Ya sea que trabajes en una oficina o en cualquier otro lugar, hay ciertas prendas que realmente NO es una buena idea que lleves, a menos de que quieras llamar la atención y no precisamente por tu desempeño laboral. Te cuento cuáles son para que no le hagas la competencia a Betty la fea.
Un escote profundo
A menos de que quieras llamar la atención de tu jefe, aunque no precisamente por tus brillantes ideas…
Una microfalda
¿Te preguntas por qué no te ven a los ojos?
Accesorios vistosos para el cabello
No, no, no, no destraigas a los demás en el trabajo con tu grandiosa idea de querer llevar hasta el perico colgado.
El vestido que conseguiste en las rebajas
Sí, manita, estaba muy barato… pero ¿qué crees? todas las demás también aprovecharon la oferta.
El vestido que heredaste de tu abuelita
Esa bella pieza de confección artesanal, con los encajes oaxaqueños, que le hicieron a tu abuelita, mejor déjala donde estaba: en su ropero. O bien, guárdala para la fiesta de Independencia.
Leggings de telas ligeras
Sí son muy cómodos… pero suelen ser muuuuy trasparentes.
Cualquier prenda que te haga ver como un sofá viviente
Demasiadas flores, demasiados cuadros en telas ultra gruesas, solo harán que te confundan con las cortinas o con el sofá del recibidor.
Extensiones demasiado largas
Y peor si son totalmente contrastantes con tu cabello natural.
Nada de telas afelpadas
¿Te levantaste y te fuiste a trabajar? Eso parecerá si te dejas una sudadera de la misma tela de tu mameluco.
¡Olvídate de las ombligueras!
¡Ni aunque tengas el cuerpo de Niurka!