Seguramente, eres de las que cree que bañarse todos los días es el mejor cuidado que puedes ofrecerle a tu piel. Pues te comento que no solo se trata de bañarte, sino de la manera en que lo hagas. Aprende cómo puedes hacer tus duchas más provechosas y evita cometer los errores que afectan tu piel.
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Bañarte con agua muy caliente
Quizás una ducha caliente resulte muy placentera. Sin embargo, si te bañas con agua más fría que tibia, puedes evitar la resequedad de la dermis. Un buen medidor es el espejo de tu baño, pues si no se empeña, entonces el agua está perfecta para comenzar.
Varias duchas al día
Debido al estrés al que estamos expuestas todos los días, tomarnos dos baños parece necesario. Trata de no enjabonarte profundamente en ambas ocasiones, pues el exceso de jabón de baño te podría causar enfermedades de la piel, como dermatitis atópica, pitiriasis, alergias, entre otras.
Usar jabón con mucho jabón
Nuestra piel está cubierta por una capa protectora denominada manto hidrolipídico (mezcla del aceite y el sudor que produce nuestro cuerpo), que ayuda a mantenerla hidratada. Además, evita el paso de virus, bacterias, ácaros y otros microorganismo que están en nuestra piel. No exageres con el jabón para que no afectes esta capa, pues estarías poniendo en riesgo tu salud.
No enjuagarse bien
Además del exceso de jabón, otra cosa que afecta el cuidado de nuestra piel es no retirarlo adecuadamente. Si eres de las que se enjabona hasta verse blanca, tómate el mismo tiempo para retirar todos los residuos que queden sobre tu cuerpo y puedan ocasionarte irritación y resequedad.
Depilarte en la ducha
Contrario a lo que crees, depilarte debajo de la ducha irrita la piel. Así que es importante que adquieras productos especiales para realizar este procedimiento, como las espumas. Lo ideal sería someterse a la depilación profesional.
Usar productos muy perfumados
Ante nuestra necesidad de oler riquísimo todo el día, recurrimos a colocarnos una gran variedad de productos sobre nuestra piel. La mayoría está compuesta por muchos químicos, que a la larga tienden a afectarnos. La próxima vez que te apliques tus productos, recuerda que menos es más salud.
No secarse bien
Recuerda siempre secar toda tu piel una vez finalizado tu baño. Eliminar los excesos de humedad es muy importante.
Olvidar la espalda
Nos pasa a casi todas muy a menudo: olvidarse de la espalda. Y es que no solo es que la olvidemos, también es que cuesta un poco llegar hasta ella. Lo mejor sería comprarnos cepillos frotadores, y dejar nuestra espalda espectacular.
No incluir las uñas
Hay que cuidar las uñas porque son focos para el desarrollo de hongos desagradables, sobre todo en los pies. No dejes de tomar un cepillo para limpiar tus uñas, y asegúrate de enjugarlas correctamente.
Bañarnos descalzas
El piso de nuestras duchas o regaderas está invadido por millones de bacterias. No olvides calzarte con unas zapatillas antes de hacer tu ducha cotidiana.