Si tú y yo hubiéramos sabido que quemar las calorías extra que consumimos en Navidad sería una tarea de atletas "olímpicas" que nos llevaría por lo menos 2.000 vueltas en bicicleta a un velódromo, no habríamos comido tanto.
Cómo será que yo que me la paso cocinando e inventando recetas, hasta me siento un poquito culpable por ser parte de la bacanal navideña. Y es que de verdad todo lo que uno come en esta temporada engorda. Cómo será, que un estudio publicado en el Reino Unido revela que una persona promedio consume unas 6.000 calorías sólo el día de Navidad.
6.000 calorías se dice fácil, pero eso es 3 veces lo que se supone que también una persona sana debe comer en ¡tres días! ¡Válgame Dios! Sólo una cena de Navidad "promedio" son 1.500 calorías. Eso es mucho con demasiado, como dirían en mi pueblo. Queda uno empalagado, hastiado de tanta comida y al mismo tiempo con el estómago ensanchado y con ganas de seguir pellizcando aquí y allá.
¿Qué hacer entonces? Ni tú ni yo somos atletas olímpicas y ni modo que vamos a lesionarnos las rodillas en una clase de spinning. Pero sí creo que, tal como estoy haciendo yo en el momento que esto escribo, tenemos que empezar controlando las porciones, limitándonos a las comidas a tres (desayuno, almuerzo y cena) más dos meriendas ligeras, tomando por lo menos ocho vasos de agua diarios y concientizándonos de que la pérdida de peso ha de ser progresiva.
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Pero además tenemos que hacer algo por nosotras y retomar el ejercicio físico. Yo siempre recomiendo las caminatas, porque son un ejercicio natural, que se puede hacer en cualquier lado, que no necesitas de gimnasios ni de equipos especiales. Pero además podemos ensayar a irnos a hacer la compra en bicicleta y con eso de paso ahorramos gasolina.
Tenemos que movernos, decirle adiós a la vida sedentaria, consumir menos calorías y pasar la página de la Navidad y todo lo que engordamos. Y eso sí, nada de esperar por las resoluciones de año nuevo. La pelea contra la gordura es peleando y el momento es ya.
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