La Familia Real Británica se reunió este sábado 17 de abril, para darle el último adiós al esposo de la reina Isabel II, el príncipe Felipe de Edimburgo, fallecido el pasado 9 de abril a la edad de 99 años. La pandemia obligó a que la ceremonia fúnebre se redujera a tan solo 30 personas, entre las que se encontraban sus cuatro hijos y sus nietos, además de algunos primos que se apersonaron en la capilla San Jorge en el castillo de Windsor, al oeste de Londres.
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La solemnidad se mantuvo en un acto televisado, rindiendo honores al fallecido príncipe Felipe de Edimburgo. La inhumación de sus restos se llevó a cabo respetando estrictas medidas de distanciamiento social y con un grupo reducido de personas, algo inusual en la corona durante actos fúnebres, que por lo general son planificados con mucha antelación.
La última voluntad de quien fuera el esposo de la reina Isabel II durante 73 años se mantuvo en lo posible, con algunos requerimientos como el automóvil que transportó el féretro hasta la capilla, mientras se dejaba escuchar el himno nacional británico, así como un carruaje llevado por caballos que fue parte del funeral.
La ceremonia religiosa se ofició en la capilla San Jorge de Windsor.
La Familia Real Británica mandó a oficiar un servicio religioso en dicha capilla, ubicada en el castillo de Windsor, a unos 50 kilómetros al oeste de Londres. Con una asistencia de tan solo 30 personas, sobre todo familiares, debido a la pandemia.
El féretro fue trasladado en un Land Rover Defender 130.
El príncipe Felipe había dispuesto que al morir y como parte de los actos fúnebres, sus restos fuesen llevados al palacio de Windsor. Su voluntad se cumplió, con el traslado del féretro en un Land Rover verde, que él mismo encargó diseñar siguiendo el prototipo militar, debido a sus cercanas relaciones con la milicia.
Un breve cortejo fúnebre atravesó las inmediaciones del castillo.
El vehículo que transportaba el féretro del príncipe Felipe fue seguido a pie por varios de sus parientes, incluyendo a sus cuatro hijos. Detrás de la procesión, iba la reina Isabel II en un automóvil clásico, momentos antes de darle santa sepultura a su esposo.
Se escucharon las notas del himno nacional británico.
Con la llegada de la reina Isabel II a la capilla en Windsor, se hicieron sonar las notas del himno de la nación, en un emotivo homenaje póstumo en el que también sonaron campanas para quien fuera el esposo de la monarca durante 73 años.
Guardaron un minuto de silencio en su memoria.
El Reino Unido, que por orden gubernamental mantuvo ocho días de duelo nacional tras la muerte del duque de Edimburgo, guardó un minuto de silencio en su honor, previo a la ceremonia de inhumación de sus restos en la Capilla San Jorge. Dicha ofrenda tuvo lugar a las 15:00 hora local.
La reina Isabel II estuvo aislada en la ceremonia religiosa.
La monarca, quien está próxima a cumplir 95 años el 21 de abril, se sentó en solitario en un banco dentro de la Capilla de San Jorge, llorando en silencio a su gran amor y consorte durante la misa de cuerpo presente.
No fue un funeral multitudinario debido a la pandemia.
La crisis de salud que atraviesa el Reino Unido, fue el motivo por el cual desde la Corona Real Británica, solicitaron a la población abstenerse de acercarse a las inmediaciones del Castillo de Windsor, y les dijeron que en su lugar mirasen la transmisión del funeral por televisión.
El príncipe Harry hizo parte del cortejo fúnebre, junto a su hermano el príncipe William.
Los hijos de Lady Di y el príncipe Carlos, fueron fotografiados juntos en el funeral. Harry viajó días atrás desde California, mientras su esposa Meghan Markle no pudo acompañarle en este viaje, tomando previsiones debido a su actual embarazo.
Kate Middleton se apegó al estricto protocolo.
Las miradas se posaron sobre la Duquesa de Cambridge, a quien la sobriedad del negro y una joya perteneciente a la Reina Isabel II, le acompañaron en este día triste para la Corona. Rindiendo honores hacia la soberana, se colocó una lujosa gargantilla de perlas de su colección, la cual incluye un broche de diamantes.
El ataúd tuvo elementos en representación del difunto.
El marido de la reina Isabel II, fallecido a la edad de 99 años, fue honrado con algunos objetos sobre su féretro. Específicamente su estandarte personal, su espada, su gorra naval y un arreglo de flores blancas que le dedicó su ahora viuda.
El príncipe Carlos de Inglaterra se mostró afligido por la muerte de su padre.
El heredero al trono apareció guardando un estricto luto y en medio de la solemne despedida a su padre, Felipe de Edimburgo, mostró un rostro desencajado por la tristeza. Siendo uno de los días más amargos en la historia de su familia.
El servicio fúnebre se llevó a cabo bajo estrictos protocolos de seguridad.
La pandemia mundial influyó en ciertas exigencias para el acto funerario, tales como el uso de mascarillas y el distanciamiento social, medidas adoptadas por la Reina Isabel II y demás miembros de la realeza.
Los hombres de la Familia Real Británica vistieron de civiles.
Como rara vez ocurre, los hijos y nietos de Felipe de Edimburgo cambiaron los uniformes militares por trajes en tono oscuro y corbata, portando sus medallas honoríficas. Una tradición milenaria que la monarca, Isabel II quiso reformar en esta módica despedida a su esposo.
El carruaje del príncipe Felipe y sus dos caballos fueron parte del cortejo.
El difunto era un gran aficionado de los carruajes, por lo que se dispuso para su funeral el mismo que usaba para sus paseos, junto a dos caballos de 13 años de edad que le pertenecían al esposo de la Reina Isabel II. Además, el vehículo incluyó algunas prendas de vestir de Felipe de Edimburgo, tales como guantes, bufanda y sombrero.
La inhumación se realizó de manera privada.
Tras el acto fúnebre oficiado por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, los restos mortales de Felipe de Edimburgo habrían sido llevados a la bóveda real, en el interior de la capilla San Jorge, donde se les dio santa sepultura.