¿Obsesión o amor? Ese es el dilema. Si te sientes confundida entre estos dos estados internos es porque algo te hace ruido ya que uno es sano y el otro es un estado tóxico. Así que primero es importante comprender que la obsesión se manifiesta en la necesidad de poseer a la pareja, de dominar su vida para que solo forme parte de la tuya. Además, hay mucha ansiedad e incluso depresión y puede llegar a una patología conocida como “limerencia”. Definitivamente cuando estamos enamoradas las nubes y los suspiros son tan intensos que si tiendes a la dependencia o tu autoestima es muy baja, la puedes cruzar a la obsesión. Es por eso por lo que te comparto algunos datos de cómo puedes descubrir en cuál de las dos fronteras estás y si te encuentras en el lado equivocado puedas hacer algo al respecto.
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El punto con el enamoramiento es que es una etapa de la relación que te enajena de todo. Incluso te lleva a cometer algunas locuras, ya que hay cosas que te llenan de adrenalina o a veces renuncias a otras tantas con tal de vivir el idilio del amor, aunque nunca pones en riesgo tu salud emocional.
En el caso de la obsesión tus acciones, pensamientos y sentimientos giran en torno al control, los celos y la ansiedad que te produce el solo imaginar que tu pareja te puede dejar, engañar o simplemente ir sin avisar. Esto se sale de los límites del amor sano. En esta nota te comparto algunas formas de cómo puedes darte cuenta de las diferencias entre amar enamorada y amar con obsesión, ya que esto te causará mucho dolor.
Amas a tu pareja al respetar sus tiempos.
El enamoramiento vivido desde la práctica de un amor sano implica el respeto a la individualidad y aunque tienes ganas enormes de besarlo, pasar tiempo con él o sentirlo cerca de ti, sabes controlar las ganas por estar cerca y mantienes el dominio de tus impulsos. Sobretodo, sabes esperar y no exiges los encuentros porque estás consciente de que cada uno tiene su propio mundo. El que pase tiempo en otros espacios como en un viaje sin ti, en una reunión con amigos o en un momento personal que no sea el espacio de la relación, no es algo que te preocupe, al contrario, te sientes satisfecha porque sabes que él es feliz.
Estás obsesionada cuando manipulas y chantajeas.
La obsesión por su presencia es porque la cercanía o incluso las mariposas en el estómago se han convertido en una necesidad para ti, como una especie de droga, es por eso que pueden venir los chantajes emocionales desde la victimización hasta la sobre exigencia en el contacto. Ees posible que te descubras diciendo frases como: “me dejaste sola” o incluso “no estas cuidando la relación cuando no estás conmigo” . Evidentemente esto denota mucha obsesión.
Amas a tu pareja cuando te sientes completa sin él.
Te sientes entera y a pesar de que suspiras por él y lo tienes presente en tus pensamientos del día, eso no te quita la sensación de independencia. Mucho menos borra tu individualidad. Te sientes capaz de pasar temporadas largas sin él porque su ausencia no interfiere con tus planes, tus metas ni con tu rutina de vida. Claro que lo puedes extrañar, sin embargo, tu mundo no se para a pesar de que a veces no esté cerca de ti.
Estás obsesionada cuando sientes como si te faltara el oxígeno.
Esto es una señal de obsesión que te lleva a vivir en carne propia la teoría de la media naranja. Es decir, te sientes incompleta cuando no está cerca de ti o lo sientes fuera de tu mundo. Esta obsesión puede ir creciendo con el paso del tiempo y corre el riesgo de transformarse en dependencia. Estás enamorada claro, aunque el hecho de convertir esa relación en tu único oxígeno te compromete a vivir en una relación donde se desdibuja totalmente tu propia identidad al sentirte a la mitad y donde no puedes hacer nada por ti misma sino es con su compañía.
Amas cuando tienes los pies bien puestos en la tierra.
El enamoramiento, al ser un estado neuroquímico en donde todas los neurotransmisores encargados de la felicidad están a flor de piel, vives el momento de enajenación momentánea disfrutándolo, sintiéndote plena todo el tiempo. Sin embargo, no es un tipo de enamoramiento que te lleve a renunciar a tus metas o ideales, esos se mantienen firmes y eres realista al saber que no tienes que entregar tu vida a una relación de pareja por muy enamorada que estés.
Estas obsesionada cuando justificas sus errores.
No le ves defecto alguno. Haces todo lo que te pide e incluso siempre lo defiendes de toda crítica o juicio externo. Adeás, a pesar de que sabes que los demás tienen un poco de razón en señalarte sus errores, tú no te permites verlo como un hombre de carne y hueso. Esto es así porque la obsesión hace que te sostengas de una historia sacada de una película romántica donde ambos renuncian a sus vidas con tal de pasar tiempo juntos y convertirse en una extensión el uno del otro, perdiendo completamente el sentido de realidad y objetividad.
Estás enamorada cuando cuidas tu esencia.
