Piensas en los meses de embarazo y seguro las imágenes que te inundan la mente son más las que tienen que ver con tu creciente vientre y con un bebito saludable de cachetitos rosados. Para la joven Marcela González, una chilena de 16 años, su embarazo ha estado empañado con todo tipo de complicaciones que más recientemente le requirieron un trasplante de hígado durante su sexto mes de gestación.
No me imagino tal situación para mujer alguna. Una época que debe ser de pura ilusión, tornada en una pesadilla y tambaléandose ella y su bebita entre la vida y la muerte.
Es aquí donde la medicina moderna llega para hacer milagros en la vida de esta joven embarazada que por fortuna superó la cirugía (aunque requiriese de una cesárea de emergencia para salvar a su criatura), pero que se encuentra en estado crítico.
La cirugía de 9 horas llegó con esperanzas para González, habiéndose encontrado finalmente un hígado para la chica que estaba afectada con una hepatitis fulminante. Pensar en lo que esta luz alentadora había traído para ella, para su familia, para su bebita. En manos del personal del Hospital Clínico de la Universidad Católica, en Santiago, Chile, tal hazaña podría asegurar la vida que seguro valoraba ahora más que nunca.
En el mismo quirófano, ha de haber sido un drama de la vida real el que se dió allí. Luego de horas en cirugía, la vida de su bebita se mostró seriamente amenazada cuando los médicos decidieron realizar una cesárea de emergencia. Afuera, en la sala de esperas, el espíritu de fe era evidente en el fervor de la familia y amigos, su madre aferrada con fe a una estampilla con la imagen de la virgen.
Lejos ahora de poder disfrutar con su bebita en brazos, González batalla entre la vida y la muerte. La recién nacida estará bien, dicen los médicos. Ojalá la joven mamá también salga airante, y exista para ambas un mejor empezar que lo que estas primeras horas han traído.
Imagen vía Hospital Clínico UC