Hace unas horas estaba leyendo un artículo acerca de Sarah Robles, quien ha sido llamada la mujer más fuerte de Estados Unidos y quien recientemente participó en las Olimpiadas alzando pesas. El artículo habla de lo difícil que siempre ha sido para ella que la gente que no la conoce entienda que es una atleta. El problema es que como es tan grande, no parece la típica atleta a la que la gente está acostumbrada. Lo cierto es que Robles no solamente es fuerte, pero también está en mejor forma que mucha gente que aparenta lo contrario… como yo, por ejemplo.
Por alguna razón que ni siquiera yo entiendo, nunca he tenido problemas con mi peso. Claro que en algún momento en los últimos 20 años he tenido unas cuantas libras de más, pero nunca he tenido que hacer dietas ni privarme de ciertos alimentos para bajar de peso. Tampoco he tenido que matarme en el gimnasio para lucir como alguien que está en forma.
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Tristemente, esto significa que no lo estoy. Es decir, aunque la gente me ve y piensa que como no tengo sobrepeso y que me veo saludable, la realidad es otra. Justo hace un par de días le comentaba a una amiga que es erróneo creer que sólo porque alguien es flaco está en forma.
La verdad es que en mi caso, por ejemplo, me la paso siempre cansada, sin energía y definitivamente me fatigo mucho más rápido que otra gente que pareciera no estar en forma. Eso demuestra que las apariencias engañan y que sólo porque tenemos una imagen de cómo se ve la gente saludable o en forma, eso no quiere decir que otros no lo sean.
Ahora que estoy a seis meses de cumplir 40 años, me preocupa más que nunca la idea de no estar en forma. Así que estoy buscando qué hacer para cambiar esto. Acepto sugerencias…
Imagen vía Joe Schlabotnik/flickr