20 Formas de mejorar el sabor de las comidas de tus niños

La mejor manera de lograr que tus hijos ingieran todos los nutrientes que necesitan para crecer sanamente es mejorar el sabor de sus comidas. Esto no quiere decir que tienes que darles siempre lo mismo, o freirlo todo. Menos agregarle azúcar refinado o salsas que vienen en botellas y puedes comprar en cualquier supermercado. Lo mejor es experimentar un poco con técnicas e ingredientes que realzan el sabor de cualquier plato. Son sencillos, rápidos y baratos. ¿Qué más se puede pedir? Además, los usan diariamente algunos de los mejores chefs del mundo.

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Se trata de incorporar a tu cocina ingredientes que quizá no se te haya ocurrido que van juntos y que harán sonreír a tu familia. También de aprender truquitos fáciles que además de mejorar el sabor de los alimentos, te permitirán cocinar más fácil y hasta reducir el tiempo que tienes que estar pendiente de los alimentos mientras están listos.

Algunas de las cosas que puedes implementar para ponerle más sabor a tus platillos, y lograr que los niños coman como deben, también te permitirán bajar lo que gastas en alimentos y hasta las sobras que a menudo terminan en la basura. Te va a sorprender cuán fácil es introducir estos pequeños cambios que harán una gran diferencia en la forma en que comen tus niños.

Experimenta con diferentes aceites.

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Hay muchísimos en el mercado hoy en día, más allá de los más usados por nosotros los latinos como el de maíz y canola. Es posible que tus hijos disfruten más el sabor y aroma del aceite de coco, aceituna, girasol, y hasta de oliva.

Sella las carnes antes de cocinarlas.

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Ya sean vacunas o avículas, los sabores de las carnes son más intensas cuando comienzas cocinándolas al fuego más alto que puedas y luego vas bajando la intensidad.

Carmeliza las verduras.

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Les altera las texturas y les suaviza el sabor. Aquí tienes una receta de cebolla caramelizada para que comiences a experimentar.

Asa las verduras a altas temperaturas.

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Las pone más crujientes, una textura que casi todos los niños disfrutan.

Hazte amiga de los limones.

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Las naranjas, las mandarinas y cualquier cítrico que pueda sacarle los sabores más dulces a las comidas, en contraste con sus jugos.

La miel es un aderezo ideal.

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En especial para las recetas que pudieran ser más atractivas para tus hijos con un toque dulce. Si encuentras miel de panales cercanos a tu casa, también podrán beneficiarse de su cualidad antialérgica.

Aprovecha las frutas en la preparación de alimentos.

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La variedad de colores y sabores son irresistibles. Además a tus niños les divertirá pensar que están comiendo un postre en el almuerzo o la cena.

Los pimientos te ayudarán a endulzar las verduras y las carnes.

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Además, están llenos de vitaminas.

Sirve las comidas a las temperaturas adecuadas.

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Así como una sopa fría no sabe a nada, una demasiado caliente será rechazada. Lo mismo aplica para los platillos que son mejor fríos o a temperatura ambiente.

Usa las verduras de la estación.

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Si puedes cómpralas en los mercados campesinos. No hay como los vegetales recién sacados de la tierra. Aquí tienes un calendario de las verduras según la estación. Es de España, pero funciona para todo el hemisferio norte.

No compres frutas importadas desde muy lejos.

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Llevarán demasiado tiempo desde que fueron recolectadas y no solo es posible que hayan perdido su mejor sabor, sino sus vitaminas.

No descartes el uso del azúcar.

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Sin embargo, es importante que te fijes que sea azúcar crudo, raw en inglés, que es el más sano. Muchos de los azúcares morenos que se venden por ahí son tan refinados y nocivos como el blanco, solo de diferente color.

Los licores son buenos para la cocina.

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Así lo afirman los mejores chef del mundo y no te preocupes, el alcohol se evapora durante la cocción y lo que queda es el sabor y olor básico del licor que hayas escogido. ¡Delicioso!

Planta un jardín de hierbas para cocinar.

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Las especias frescas brindan un toque muy apetitoso a los alimentos.

Deja que las salsas maduren.

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Debes haber dicho hasta el cansancio que algunas de las comidas son más ricas al día siguiente ¿no? Aplica el mismo principio a las salsas y bases de tus recetas.

Usa cebollas y ajos frescos.

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Es muy tentador usar las comodísimas versiones deshidratadas y pulverizadas que se compran y duran toda la vida, pero la verdad es que no saben igual.

Aprovecha los restos de otras comidas.

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Una sopa o salsa hecha con huesos naturales de pollo, pavo o vaca siempre será mejor que la que solo se cocina con agua o caldo comprado.

Aprende a combinar los alimentos.

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Según la técnica que los chefs llaman maridaje, el cerdo va excelente con las manzanas, la miel y la mostaza. El pollo sabe delicioso con naranjas y la carne vacuna es una delicia con tomate y piña. ¡Vale la pena experimentar y encontrar lo que más disfruta tu familia!

Usa caldos de verduras y productos animales.

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El consomé de vegetales es excelente para hacer pastas, el de pollo para cualquier salsa para acompañar las aves, y el de ternera hasta para suavizar la salsa para las pastas.

Tuesta los granos.

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Les saca el aroma y los pone duritos y deliciosos. Será más fácil que un niño que odia la textura de las verduras se aventure cuando llevan semillas de calabaza o de girasol. También tendrán mejor sabor.