El enamoramiento es maravilloso cuando tienen actividades donde el tiempo no pasa, donde parece que están en otra dimensión, momentos en donde ríen, están sincronizados y hasta se consideran almas gemelas. Sin embargo, esto no genera que se fundan el uno en el otro. Ambos reconocen que precisamente son sus diferencias y sus límites personales los que los hacen tener un fuerte vínculo y lo que los lleva a compartir momentos genuinos en su relación.
Estás obsesionada cuando sientes que tu pareja es de tu propiedad.
Nadie le pertenece a nadie, cuando cruzas la línea del respeto a la individualidad de tu pareja, sintiendo que es un objeto de tu propiedad, no estás tomando en cuenta que es un ser aparte de ti, con ideas y forma de ver la vida diferentes. La pareja no viene a este mundo con la misión de hacerte feliz y la obsesión te puede llevar a pensar que sí, que esa es su labor en tu vida. Este es un pensamiento que puede convertirse en algo enfermizo si no lo sabes parar a tiempo.
Estás enamorada cuando están en sintonía.
Es una etapa muy linda en toda relación de pareja sana, ya que cuando recibes detalles de su parte o te sientes inspirada para ser detallista con él, sabes que así se demuestran lo mucho que se importan mutuamente. Además, se sienten confiados y seguros de sí mismos. Ambos pueden estar convencidos de que a pesar de los suspiros y las mariposistas en el estómago, pueden tener otros pensamientos en su mente en donde no necesariamente sean prioridad.
Estas obsesionada cuando eres posesiva y egocéntrica.
Sientes que la relación está en riesgo cuando decide prestarle atención a otros aspectos como su vida social, laboral o personal. No quieres que le dedique la misma energía que te dedica a ti a nada más que no seas tú. Le exiges directa o indirectamente que te ponga atención extrema con el argumento de que no puedes vivir sin él. Te pones muy celosa de su familia o amigos e incluso de su trabajo porque en el fondo la obsesión hace que sientas un terror inconsciente por perderlo. Tú debes ser su prioridad todo el tiempo y si no es así haces todo para serlo.
Estás enamorada cuando te duele una ruptura y la superas.
De repente en los procesos de ajuste en toda relación de pareja pueden existir diferencias que los lleven a distanciamientos emocionales. Incluso a rupturas temporales en lo que se ajustan a la personalidad de cada uno. Esto puede ser transitorio o a veces definitivo, sin embargo saben que el dolor es normal puesto que están pasando por una separación, aunque esto no los lleva al abandono, ya que ambos pueden tener una autoestima fortalecida que les impida derrumbarse.
Cuando estás obsesionada pasan años y no aceptas la ruptura.
Una ruptura puede llevarte al colapso debido a la falsa percepción de que respiras a través de la relación. Esto implica que buscas incansablemente retomar y a pesar de que es evidente que como pareja no funcionan, tú insistes y te quieres contar la historia a ti misma de que sí son felices juntos. Puede que tu expareja haya dejado de amarte, sin embargo, te niegas a aceptar esta idea, cayendo en la obsesión a veces eterna de el recuerdo de aquel amor.
Estás enamorada cuando estás satisfecha con la relación.
Cada experiencia te deja llena de vitalidad y se imprime como algo memorable en tu libro de vida en el capitulo de la felicidad. Cada experiencia deja algo que te produce paz interior, además de los suspiros clásicos. Incluso, vives en un estado de idilio pero que disfrutas y a pesar de que quisieras congelar en el tiempo. Sabes que son momentos que no se van a repetir porque son únicos, así que los aprovechas y te quedas con la satisfacción que te regala cada uno.
Estás obsesionada cuando para ti nunca es suficiente.
Eres como un pozo sin fondo y además te sientes sumida en una insatisfacción permanente, para tí nada de lo que tu pareja te proporciona es suficiente y siempre pides más, incluso a veces lo exiges. Es como si estuvieras esperando todo el tiempo que pase lo peor y por lo tanto te aferras a los celos, a la posesividad, a las manipulaciones y a los chantajes. Recuerda que como te lo mencioné, la obsesión es una bola de nieve que puede llegar a convertirse en una avalancha, una pesadilla de vida que no estás disfrutando, por muy enamorada que creas estar.
Conclusión: La obsesión no te dejará vivir en paz.
El enamoramiento es algo hermoso, constructivo, te hace lucir más vital, más joven e incluso motivada ante la vida. En cambio, la obsesión puede drenar tu salud física, mental e incluso espiritual. Es tal el miedo que sientes ante cualquier tipo de desprendimiento, que te puedes convertir en una mujer con agotamiento físico, mental y espiritual. Te sueltas y te sostienes de alguien más para sentirte completa. Además, estás en completa fijación hacia tu pareja y eso no es enamoramiento.
*Karina Suárez Fernández es psicóloga clínica, psicoterapeuta de profesión y madre de dos. *
