Baja de peso sin esfuerzo con la dieta del efecto crunch

Cuando hablamos de comida nos centramos en su sabor, su apariencia, cuántas calorías o grasa nos aporta pero casi nunca nos ocupamos del ruido que hacemos al masticarla. Una investigación científica ha descubierto que el sonido que hacemos al triturar los alimentos influye en cuánto comemos. Aquí te cuento por qué escuchar es la clave para adelgazar.

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Escuchar los sonidos que producimos al masticar los alimentos puede ayudarnos a comer menos. Es decir, a dejar de comer cuando ya no tenemos hambre. Este es el resultado de un estudio científico realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Bringham Young y de la Universidad Estatal de Colorado.

Los científicos descubrieron que al prestarle atención al sonido se come de manera más consciente. En cambio, cuando los ruidos que hacemos al masticar quedan tapados por el sonido de la televisión, el teléfono o la música fuerte, nos distraemos y comemos de manera más automática, dejamos de ser consientes de la cantidad que estamos ingiriendo y comemos de más.

Los estudios realizados con distintos grupos de voluntarios demostraron que mientras más alto era el ruido que se producía al masticar, menos comían los participantes. El método, que ahora se conoce como efecto crunch, consiste en escuchar los ruidos que hacemos al masticar para mantenernos atentos a la cantidad que comemos y evitar comer compulsivamente.

Un buen ejemplo es cuando vamos al cine y comemos, casi sin darnos cuenta, una enorme bolsa de palomitas. Esta teoría plantea que si lleváramos la bolsa de palomitas a casa, nos sentáramos en la sala con el televisor apagado y las comiéramos concentrándonos en el sonido, no podríamos terminarla.

Poner en práctica este método es muy sencillo, la próxima vez que te sientes a la mesa procura escuchar el sonido de tus mordiscos.