Si hay algo de lo que podemos echar mano este año nuevo para poder soltar los rencores o resentimientos, es del ingrediente mágico de la gratitud y de la apreciación. El cambio de enfoque y el cambio de dirección de nuestros reflectores debido a todo lo ocurrido este año que está por terminar, nos lleva a elegir entre dos caminos: O nos estancamos en el enojo por lo que no fue y pudo haber sido, o fluimos y encontramos el aprendizaje en cada experiencia que nos tocó vivir. Mover los reflectores depende de tu fortaleza interna y de tu deseo de fluir para ser feliz a pesar de… Así que pon en práctica estos ejercicios que te comparto y cambia tu enfoque de vida.
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El sentido de pérdida puede poner en riesgo tu estabilidad emocional, sobre todo si te permites a ti misma estancarte en el enojo. Puedes vivirlo y atravesarlo porque es tu derecho y es tu emoción, sin embargo, no puedes dañarte a ti misma permitiendo que se quede más del tiempo necesario.
Un año nuevo tan diferente es la oportunidad de empezar de nuevo debido a todos los aprendizajes adquiridos en el año viejo, lo mejor es que te enfoques en encontrar el para que pasaron en tu vida todas las situaciones que viviste en lugar de decitr estacionarte en la amargura y así te ayudes a darle un sentido diferente.
Suelta la necesidad de venganza o de revancha que acompaña al rencor escribiendo una historia.
Los ejercicios de escritura son una forma magnífica para descargar las emociones que se vuelven muy pesadas y así impedir que se alojen en el cuerpo. Es una forma simbólica de poner afuera todo aquello que te acoraza y te provoca tensión. Para que puedas sentirte libre de sentir, escribe la historia que se te ha ocurrido para desquitarte o vengarte de aquello o de aquellos que sientes que tanto daño te hicieron. Usa la fantasía y no te censures en la historia, lo importante es que estés consciente de que es una escena que escribes y que imaginas para sentir alivio, mas no para llevarla a la realidad. Después rompe en cachitos lo que escribiste y si puedes y quieres, golpea una almohada para que puedas descargar todo el coraje acumulado.
Escoje una plantita que sea tu favorita para que represente el renacimiento en tu vida.
Puede ser que siembres unas semillas de la planta que mas te guste o que hagas crecer una como un símbolo de reconciliación con la vida. En ese cuidado que le des, es importante que te visualices como parte de esa planta. Es y será un nuevo año en el que te haces crecer a ti misma y en el que te das la oportunidad de soltar lo que ya cumplió un propósito en tu vida. No quiere decir que no estés enojada, pero la plantita puede ser ese recordatorio que necesitas todos los días de que estas creciendo y alimentándote con agua limpia todos los días para poder florecer.
Ponte frente al espejo y hazte preguntas importantes.
¿Qué es lo que me dolió tanto y no puedo olvidar?, ¿Estoy enojado con él, con ella o con ello, o conmigo misma por haber permitido que sucedieran muchas cosas sin poner límites? ¿Puedo cambiar lo que el otro siente o piensa o quiero cambiar la forma en cómo veo, vivo y experimento las cosas? Te sugiero que hagas esta dinámica después de tu ejercicio de escritura para que hayas tenido el desahogo necesario que te permita relajarte y estar en condiciones emocionales para buscar objetividad en tu propio ser interno.
Escribe una lista de todos los rencores que vienes cargando.
Escribe al menos cinco situaciones ante las que sigues experimentando un gran resentimiento, dolor o amargura. Envuelve una piedra de río con cada uno de la lista y cárgala en tu bolso a donde quiera que vayas. Siente su peso y la noche de año nuevo, decide si quieres seguir cargándola.
Antes de año nuevo, cuando estés barriendo, imagina que la basura que sacas es la amargura acumulada..
Este es un ejercicio maravilloso para la mente y lo practican los monjes budistas. Ellos están plenamente convencidos de que limpiar tu entorno es como limpiar tu interior si lo haces con esa intención. Por lo que debes adentrarte en la experiencia con verdadera convicción y decisión.
