Desde el 2018, noviembre es el mes para rendir homenaje a las familias adoptivas en Estados Unidos que han decidido este camino para ser padres y darle un hogar a niños que lo necesitan. Mas allá de ser un acto de bondad, es un acto de responsabilidad y de compromiso y de ahí que el procedimiento legal para lograrlo sea bastante minucioso y detallado. Existen muchos prejuicios alrededor de la adopción, algunos por desinformación y otros por falsas creencias que limitan mucho la visión de lo que realmente implica. Es por ello que, en este mes de la adopción, en MamásLatinas te contamos sobre los mitos y realidades de la adopción.
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Es importante romper toda fantasía de idealización de la familia perfecta, ya que la conformación familiar requiere adaptación a muchos cambios y, por lo tanto, estarán sujetos a mucho movimiento de emociones. Tu deseo de adoptar debe ser verdadero y profundo, así que para ello debes saber todo sobre una adopción, haciendo a un lado todo mito o prejuicio que gire en torno a ello y conociendo la realidad clara y objetiva. Mira esta información que te comparto.
Mito: La adopción es solo para quienes no pueden procrear hijos.
Esto es totalmente falso, existen muchas familias con hijos biológicos que deciden adoptar. No es un proceso que ponga este tipo de filtros y elija a las familias que no pueden tener hijos biológicos, ya que dicho proceso siempre se enfoca en el bienestar del niño que será adoptado, independientemente, de si la familia ya tiene hijos o no.
Realidad: Los hijos se convierten psicológicamente en propios por el vínculo que se genera.
En la adopción es muy importante crear una especie de cordón umbilical psicológico, ya que, aunque no sean hijos biológicos, se convierten en hijos propios (psicológica y emocionalmente) desde el momento en que el lazo se empieza a formar. Esto requiere de mucha paciencia y de algunas estrategias parentales que pueden ser provistas por especialistas que orienten a los padres, con técnicas que tienen el objetivo de establecer las bases de seguridad que le darán confianza al hijo adoptivo.
Mito: Es preferible adoptarlos desde pequeños.
Lamentablemente y, debido al estigma que se le ha dado a la adolescencia como una etapa difícil, la adopción de adolescentes está muy prejuzgada, sobretodo en el sentido de las dificultades en la formación del vínculo, ya que se cree que cuando son mayores es mas difícil crear lazos amorosos, debido a que están viviendo una etapa de rebeldía que les impedirá crear afectos profundos, sin embargo, esto no es así. No importa la edad si los padres son instruidos para manejar adecuadamente la etapa.
Realidad: Ser padre de un adolescente representa un reto para todos los padres.
Si bien es cierto que la etapa de la adolescencia requiere formas específicas de comunicación y de acercamiento afectivo, no significa que sea un reto exclusivo de los padres adoptivos. Tanto los padres biológicos, como los adoptivos, necesitan pasar por el proceso de adaptación que implica esta etapa y en ambos casos requieren conocimiento de técnicas y estrategias de comunicación. Formar el vínculo proviene del amor y no del miedo que se le pueda tener a la adolescencia.
Mito: El amor a los hijos biológicos es más profundo y genuino.
El amor es un sentimiento universal y no requiere de lazos sanguíneos para sentirlo a profundidad. Los padres adoptivos llegan a amar tanto a sus hijos, como los padres biológicos a los suyos. Incluso, las familias conformadas por hijos en ambos casos afirman que no sienten ninguna preferencia y no hacen ninguna diferencia entre ellos.
Realidad: En ocasiones los hijos adoptivos son sobreprotegidos por sus padres.
Aclaro que no es una norma, aunque puede ser frecuente, debido a que los padres pueden considerarlos más vulnerables, sobretodo si fueron abandonados o maltratados antes de llegar a la familia adoptiva. Esta visión provoca que los padres quieran compensar el amor que no recibieron -con exceso de atenciones- con la intención de cobijarlos, por lo que muchas veces pueden caer en conductas de sobreprotección.
Mito: Los niños adoptados son muy rebeldes.
Debido al proceso natural de adaptación e integración a nuevas normas y a nuevos hábitos de vida, los hijos adoptivos recién llegados al núcleo familiar pueden presentar dificultades de adaptación manifestados en conductas de oposición o agresión pasiva, aunque esto no significa que sea una conducta que perdure para siempre, toda adaptación a lo nuevo implica ciertos niveles de resistencia.
