Dianne Brame, una empleada de una cafetería escolar en St. Louis, Missouri, fue despedida la semana pasada después de que la escuela se enterara que le había estado regalando el almuerzo a un niño necesitado. Brame, de 60 años, dijo que sabía que lo que estaba haciendo la podía meter en problemas, pero que lo hacía porque le daba pena ver que el niño de cuarto grado no tenía dinero para pagar su almuerzo y siempre tenía que comer el mismo pan con queso. La empleada de la cafetería se apiadó del niño quien le explicó que su mamá no hablaba inglés y su papá siempre estaba trabajando, y en más de una ocasión le sirvió el almuerzo caliente disponible a pesar de que él no podía pagarlo.
Brame fue acusada de robo, lo cual me parece totalmente ridículo.
"Entiendo que la comida no era mia para estarla regalando. Me equivoqué en mis acciones, pero no creo que me estaba robando", le dijo la mujer al canal de televisión KMOV. Y yo estoy totalmente de acuerdo.
No fue como que Brame se estaba robando la comida para comérsela ella o llevársela a su casa a sus familiares o yo que sé. Le estaba regalando el almuerzo caliente a un pequeño que de lo contrario tendría que comer un pan con queso todos los días. Si bien es cierto que hizo algo indebido, la razón por la cual lo hizo es más importante que su falta.
Afortunadamente la escuela se dio cuenta que había cometido un grave error al despedirla y días después la volvió a contratar. Me alegra que esté de vuelta en su trabajo, pero me apena saber que fueron tan crueles con ella cuando lo único que estaba haciendo era ayudar a un niño necesitado.
Imagen vía reed_sandridge/flickr