Amarra un listón a algo pesado, córtalo y siente cómo te liberas de lo que no te sirve y te ata al pasado.
Es un símbolo importante antes del último segundo del Año Viejo. Si haces este ejercicio, es importante que tengas la voluntad y las ganas suficientes de continuar tu camino. Se consciente de aquello que quieres dejar atrás, imagínalo, siéntelo y corta el lazo.
Haz un dibujo que te represente como víctima y rómpelo.
Quizá estés leyendo esto y te sientas un poco molesta pensando en que no eres ninguna víctima. Sin embargo, te invito a que lo analices ya que mientras no salgas del sentimiento de “pobre de mi” jamás vas a encontrar el crecimiento y el poder interior.
Escribe una carta en la que te despidas de una mala experiencia, léela tres veces y quémala.
Es decir, en lugar de escribir: Fulanito de tal, te guardo mucho rencor por… Debes hacerlo así: “Tu actitud de desprecio" o “Tu actitud de soberbia me hizo mucho daño por…”. Separa a la persona de su acción. Esto es un veneno menos para ti. Después quema esta carta.
Dale otro significado a la experiencia, escríbelo en un cuaderno para cuando lo quieras leer nuevamente.
Reflexiona. ¿Qué ha traído de positivo a tu vida esa mala experiencia? Quizá lograste madurez o desarrollaste habilidades que no sabías que tenías. Tal vez, simplemente te convertiste en una mejor persona. Esto no hubiera despertado en ti sin esa experiencia.
Haz un mapa de la felicidad con fotografías, recorre todo tu año y ubica momentos en que fuiste más feliz.
Debes recordarte todo el tiempo, que a pesar de los malos momentos, también tuviste momentos increíblemente felices. Así ya no le darás todo el peso al rencor y a la amargura de algunas experiencias. Enfocarás tu mente en tu “yo feliz”. Observa este mapa a diario a partir del primer día del siguiente año.
Encuentra una virtud en aquella persona por la que sientes rencor o en aquella experiencia que tanta amargura te dejó.
Te comparto que en una ocasión una paciente me dijo algo así como: "A veces siento que el abandono emocional de mi padre me ayudó a descubrir mi fortaleza interior porque gracias a ello me hice independiente en la vida y encontré soluciones por mi misma".
Haz un mapa de la prosperidad para reconectarte con tu capacidad de disfrutar la vida.
A veces podrías perder la chispa y motivación ante las cosas buenas de la vida. Recupera esta energía y haz un mapa de todo aquello con lo que relacionas la prosperidad y la alegría. Haz un collage de imágenes de todo lo que quieres alcanzar durante el año que está por comenzar.
Un propósito que no puede faltar en tu lista, es un día (el que tú elijas) sin quejas y un día de bendiciones.
Acostumbra a tu mente a encontrar cosas lindas en tu día y evita las quejas. Si lo haces como propósito verás lo bien que te sentirás ese día elegido. A veces el mal hábito de la queja es el responsable de casi todos nuestros malestares.
Comienza el año sonriendo genuinamente a esa persona o a esa situación con la que estuviste tan enojada.
No te pido que lo finjas, te pido que después de haber realizado los ejercicios anteriores, descubras por ti misma, cómo has logrado vaciar esos venenos que te estorbaban. Es una buena manera de comprobar que el, ella o eso, ya no tienen poder sobre tu vida.
Un día previo al Año Nuevo, planta una semilla en tu jardín y al hacerlo, piensa y siente desde el corazón un nuevo comienzo.
Las frases que pronuncies en tu mente o en voz alta, son clave para que te conectes con el ejercicio, es por ello que te recomiendo pronunciar lo siguiente: "Estoy dispuesta a perdonar, elijo sentir mi vivencia desde una perspectiva diferente y recupero mi poder y fuerza interior".