Cuando comencé a amamantar a mi primer hijo conté con la suerte de tener una amiga brasileña que me dio un truco que me valió la vida. Colocar rebanadas finas de papaya sobre los pezones. Al principio me pareció una locura, pero gracias a eso no pasé por las tragedias que sufrieron algunas de mis amigas.
Sí, claro, me dolió al principio, pero jamás tuve problemas de agrietamientos o sangramientos. Lo mismo me dijo cuando tuve un repentino brote de acné adulto. La mascarilla que me recomendó con papaya licuada y avena fue casi que milagrosa.
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Después de esas experiencias me puse a investigar un poco sobre las propiedades de la papaya y, cúal no sería mi sorpresa, cuando me enteré que una de sus sustancias, conocida como la papaina, es usada tanto en productos de belleza como en medicinas, por sus cualidades desinflamatorias y diuréticas.
Hace poco mi marido llevó a mis niños a la playa y, siendo hombre, se le olvidó ponerles el protector solar cada dos horas. Mis pobres chamacos llegaron con la piel color camarón. ¡Pobrecitos! Pues armada de mis conocimientos, les hice una crema con papaya, miel y avena.
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Se burlaron de mí. Juraron que no se pondrían eso en la cara. Pero al final vencí y no sabes cómo me lo agradecieron. A la media hora ya no les dolía nada y se fueron a dormir con aroma a ensalada de frutas. Aquí te dejo la receta:
2 tazas de papaya cortada en cuadritos
3 cucharadas soperas de avena cruda o hojuelas precocidas
3 chucharadas de miel de abeja
Méte los ingredientes a la licuadora. No hace falta que queden bien licuados, apenas que sea una sustancia espesa que se quede sobre la piel. Se debe colocar por unos 15 minutos. Fíjate que no haya ninguna herida abierta, pues se corre riesgo de que después quede algo dentro y se infecte.
¡Disfruta del alivio!
Imagen vía Thinkstock
