Como mamá, seguramente deseas que tu niño tenga un estilo de vida equilibrado en el que haya lugar para intereses diversos, pueda desarrollar todo su potencial y tener relaciones humanas saludables y productivas. Descubre las cuatro cosas que puedes hacer desde ahora, mientras lo educas para cumplir este objetivo.
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Permítele mostrar sus emociones. El portal BabyCenter explica que en ocasiones, se espera que los varones contengan sus lágrimas mientras que a las niñas se les permite llorar libremente. Sin importar su sexo, procura dejarlo expresarse como necesite, siempre que su comportamiento no sea destructivo. Una vez que haya retomado el control de sus emociones, habla con él sobre sus sentimientos, ayudándolo a identificarlos con sus respectivos nombres.
Ayúdalo a descubrir sus talentos. Cada niño tiene talentos y habilidades únicas, que pueden salir a la luz en la escuela o fuera del ámbito escolar. Permítele investigar aquellas actividades que le interesan asistiendo a una clase de ballet o de pintura, o incorporando sus intereses en su tiempo de juego libre, ya que según explicó Susan Stiffelman, terapeuta educacional, a la revista Parents, esto le permitirá desarrollarse como persona, además de física e intelectualmente.
Encuentra el balance en sus actividades. La psiquiatra Shimi Kang, explicó en entrevista con el periódico Daily Mail que es importante acostumbrar a tu niño a llevar un estilo de vida balanceado, que además de trabajo y estudio incluya juegos y exploración, contribución a la comunidad, sueño regular, ejercicio físico y descanso. "Los padres deben dejar de llenar tanto las agendas de sus niños y de sobreprotegerlos, para permitirles el tiempo y el espacio de encontrar sus propios motivadores intrínsecos", recomendó la experta.
Felicítalo por su esfuerzo. A través de décadas de investigación en niños de escuela, Carol Dweck, profesora de psicología de la Universidad de Stanford y autora del libro MindSet, descubrió que los niños que son felicitados por sus logros con frases como "¡Qué bien! Debes haber trabajado muy duro", suelen animarse a probar actividades más difíciles y tienen menos miedo de fallar, que a quienes se los felicita diciéndoles que son "inteligentes", dado que este último grupo suele asociar el éxito a habilidades innatas. "Cuando los felicitamos por su inteligencia, les estamos diciendo que no se arriesguen a cometer errores", escribió Dweck en su estudio, de acuerdo con la revista NY Magazine.
Imagen vía Thinsktock