El famoso Naked Cowboy o cowboy desnudo lleva 15 años en Times Square de Nueva York animando a los turistas con una guitarra y un calzoncillo. Su nombre verdadero es Robert Burck y comparte su vida con una mexicana llamada Patty Cruz que le acompaña en sus locuras y con la que se casó hace cuatro años. Pero que no fue hasta ahora que Patty consiguió el permiso de residencia.
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Cualquier persona que haya pasado por la concurrida plaza de Times Square en Nueva York conoce al cowboy desnudo que, haga la temperatura que haga, está impertérrito tocando su guitarra.
Pero lo que pocos saben es que su mujer, Patty Cruz o también conocida como Naked Cowgirl, está con él también allí mismo desde 2008 y juntos viven a caballo entre la cultura estadounidense y la mexicana, con sus consiguientes trámites migratorios. De hecho, ella llegó al país como indocumentada y no fue hasta ahora que consiguió el permiso de residencia. Así lo celebraron on esta foto con el abogado.
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Patty Cruz es mexicana y tuvo que ir a Ciudad Juárez para reingresar legalmente en el país. Allá fue con su Naked Cowboy ¡que hasta cantó el "Cielito lindo" con algunos cantantes locales! Eso sí, tenemos que reconocer que, sabiendo esto, es más impactante la polémica que surgió cuando Robert Burck mostró su apoyo a Donald Trump.
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Sin embargo, es un matrimonio parece complicado: están sus diferencias políticas, la dura vida del artista y recientemente surgieron reportes de que él había cometido una agresión hacia ella. No obstante, cada 15 de febrero se les ve felices celebrando su aniversario de bodas.
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"Si nuestro matrimonio ha sido exitoso es porque ambos respetamos las decisiones del otro y lo que a cada quien le gusta. Yo no le toco ese tema y él, porque no se trata de que yo le diga a él 'no quiero que le vayas a Trump' y manejarlo a mi manera. Creo que nuestra relación va más allá y no puedo olvidar que si tengo ahorita los papeles, es gracias a él, que me pidió, y si a él le gusta Trump, pues es su decisión", explicó a El Diario la mexicana.
En fin… no parece el típico cuento de hadas, pero ayuda a entender la complejidad de muchas parejas de Estados Unidos en las que uno de los miembros es emigrante. ¡La vida no es o blanca o negra, sino que está llena de grises!