Las madres tenemos una tendencia particular de caer en el exceso de mensajes que llevan un “no”. Es una forma heredada de la crianza tradicionalista que a veces pronunciamos en automático porque así las aprendimos. Aunque ahora lo mejor es evitarlo en la medida de lo posible. La forma en la que formulamos los mensajes a nuestros hijos tiene un impacto importante en la comprensión que tienen de lo que les pedimos o esperamos en cuanto a sus conductas. Es por ello que es muy importante que para fomentar un adecuado seguimiento de instrucciones e incluso para ser claras en la formación les hablemos desde lo que queremos que logren y no desde lo que queremos que eviten. Así que aquí te comparto algunas frases modificadas para que las puedas practicar de una forma diferente y notes los resultados.
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Hay muchas formas de decir no a los niños en positivo. Lo importante es reforzar en ellos los comportamientos que son necesarios para que se adapten de una forma adecuada al entorno. Poner límites es todo un arte porque lo importante es que no trasgredan las fronteras y que al mismo tiempo se sientan con la dosis de libertad necesaria con la que puedan ser ellos mismos.
No hagas, no digas, no pelees, no mientas. Hay muchas cosas que les decimos durante el día como una forma de guiarlos y aunque la intención es de las mejores, es importante que hagamos una transformación en dichos mensajes con la intención de que vivan los límites como libertad y no como prohibición.
En lugar de decir: “No es hora de jugar”, modifica a: “Este es el horario para hacer tarea”.
Si te das cuenta puedes ser muy clara indicándole que la actividad pertinente al momento o a la rutina está especificada para hacer una labor escolar. Más allá de prohibirle el hecho de jugar, le estás dando la instrucción con una estructura basada en tiempos. Es decir que le estás pidiendo que se apegue a lo que corresponde y él sabrá que hay otro tiempo, horario y espacio para jugar.
En lugar de decir: “No te distraigas”, modifica a: “Es importante que escuches las indicaciones para que sepas cómo resolverlo”.
En este mensaje le estás especificando la conducta que puede ayudarle a tener mejores resultados en lo que está haciendo, ya sea en la tarea, armando algún juguete o preparando algo que requiere concentración. Además, lo podrá resolver si ejercita su concentración. Esto hará que relacione el resultado con el nivel y el tiempo de atención que ponga en ello. Además, pondrá a prueba su capacidad de mantenerse concentrado en ello con entusiasmo esperando un buen resultado.
En lugar de decir: “No se peleen”, intenta con: “Cuando se agreden el juego deja de ser divertido”.
Es muy común que entre hermanos tengan discusiones y que la primera reacción sea lanzar este mensaje con un pequeño grito, con la intención de que paren la discusión. Sin embargo, es necesario que el mensaje deje entre ver que la consecuencia real es que pueden terminar con el momento de disfrute que están viviendo y que eso sería lamentable puesto que se la están pasando bien. De esta forma no lo tomarán personal y buscarán la mejor forma de resolver el conflicto haciendo un acuerdo. Incluso es algo que tu les puedes proponer.
En lugar de decir: “No te vayas a caer”, te sugiero: “Ten cuidado, te puedes resbalar”.
El mismo mensaje de no te vayas a caer parece un mandato que puede provocar lo contrario. Es decir, que se caiga. Si tú le pides que haga las cosas con cuidado y de haber un riesgo, tomará las precauciones necesarias y no se paralizará. Un escenario catastrófico podría quitarle las ganas de intentar hacer algo por primera vez así que debes darle seguridad cuando quieras que él sea cauteloso.
En lugar de decir: “No pases por ahí”, te sugiero: “Es mejor que atravieses la calle por este lado”.
Cuando le des una indicación no solo es necesario que se la des en positivo, sino que también le expliques brevemente porque le pides que tome una acción específica. De esta forma se sentirá tomado en cuenta y además evitarás que desarrolle una curiosidad innecesaria ya que quizá quiera investigar el porque le pediste que no pasara por algún lugar y podría hacer lo opuesto a lo que le pides con la intención de encontrar la respuesta.
En lugar de decir: “No te vayan a atropellar” te sugiero: “Observa hacia ambos lados antes de atravesar una vía”.
Con este mensaje estás siendo sumamente especifica en lo que esperas que haga para que no corra riesgo. No necesita plantearle de nuevo un escenario que le provoque miedo y que lo ponga en un estado de alerta exagerado. Puede ser cuidadoso consigo mismo y al mismo tiempo sentirse con confianza y seguridad para seguir tu indicación. Quizá lo hagas con la mejor de las intenciones y para que mida el riesgo, sin embargo, esto podría alterar sus emociones.
