Me preocupo mucho porque mis hijos sean completamente bilingües. Y cuando digo bilingües no me refiero a que entiendan a una persona que les hable despacio sino que de verdad puedan leer, escribir y establecer una conversación en español. De igual manera les confieso que me siento frustrada cuando les hablas en español a tus hijos y te contestan en inglés.
Como madres hispanas viviendo en este país enfrentamos un desafío único que es mantener el español vivo en casa. Mi esposo es de Colombia y yo, de Puerto Rico. Para ambos el español es nuestro primer idioma y por eso hablamos español todo el tiempo. Nos sentimos más a gusto hablando en nuestro idioma natal. Pero pareciera que no importa cuánto español hablemos en casa, de vez en cuando les tenemos que recordar a nuestros hijos "¡háblame en español!"
Recuerdo que dos semanas después de Andrea empezar en su preescolar en Los Ángeles, me llamaron para una conferencia. La profesora estaba preocupada porque la niña no hablaba nada, pensaba que tenía un problema del habla. Realmente no había problema alguno, Andrea solamente hablaba español; producto de que tanto mi esposo, mi suegra y yo, hablamos en español. ¿Quién diría que años después haya que recordarle a esa misma niña que hable español?
Estoy segura que muchas nos hemos hecho esta misma pregunta. Es por eso que es nuestra responsabilidad el mantener vivo el español en casa. Es nuestra responsabilidad el que nuestros hijos le tomen cariño a nuestro idioma y que no le tengan miedo a usarlo. La música que escuchamos, los programas de televisión que vemos, las películas que compramos, los juegos que jugamos, los libros que leemos son solamente algunas de las maneras que nos pueden ayudar a lograrlo.
No importa cuán difícil puede convertirse esta tarea siempre debemos recordar nuestro objetivo es que nuestros hijos sean bilingües. Después de todo, como dice el refrán: "Ser bilingües vale por dos."
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