Yo admiro a mi esposa. No sé cómo hace para trabajar medio tiempo, ser una mamá de tiempo completo y estar pendiente de la casa también. Ella siempre sabe qué necesita la familia. ¡A veces creo que tiene súper poderes!
Yo trabajo duro en la semana y casi nunca puedo ir a los partidos de mi hijo. Pero mi esposa tiene un horario más flexible, por lo que casi nunca se pierde un partido. Cuando llego a la casa, nos sentamos juntos en la mesa de la cocina y hablamos del partido, de cómo le fue al equipo, cómo le fue a mi hijo y de lo que hubieran podido mejorar individualmente y como equipo.
David es un atleta competitivo. Siempre se esfuerza mucho en todos los deportes que juega (fútbol en el otoño, basketball en el invierno y baseball en la primavera) y lo da todo en el juego. Después de que el equipo de fútbol de David sufrió una terrible pérdida el año pasado, él estaba hosco e irritable y se encerró en su habitación. Esto siguió por algunos días y mi esposa se empezó a preguntar si tal vez mi hijo se estaba perdiendo de lo divertido del juego por ser tan competitivo.
Mi esposa es inteligente. Ella sabe que al hombre se le conquista por el estómago. Una noche, poco después de ese incidente, llegué a la casa y olía a pie de manzana, mi favorito. Comí muy rápido y esperé a que llegara el postre. Pero antes, mi esposa tenía algo que discutir conmigo.
Mi esposa es muy buena. Ella fue capaz de hacerme entender lo que pasaba sin hacerme sentir mal. Me dijo que entendía que yo no podía ir a los partidos de David durante la semana. Ella sabía que yo tenía que trabajar y me dijo que se sentía afortunada por poder asistir a los partidos. Pero también me dijo que David necesitaba a su papá en los partidos. Ella tenía la razón.
En ese momento sacó el pie del horno, pero no era un pie de manzana. Ella preparó empandas de linaza y manzana con Frosted Flakes. No es broma, se me hacía agua la boca. Me dio una empanada y un tenedor. Jamás había probado una empanada de manzana y ¡me pareció absolutamente deliciosa! Ella cocinó las manzanas y les agregó un poquito de mantequilla, azúcar morena y canela, también le agregó un ingrediente secreto: cereales Frosted Flakes. Estas empandas fueron mucho mejores que cualquier pie de manzana que hubiera probado.
Luego me contó que me había inscrito para ser entrenador de fútbol recreacional. En ese momento David estaba jugando en un equipo elite y no había jugado en un equipo recreacional por unos cuantos años. A mi esposa se le ocurrió que ésta sería una manera para que él pudiera pasar más tiempo conmigo y para que él fuera un poco más humilde en el campo de juego y le ayudara a aquellos niños que no poseían las mismas habilidades que él.
Abrí mi boca para protestar. Pensé que los horarios se iban a cruzar, que era demasiado fútbol. No sabía cómo ser entrenador. Pero, en vez de protestar, mordí otro bocado de la empanada y asentí con la cabeza. Sabía que esa era una pelea que nunca iba a ganar.
Mi esposa tenía toda la razón, como siempre. El fútbol recreacional es muy relajado en nuestra ciudad y a los niños les encanta tener a David como la "estrella" del equipo. Nos divertimos demasiado. Terminé llevándome bien con los niños y me di cuenta que sabía más de lo que pensaba. A David le encanta que su papá sea el entrenador y aunque se esfuerza mucho, ahora también se ríe mucho, lo cual es algo que yo nunca lo había visto hacer en una cancha de fútbol en mucho, mucho tiempo.
La alegría más grande llegó en el último partido de la temporada. Desafortunadamente, mi esposa no pudo estar ahí. Estaba fuera de la ciudad en ese momento ayudando a su tía quien había sido operada del pie. Cuando David me dijo que le habría encantado tener a su mamá en el juego, a mí se me ocurrió una gran idea.
Llamé a mi esposa y le pregunté dónde podría encontrar la receta de las empandas de linaza y manzana con Frosted Flakes. Se los dije, ella es maravillosa, así que jamás cuestionó mis habilidades para preparar esas empanadas. Y lo hice.
Al final del juego, le di las empanadas (que sabían delicioso así no fueran recién sacadas del horno) y los niños se las comieron todas.
"Wow," dijo David, "No puedo creer que mi mamá nos haya preparado estas empanadas antes de irse".
"Ella no las preparó", le dije.
David estaba muy sorprendido y sonrió.
En ese momento, me di cuenta que mi hijo había entendido que hay cosas más importantes en la vida que anotar goles.