Después de la masacre en la escuela primaria Sandy Hook, la Navidad en Newton, un bucólico pueblo de Connecticut, nunca más será la misma. Pero los 20 angelitos que se fueron al cielo, luego de que Adam Lanza irrumpiera en la escuela matando además a otras seis personas, serán recordados por siempre y ojalá la tragedia sirva para que las cosas comiencen a cambiar en nuestro país.
Mientras todo el pueblo llora sus muertos y buscan consuelo en medio de tanto dolor, por todo el pueblo hay velas encendidas, ositos de peluche y medias para Santa Claus en memoria de los inocentes, en las misas para celebrar la Navidad hubo un denominador común: Newton no quiere ser recordado como el escenario de la peor masacre que haya ocurrido en nuestro país, sino como la comunidad donde las cosas comenzaron a cambiar.
Los residentes de Newton han recibido manifestaciones de afecto y solidaridad del mundo entero y juntos tratan de seguir adelante, pero sobre todo tratan de que lo ocurrido sea el comienzo de un cambio positivo. Los ángeles están en el cielo. Ahora nos toca a quienes estamos en esta Tierra aglutinarnos, sumar esfuerzos para que estas muertes no sean en vano.
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Todos saben que las familias de las víctimas nunca más serán las mismas, pero tratan de darle un sentido a esta, la que sin duda fue la Navidad más triste de sus vidas: faltaron 20 luces, 20 estrellas, 20 vidas cegadas por la locura y las armas. En medio de tanto dolor, la esperanza de un cambio es el mayor de los consuelos.
En la iglesia Santa Rosa de Lima, a la que atendían ocho de las víctimas de la masacre, precisamente el día de Navidad, el párroco le dijo a sus feligreses "hoy es el día en que todo comienza de nuevo". En otra iglesia, el pastor dijo a los congregados que "el bien siempre vence al mal. Ahora vemos la Navidad en una forma en que nunca antes la habíamos visto. Necesitamos una pequeña Navidad y nos ha sido concedida".
El rabino de la Congregación Adath Israel dijo, en un claro mensaje de esperanza que "no queremos ser un pueblo de tragedia, sino un pueblo donde se están gestando cambios importantes". En esa misma línea de pensamiento, el párroco de Santa Rosa de Lima invitó a todos a transformar la rabia y el dolor en acciones contra la cultura de las armas y la violencia en nuestro país.
Y es que algo no está bien cuando hay ciudadanos como Nancy Lanza, la madre de Alan Lanza y su primera víctima fatal, tienen en sus casas rifles automáticos y toda clase de municiones, como si se tratara de paquetes de cereal en una despensa. Y si la masacre de Newton sirve para controlar las armas y la violencia, las muertes de esos 20 inocentes no habrán sido en vano.
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