Para los maestros no es ningún secreto que cuando hacen una pregunta suelen ser los varones de la clase los que típicamente levantan la mano. Las mujeres desde muy temprano prefieren esperar a estar seguras de que saben la respuesta correcta antes de arriesgarse a decir algo incorrecto. Y pobre de ellas si osan "gritar" la respuesta sin pedir permiso. Muy probablemente el maestro les recuerde las reglas de la clase, algo que no suele suceder cuando algún varón hace lo mismo.
Es muy probable que este "entrenamiento" que recibiste desde muy chica continúe afectándote hoy en día en el trabajo. El problema es que en esta etapa de tu vida, el no levantar la mano (es decir, hacer preguntas, dar tu opinión, etc.) puede volverte invisible en tu compañía o en tu industria, algo que te restará oportunidades laborales a mediano y largo plazo. ¿Por qué? Aquí te explico…
Por desgracia, veo esta actitud cada vez que doy uno de mis programas. Cuando llega el momento de hacerme preguntas, la mayoría de las veces los que levantan la mano primero son los hombres. Fue gracioso porque el otro día presenté frente a una audiencia donde el 90% eran mujeres y sin embargo, el primero en preguntarme algo fue uno de los pocos hombres en la sala.
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¿Por qué esta timidez de parte de las mujeres? Es una combinación de que necesitamos sentirnos 100% seguras de lo que vamos a decir antes de abrir la boca, y que no queremos pasar por tontas preguntando cosas que tal vez otros consideren básicas. Ellos en cambio, se tiran a la pileta con menos preocupaciones y como resultado obtienen mayor atención y mayor visibilidad. ¿Te acuerdas cómo con frecuencia la maestra le prestaba mayor atención a tus compañeros, aún a los ruidosos y problemáticos que a las chicas estudiosas? Su suposición era que las niñas –en general más aplicadas—se las podían arreglar solas mientras que los niños necesitaban su ayuda. Lo mismo pasa en el mundo laboral.
Cuando haces una pregunta o un comentario frente a un grupo grande, te das a conocer. Tienes la oportunidad de decir tu nombre, la empresa o departamento para el cual trabajas, y preguntar algo que muestre tu inteligencia, conocimiento o interés en un tema, etc. Es también una buena manera de atraer la atención de mentores y patrocinadores.
Es una estrategia que siempre me ha dado resultado cuando asisto a una conferencia donde hay potenciales clientes. Indefectiblemente, luego de preguntar algo relevante, se me acerca gente a pedirme mi tarjeta y decirme que quieren hablar conmigo.
No digo que sea fácil ponerse en esta situación. Pero la realidad es que hoy en día si no cruzas el umbral de lo que te resulta cómodo y descubres la mejor manera de hacerte notar por el valor que aportas, eres un blanco fácil para que te dejen ir en la próxima vuelta de despidos.
Entonces, prepárate antes de cualquier evento en el cual sabes que habrá una sesión de preguntas y respuestas para tener una pregunta relevante preparada o piénsala durante la presentación y sé de las primeras en levantar la mano cuando llegue el momento. Te harás memorable para el grupo y te abrirás muchas más puertas de las que te imaginas.
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