La mayoría piensa que el corrector es sólo para esconder las ojeras. Sí, ¡pero también tiene otras funciones! Acá te muestro estos cinco fáciles truquitos para aplicar el corrector de maquillaje en otras áreas de tu rostro sin terminar luciendo como una loca.
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Te confieso que el 99.99% de las veces no uso corrector de maquillaje. No es que no lo necesite, es que siento que a veces, para el día a día, es mejor dejar que la piel respire. Pero hay mujeres que sí están acostumbradas y no es raro verlas con semejantes pegotes bajo los ojos. ¡Nada natural! El corrector de maquillaje se creó para perfeccionar tu cutis, sea cual sea su estado. Para ello, es importante tomar en cuenta tu tipo de piel y estilo de vida. De esa forma no sólo conseguirás el ideal, también aprenderás a usarlo en otras zonas del rostro que lo piden a gritos. Tranquila, ¡que no es difícil!
Elige el que se adapte a ti. Hoy en día puedes encontrar una plétora de productos que hacen magia, pero el que utiliza tu hermana no va a quedarte bien a ti. Haz tu tarea y prueba diferentes tonos, marcas y, sobre todo, texturas. Aquellos cremosos cubren ligeramente y son a prueba de principiantes.
Enfócate en el color. La idea es ir un tono más claro que tu piel… ¡No más! Expertos recomiendan conseguir tu color exacto, aunque no siempre es posible. ¿Un cheat sheet? Claros para iluminar pómulos y nariz, oscuros para definir facciones y uno justo de tu color para las ojeras o marcas de acné. Deja las paletas con correctores verdes, rosas, morados y amarillos para los profesionales. Please!
Usa las herramientas adecuadas. Un maquillista una vez me dijo que nunca, nunca, debes aplicar el corrector con tus dedos. Primero porque la piel en la zona de los ojos es muy fina y puedes causar arrugas y segundo, bueno, ¡no llegarías a tapar las imperfecciones por completo! Invierte en una brochita o pincel fino para corrector o un aplicador de brillo labial líquido. Notarás que la diferencia en el acabado es enorme.
Práctica tu técnica. Amiga, no es echar la plasta de maquillaje y ya. Cuando se trata de correctores, menos es siempre más. Construye poco a poco la base de color con pequeñas pasaditas y, si dudas, difumina con una esponja. Te aseguro que no necesitas más de dos gotitas para esconder esos granitos.
¡Séllalo! Muchísimas mujeres olvidan este paso. Luego de aplicar la base y el corrector (en ese preciso orden), sella con polvos sueltos o polvos correctores del mismo tono de tu piel. El maquillaje se quedará en tu piel por más tiempo y no terminarás luciendo cansada a mitad del día.
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