Realidad: Pueden tener miedo al abandono.
Aunque en este punto también, cabe aclarar, que no es una generalidad, es posible que, debido a su historial de abandono, tenga sentimientos de inseguridad y desconfianza permanentes que lo lleven a tener conductas de acercamiento y alejamiento emocional por miedo al abandono. Es por ello que es muy importante conocer su historia para que los nuevos padres tengan la posibilidad de recibir orientación para desarrollar el vínculo.
Mito: La adopción es un acto de caridad.
Es muy importante comprender que ser padres adoptivos tiene las mismas obligaciones, tanto legales como emocionales, que tienen los padres biológicos con sus hijos, no hay ninguna diferencia. No están teniendo un acto de rescate o de saciedad de un deseo de ser padres, es una acción que implica la formación y educación socioafectiva que requiere un niño o adolescente. Por lo tanto, no hay que idealizar el acto de la adopción solo como un acto de salvación para ninguno.
Realidad: La adopción es un acto de responsabilidad y de conformación familiar.
La responsabilidad de formar y educar a un hijo es mayúscula, ya que conlleva a que, desde el amor y el vínculo genuino, se sustenten las bases para que se desarrolle como un ser humano de bien y que también aporte de forma constructiva a la sociedad, que logre encontrar sus dones y talentos y que los desarrolle para su felicidad y para un fin común. La familia sana es el eje de las sociedades saludables e implica que, formar hijos sanos física-mental y emocionalmente, requiere que los padres estén preparados para asumirlo.
Mito: Nunca deben hablarle demasiado de sus orígenes.
Muchos padres adoptantes, en el afán de proteger a sus hijos adoptivos, deciden darles verdades a medias con una especie de halo de misterio. Puede que tengan miedo de que los dejen de querer e insistan en buscar a sus padres biológicos o puede que crean que los van a hacer sufrir mucho, sin embargo, lo recomendable por muchos especialistas, dedicados al trabajo socioafectivo con niños adoptados y padres adoptantes, es hablarles con claridad.
Realidad: Entre más honestidad, mayor posibilidad de sanar el abandono.
Lo mejor es que los hijos adoptivos sepan, con claridad, su condición de adopción y desde el nivel de comprensión adecuado a su edad que son adoptados. Esto es sin ningún tipo de mentira u ocultamiento que refuerce en ellos un sentimiento por herida de abandono. Se ha descubierto que acompañarlos, junto con un profesional de la salud emocional, en el proceso de asimilación de su condición de adopción puede favorecer el duelo por abandono y la integración a la familia que subsane el dolor emocional.
Mito: Todos los niños son candidatos de adopción.
No todos los niños en esta situación son niños que puedan considerarse candidatos a adopción y no porque tengan algo malo que les quite ese privilegio, no es una cuestión de discriminación, en realidad esto tiene que ver con que se tienen que agotar todas las posibilidades de que regresen con su familia de origen, ya que lo que muchas leyes deben proteger es su sentido de pertenencia y su sentido de identidad, mismo que, desde esta legalidad, solo encontrarán con su familia de origen.
Realidad: No todos los niños de instituciones logran ser adoptados.
Lamentablemente y, debido a los estigmas por la edad o de las circunstancias de vida previas a la adopción, los adolescentes o los niños que estuvieron en situación de calle pueden ser excluidos de las elecciones de los padres adoptantes, debido a que consideran que sus costumbres o sus hábitos serán un dolor de cabeza con lo que tendrán que lidiar, por lo que prefieren adoptar bebés o niños más pequeños con la intención de no vivir un proceso complejo en la educación.
Conclusión: Tanto una familia biológica, como una familia adoptiva, son reales.
Los procesos de vinculación, de crianza y de formación para la vida son los mismos, además, cada familia biológica o adoptiva tendrá sus propios retos y desafíos. Lo importante es que quienes eligen adoptar, eligen el camino y el compromiso de la conformación familiar, no solo de la cobertura de una necesidad. Informarse es indispensable ya que, como verás, existen muchos mitos con respecto a esto.