La verdad verdadera es que por muy bien preparadas y competitivas que seamos las mujeres, los hombres siguen gobernando el mundo y las corporaciones. No lo digo yo. Lo dice Sheryl Sandberg, con dos títulos de Harvard, Chief Operations Officer de Facebook (es decir, segunda a bordo después de Mark Zuckerberg), y quien según Forbes ocupa la posición número diez en la lista de las mujeres más poderosas de Estados Unidos.
Para ilustrar a lo que nos enfrentamos las mujeres en el mercado laboral, Sandberg, quien está lanzando hoy su libro Lean In: Women, Work and the Will to Lead (Inclínate: las mujeres, el trabajo y la voluntad de liderar), dice que es como cuando se corre un maratón: el hombre y la mujer están igual de preparados, han entrenado, están en perfectas condiciones físicas y mentales, arranca la carrera y a los hombres todo el mundo los aúpa y se oyen los gritos "tú puedes, eres fuerte", mientras que a las mujeres nos dicen "sabes, no tienes por qué hacer esto".
Por eso Sandberg ha iniciado una cruzada para crear conciencia sobre la desigualdad entre hombres y mujeres en el lugar de trabajo y los límites que nos imponemos nosotras mismas sobre todo cuando además de una carrera exitosa queremos tener marido e hijos. Según esta mamá de dos, si no hay más mujeres a la cabeza de grandes corporaciones y oficinas públicas, es por las limitaciones que nos imponemos nosotras mismas.
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Sandberg, quien estará en la portada de la revista Times de esta semana, dice que las mujeres nos estamos lastimando a nosotras mismas porque precisamente nos "inclinamos". Dice que si bien es cierto que hay muchísimas cosas que no podemos controlar, también hay muchísimas otras que SÍ podemos controlar para que hayan más mujeres levantando la mano y decidiendo en las juntas directivas de las corporaciones del mundo.
En su opinión, el matrimonio es una de las decisiones más importantes en la vida de un ser humano. En el caso de las mujeres, a menos que nos casemos con la persona "adecuada" no podremos tener una exitosa carrera y una familia feliz, si además tenemos que ocuparnos de limpiar la casa y cuidar a los niños.
Apartando el hecho de que Sandberg es millonaria, creo que está poniendo sobre el tapete un tema que es fascinante y que debe ser de obligada reflexión para nosotras las mujeres.
En lo personal, por años privilegié mi carrera sobre cualquier otro aspecto de mi vida y alcancé posiciones en corto tiempo, que mi esposo de esa época hubiera querido para sí. Hasta ganaba más y solía llegar a mi casa después de él. Las invitaciones nos llegaban a nombre del "Sr. y la Sra. Lemoine", cuando en realidad Lemoine es mi apellido de soltera, incluso hubo una época en que, por mi trabajo, vivíamos no en ciudades, sino en países distintos y para mí una maleta y un avión eran cosa de rutina. Y fuimos felices (la relación terminó por otras razones). Pero no tuvimos hijos.
Cuando tuve mis hijos, todo cambió. Es decir: mis hijos pasaron a ser, y siguen siendo, mi prioridad. Y aunque hay días en que digo que lo que más quisiera es que nadie me llame mamá en tres días, lo cierto es que veo mi rol de mamá como el "trabajo" más importante de mi vida, el que me da más dolores de cabeza, es cierto, pero también el que me da más satisfacciones.
A veces pareciera que las mujeres no podemos tenerlo todo. Aunque el mensaje que Sandberg está tratando de transmitirnos es que l__as mujeres necesitamos asumir el poder que tenemos y usarlo para negociar mejores salarios, mejores condiciones de trabajo y iguales oportunidades a las que tienen los hombres__. Hay esperanza.
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