relativamente estable, como en California, donde permaneció igual, según un reporte publicado a mediados de febrero.

"En California, hemos tomado varias medidas para la educación y prevención de accidentes de tráfico. Esperamos que eso haya ayudado, y continuamos con el esfuerzo", comentó a Impremedia Chris Cochran, portavoz de la Oficina de California de Seguridad del Tráfico (OTS), miembro de GHSA.

A pesar de que me falta más de una década para que mi hijo mayor pueda manejar, estas cifras me alarman. Además de todas las preocupaciones que tenemos las madres, imaginarnos el momento en que estarán frente al volante puede ser estresante. Sin embargo, se me ocurre que una vez más si hemos desarrollado o major dicho estimulado la toma de consciencia entre nuestros hijos quizás el riesgo disminuya.

Que los chicos manejen es algo que no podemos evitar, es más hay regiones donde se hace necesario. Tengo amigas que viven en poblaciones donde el transporte público no es el mejor y que para trasladarse a cualquier parte se requiere un automóvil; es decir, es casi inevitable que los jovencitos se coloquen frente al volante desde temprana edad. Así que una vez más nos toca a nosotras como madres educarlos para que sean unos buenos conductores.

Imagen vía Flickr/Peter Martorano