Que conste que no estoy promoviendo la deshonestidad, pero seamos claras: ¿Cuándo fue la última vez que te acordaste de poner los frijoles a remojar con suficiente anticipación para que estuvieran listos para ese momento especial? Yo no tengo idea. Como siempre ando apurada, este tipo de comidas que hay que comenzar a preparar con anticipación no se me da muy bien.
Si eres de las mías y te encantan los frijoles caseros, pero prefieres la comodidad de los de lata, aquí te doy cinco trucos para que queden de lo mejor, y si quieres, que nadie sospeche.
1.-En una sartén profunda, u olla pon a sofreír una cucharadita de aceite vegetal, cebolla cortada en cuadritos, un diente de ajo rebanado y las hierbas de tu preferencia. Yo le pongo romero a los negros, cilantro o perejil a los blancos,
2.-Cuando la cebolla comience a ponerse transparente, baja el fuego y agrega los frijoles. Revuélvelos despacito hasta que queden todos impregnados con la mezcla. Puedes añadir cualquier ingrediente extra que le pondrías a los frijoles hechos en casa. Tocineta, tomate, carne, chiles. Lo que quieras.
3.-Añade un toque de comino. Te garantizo que la mayoría, si no todas las recetas con frijoles en América Latina tienen comino. De hecho, este es un producto en el que vale la pena invertir. La fragancia y el sabor de un comino de alta calidad le dan un toque especial a cualquier plato.
4.-Sácalos del fuego y colócalos en el envase en el que los vayas a servir. Rocíalos con un toque de aceite de oliva.
5.- Decóralos como más te guste. Perejil o cilantro molido en polvo se ve muy bonito alrededor del plato.
Y por favor, ¡no te olvides de hacer desaparecer la lata!
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Imagen vía Lance and Erin/flickr