En lugar de decir: “No ensucies tu habitación” puede funcionar: “Mantén limpia tu habitación para que puedas sentirte cómodo”.
Si tú le explicas que la intención de que mantenga el orden en su habitación es por un beneficio para él y de manera concreta, evitando dar un sermón, comprenderá que el orden de su habitación además de ser parte de las responsabilidades personales, también tiene un objetivo de bienestar. El mismo comenzará a enfocarlo de ese modo y podrá encontrarle un sentido propio y no sentirá que es una orden sin argumentos.
En lugar de decir: “No seas contestón” mejor explícale: “Cuando me respondes en ese tono de voz me siento muy enojada o triste”.
Es parte de la comunicación asertiva, ya que con esto le estás dando libertad de expresión y el derecho de hacerlo, solo que también estás siendo clara en las formas en las que te gustaría recibir su mensaje. Si tú le hablas de cómo te sientes cuando él utiliza esos estilos de comunicación agresiva, él podrá comprender que el problema real viene de la forma y no del contenido.
En lugar de decir: “No grites aquí” dile: “En este lugar debemos hablar en voz baja por respeto a otros”.
Si le explicas el motivo por el cual debe tener ciertas formas de comportamiento siguiendo normas de convivencia, te será mucho más funcional si sólo lo regañas por hacerlo o incluso si pretendes que lo adivine. Aunque él lea el letrero de “no gritar”, es mejor que le cuentes que deben guardar silencio ya que si están en un lugar donde el ruido puede afectar a otros, estarás desarrollando su capacidad de empatía.
En lugar de decir: “No seas desobediente” dile: “Es importante que sigas las indicaciones para que todos estemos en armonía”.
Es asociar el hecho de que, tanto en el colegio como en casa, hay indicaciones importantes que necesita seguir, ya que los límites implican horarios, tiempos, estructuras, formas, tareas, etc. La armonía llega porque si todos cumplen con sus compromisos, todos podrán estar en un buen estado de ánimo y de común acuerdo.
En lugar de decir: “No comas tantos dulces” prueba con: “Que te parece si mejor preparamos algo delicioso en casa”.
A veces es posible que al mensaje le agregues el famoso “te puede hacer daño” y en este caso es mejor evitar también un mal escenario. Si tu hijo tiene antojo de algún producto pueden preparar algo similar de forma saludable. Es una opción que le das ante lo que quiere o desea en ese momento y así le das la posibilidad de comer algo que le guste y que al mismo tiempo le ayude a mantenerse saludable.
En lugar de decir: “No me interrumpas estoy muy ocupada” es mejor: “¿Te gustaría ayudarme para que termine pronto?
El mensaje puede interpretarlo con un no te acerques o con el hecho de que no tienes tiempo para él. En este caso puedes hacer equipo para que él también colabore y puedan pasar más tiempo juntos y comprendiendo que si te apoya es más rápido y el beneficio es para ambos. Déjalo que decida y evita engancharte en una discusión, si decide no ayudarte, tendrá que esperar a que te desocupes.
En lugar de decir: “No me gusta que…” intenta con: “Yo preferiría que…”
En este caso la frase se puede completar con cualquier cuestión que los lleve a una posibilidad de discusión. Háblale y pídele lo que necesitas, de esta forma sabrá lo que esperas de él y evitarás una rebelión innecesaria en donde es más probable que refuerces la conducta de lo que no quieres que pase.
En lugar de decir: “no toques nada porque lo puedes romper” cámbialo a: “Solo miremos lo que hay aquí ya que es frágil”.
No personalices la acción. Si le dices que puede romper algo, ya lo estás juzgando sin que aún ocurra nada y lo interesante de esto es que se puede convertir en una especie de mandato contrario y romper algo cuando era lo que querías evitar. Mejor háblale de la fragilidad de los objetos y de esta forma no lo estás juzgando a él sino que le planteas una realidad sobre la que ambos necesitan actuar sólo observando.
En lugar de decir: “No veas películas de terror puedes tener pesadillas” es mejor: “Evita esas películas para que puedas dormir tranquilo”.
Te repito que aunque tu intención sea la mejor y trates de advertirle las posibles consecuencias de ver una película de terror, lo mejor es que le hables de la tranquilidad, de la paz para que pueda conectar con esas emociones y evitar la curiosidad por ver algo que podría ser inapropiado para su edad. Si le das opciones de películas puede que él tenga de donde elegir y un panorama más amplio para sentir que hay otras alternativas.
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